miércoles, 10 de marzo de 2010

EL GANADOR DE UNA CARRERA



He estado mirando la lista de inscritos en el circuito de carreras populares Ecosport de este año que comienza el domingo. Con alguna sorpresa, que siempre las hay, prácticamente se puede hacer la clasificación final de los diez primeros. Y el caso es que ver en la lista de corredores a ciertas personas, me hace volver a una afirmación que he mantenido desde hace mucho y que ha sido objeto de fuertes discusiones. Yo sostengo que el ganador de una carrera no es, o no suele ser el que más mérito tiene. Gana, de acuerdo, pero casi siempre lo hace basando su victoria en su calidad y, sobre todo, en un entrenamiento que a su vez se asienta sobre una disponibilidad de tiempo que no todos tienen. Según otro de mis principios: “se compite según se entrena”, aquellos que disponen de más tiempo para entrenar, para estirar, descansar y cuidarse tiene una ventaja muy grande frente a la gente que apenas saca tiempo para lo primero. Y gracias. Así, llegamos a mi admirado Cristóbal, corredor madrileño con una fuerza de voluntad enorme, que todos, TODOS los días se levantaba a las seis de la mañana para entrenar en un parque próximo a la M-30 madrileña y que de regreso a casa se marchaba al trabajo para enchufarse sesiones de 12 horas de taller. Y como Cristóbal hay muchos: los que tienen una tienda y se pasan el día de pie despachando, los que trabajan en un bar y no solo están de pie sino que además se fuman a diario unos cuantos paquetes de ducados sin querer, los que trabajan con un camión y paran a rodar un rato y así podría estar varias horas citando ejemplos. Luego hay otro colectivo no menos merecedor de mis más rendidos elogios: los que superan una grave lesión o enfermedad. No me refiero a una amigdalitis o a una periostitis. Me refiero a correr con una diabetes avanzada hasta casi la pérdida de visión o una operación de corazón, o superar un accidente de tráfico que te ha puesto a las mismas puertas de darle las buenas tardes al demonio (o a San Pedro), por ejemplo. ¿No es increíble? Hay tantos ejemplos que prefiero no dar nombres, pero seguro que todos conocemos a alguna persona en estas circunstancias. ¿Tienen o no tienen mérito? Están en las listas de resultados de una marathón, pongamos en el puesto 13.418 con 4h 52’ 54’’, es decir, en el más absoluto anonimato. Y sin embargo a mi forma de entender el deporte en general y el atletismo, en particular, son los verdaderos ganadores.
Un ejemplo de hasta dónde llega la ilusión o la locura por correr.

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