lunes, 10 de mayo de 2010

SIGUIENTE RETO: LA MEDIA MARATHÓN DE AVILA

Los corredores de fondo tenemos un cierto sentido de la imprudencia del que no somos capaces de desprendernos. ¿Qué hace probar a un maratoniano las carreras de ultrafondo? ¿Por qué pasar del marathón en ruta al marathón de montaña? ¿O al triatlón? Siempre buscamos algo más. ¿Algo más de qué? Preguntaría un profano. Pues algo más de aliciente, de aventura, de riesgo, de pasión, de motivación. Algo más de un poco de cada uno de estos ingredientes. Algo más de sentir que seguimos siendo corredores.
Llevo diecinueve meses sin correr algo más largo de 10 kilómetros. No voy a volver a hablar de mi rodilla. Ya sabéis, por tanto, cual es la razón. A lo largo de este tiempo, que va desde el marathón de Munich (octubre 2008) hasta hoy, esa bonita parte de mi anatomía me ha hecho estar tumbado en el sofá más días de los que soy capaz de soportar. Poco a poco he vuelto a entrenar y a competir. Puedo afirmar que, a estas alturas, creo haber alcanzado un equilibrio entre el entrenamiento y el descanso. Entonces… ¿Por qué arriesgar?
He corrido treinta y tres “medias” en mis treinta y tres años de atletismo. La media es fácil de sacar. Una al año. No son muchas, desde luego, pero es que nunca me han gustado mucho. Todas las he corrido de la misma manera: salir a tope y llegar como pudiera.
Pero para el domingo tengo otro plan: salir tranquilo e intentar pasar los diez primeros kilómetros en 39’-40’ y después intentar acelerar. No sé si lo conseguiré, porque compitiendo me dejo llevar mucho por las sensaciones, pero Ávila tiene muchas cuestas y los esfuerzos del principio se pagan al final.
Creo que puedo estar en torno a 1 hora 24’, tal vez algo más contando los últimos mil metros de endiablada subida junto a las Murallas. En realidad me importa bastante poco mi marca. Ya se me han pasado esas fiebres.
Lo que de verdad quiero es poder terminar y no sentir dolor. Será la manera de haber superado el reto. Será la manera de saber que no me he equivocado. Que no he vuelto a meter la pata … hasta la rodilla.

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