lunes, 17 de mayo de 2010

MEDIA MARATHÓN DE AVILA 2010

En el kilómetro tres. Foto de TODIRO (¡Gracias!)

Son las diez de la mañana. El Grande tiene un aspecto estupendo. Hoy hay atletismo en Ávila. Calentamiento suave, saludos a los corredores, muchos de ellos los habituales de aquí, pero también de otras provincias, ya que se celebra el Campeonato Regional de la distancia.
Salida cuesta abajo. Después volveremos por estas mismas rampas. Según se hayan medido las fuerzas se harán más o menos agónicas. En los primeros compases de la carrera ya se definen las posiciones con los africanos en primer lugar. Delante de mí a treinta o cuarenta metros veo agrupado “el Senado” de Ávila: Chusmari, Jime, Encabo, Alfonso, formando un numeroso grupo (¡Vaya carrera que hicieron los amigos!). Yo me quedo más atrás con Oscar, Roberto Piedelobo, Luis Carlos y un segoviano. Tengo muy claro que no debo forzar. Por más que me gustara ir con ellos no les aguantaría más allá de un par de kilómetros. Queda mucha carrera y voy a intentar respetar mi plan: pasar “los 10” en 39’.


La zona llana del recorrido por el sur de la ciudad se hace cómoda. Caen los kilómetros, aunque es difícil asegurar al ritmo al que vamos, porque los puntos kilométricos no están bien puestos. Oscar se marcha por delante. Llegamos a las primeras cuestas de la Avenida Juan Pablo II. Tercio de varas. El castigo es duro y las piernas se resienten. Kilómetro 8. Queda mucha carrera. Hay que mantener el ritmo, aunque ahora cueste el primer sufrimiento. Llegamos al parque San Antonio Terreno llano. Roberto se ha quedado atrás, solo somos tres en el grupo.


Kilómetro 10: miro el cronómetro 38:48. Voy sobre el plan previsto. Comienza el segundo tramo duro de la carrera, casi tres kilómetros de subida continua. Tercio de banderillas. Mis compañeros de viaje están más fuertes y se me van. Sigo su estela y voy adelantando corredores, pero ya marcho solo. Por fin giramos y lo que acabamos de subir toca bajarlo. Imprimo un ritmo más fuerte en un intento, un tanto inútil, de cazar a mis antiguos compañeros. No lo consigo pero sigo ganando puestos.


Kilómetro 15, vuelvo a mirar el tiempo: 58:47. Se mantiene en pie el plan. Enfilamos hacia los bomberos donde el reten de guardia anima. Julio está entre ellos y me exige. Debería estar aquí corriendo. Por detrás me atrapa un madrileño y me pego a él. Creo que puedo seguirle, aunque va un punto por encima de mi ritmo, pero ya solo quedan cinco kilómetros y tal vez sea hora de darlo todo, corazón y páncreas incluidos. Entramos de nuevo por el parque San Antonio. Todo bajada hasta el Adaja. Me anima mucha gente. Así ha sido durante todo el recorrido y no saben todas las personas que lo han hecho lo que agradezco sus palabras. A la altura del Centro de Congresos noto un dolor muy fuerte en la cadera. Apenas puedo lanzar la pierna izquierda hacia adelante. Me sonrío y pienso “tiene guasa esto del cuerpo humano. Nunca sabes por dónde se te va a descoser”. Estoy en el puente y solo queda subir. Tengo fuerzas para hacerlo, pero prefiero reducir algo la marcha y no castigarme mucho. Me alcanza un corredor, pero en la puerta del Rastro yo he recuperado mis fuerzas y le adelanto para llegar a la meta en 1h 23’ 39’’ y en el puesto 38.
y… ¿la rodilla?. La rodilla ha respondido perfectamente. No me ha molestado nada. No he notado dolor ni me ha impedido correr como he querido y como he podido. ¿Seré una nenaza llorona? No lo sé. Pero lo que tengo claro es que si entrenando como entreno, sin machacar nada en absoluto, puedo correr en estos tiempos, creo que me merece la pena, en el intento de prolongar la vida útil de mis materiales todo lo posible.

He terminado muy contento por varios motivos. Primero por el ánimo de la gente. Es muy agradable ser reconocido y alentado en tu ciudad por tanta gente y con tanto cariño. Segundo por el tiempo: El otro día pronostiqué que podía estar en torno a 1h 24 y me pasé toda la semana pensando que había sido un poco osado. Pero lo hice aún mejor, quince segundos mejor. A estas alturas mi cuerpo y yo nos conocemos como si lleváramos toda la vida juntos. Tercero por las sensaciones: He acabado con fuerza y no me he exprimido a tope por temor a una distancia que se me antojaba muy larga, pero la he vencido. Cuarto: he subido al pódium y eso siempre es un estímulo. Quinto: de resultas del evento queda para la historia que soy subcampeón regional de media marathón de mi categoría (V45-50). Quede claro que en la región debe haber no menos de diez rivales de ese grupo de edad que me hubieran ganado. Sexto: mientras Mercedes no pueda correr todo esto queda ensombrecido.

Resultados:
http://www.laister.es/general.pdf

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