martes, 15 de junio de 2010

SE ACABÓ LA TEMPORADA



La rodilla ha dicho basta. El aviso de la semana anterior al 5000 del Campeonato Regional iba en serio. Una semana después de competir, salí a rodar un rato y me tuve que volver a los cinco minutos con mucho dolor. Así que es hora de parar. Tenía previsto seguir corriendo carreras a la vez que entrenaba de otra manera, con menos carrera y más “deporte alternativo”, pero me parece que no va a ser posible. Creo que debo parar del todo un par de semanas y después dedicarme a mantener la forma lo mejor que pueda a base de bicicleta, gimnasia y elíptica y, si puedo, salir a correr algún día.
El problema de mi rodilla se está empezando agravar “por simpatía” de la otra. Al fin y al cabo las dos han corrido lo mismo y empiezo a sentir las mismas molestias en la izquierda que en la derecha, con la que empecé.
No se me olvida el diagnóstico del médico ni el tratamiento. Tengo muy presente la frase que me dijo respecto a la forma de afrontar el atletismo desde el momento en que me exploró. Mientras me explicaba qué hacer y cómo hacerlo me dijo “sé higiénico en tus actividades”, haciendo referencia a que debía hacer aquello que no me produjera dolor y evitar todo lo que me dañara la rodilla. A lo largo de todo este año he sido muy consciente de ello y he cumplido escrupulosamente con el consejo… en el ámbito del deporte. Pero ¿Qué pasa con el resto de las actividades cotidianas? Pues pasa que si me pongo a jugar al balón con mis hijos, me fastidio la rodilla. Y decidir dejar de jugar con ellos es más difícil que decidir dejar de hacer series.
En resumen. Unos días de descanso y a ver qué tal evoluciona la cosa.

miércoles, 9 de junio de 2010

DE VEZ EN CUANDO PASAN ESTAS COSAS MIENTRAS SE ENTRENA


Perdonadme el vicio, pero me ha gustado esto de compartir mi música.

Lo de hoy es especial. Venid conmigo de entrenamiento. Imaginaos una extensa llanura, praderas sin árboles, algunas vacas pastando. Una vía de tren en el horizonte. Voy corriendo bien abrigado, es invierno y hace mucho frio. El cielo está muy cubierto. Empieza a nevar. El silencio es absoluto. Solo. No hay nadie en kilómetros a la redonda. De pronto comienza a sonar esta canción en mis auriculares. Reduzco el paso, casi me paro. Aprieto las manos contra los oídos para no dejar escapar ni una nota.
Tres minutos.
Vuelvo a correr.
Ha cambiado el día.
He olvidado todo lo que ha pasado esta mañana en el trabajo.
Se me acaba de “resetear” la cabeza.
La música es del grupo tradicional irlandés ALTAN, del disco “Island angel” y la canción "An mhaighdean mhara".

¿Alguien había oído hablar de este grupo? ¿Alguien había oído antes esta canción? ¿Cuántas como esta se perderán sin que tengamos oportunidad de escucharlas?

martes, 8 de junio de 2010

FIREDANCE

Ahora que he dado un paso más en el aprendizaje del manejo del blog, os voy a dar a conocer la música que me acompaña mientras corro. Evidentemente no voy a colgar todas las canciones, porque son muchas, pero voy a intentar que salgan algunas de las que más me gustan y más me motivan a la vez. Esta que aparece aquí, en primer lugar, corresponde a un espectáculo del que ya se han realizado varias ediciones llamado "RIVERDANCE". El primer disco que salió, en 1995 fue un exito rotundo. Mercedes y yo estabamos en Londres e intentamos ir a verlo, pero no fue posible. Años después vinieron a España, pero tuviueron que suspender la actuación de Madrid la misma tarde del concierto. Fue aquél fatídico dia en el que se quemó el Palacio de los Deportes. Otra vez nos quedamos sin verles.
Por fin, el año pasado tuvimos ocasión de ver la actuación en directo. La danza irlandesa es espectacular. Este video precisamente no tiene nada de irlandes. Es la excepción del disco. Se trata de la fusión de la música irlandesa y el flamenco.
Ya sabeis: RIVERDANCE, con música de Bill Whelan.

domingo, 6 de junio de 2010

¿QUÉ PASÓ CON EL 5.000?



48 horas “escuchando” los lamentos la rodilla y ha llegado el momento de tomar una decisión. Es sábado por la mañana y ya no puedo demorar más la cuestión. ¿Cuál es la manera de aprobar un examen? Ponerlo fácil, así que, como el examinador soy yo, esta es la prueba que debo superar: veinte minutos de carrera continua, a ritmo suave y cuatro series de 100 metros fuertes. Si me duele la rodilla no voy a Valladolid. Si no me duele, voy. Resultado del examen: me duele pero puedo correr. Estoy aprobado. Iré a correr.
Domingo 11:25. Línea de salida del 5.000. Seis corredores. Pocos para lo que me esperaba. Isaac Viciosa está del otro lado de la valla. Bromeamos un rato con él. Le pedimos que haga de liebre. Dice que hasta que no cumpla 50 años no vuelve a correr. Por fin los jueces nos indican que nos toca. Somos dos vallisoletanos, dos mirandeses un segoviano y yo. Desde el disparo, el más joven de todos se escapa. Intento seguirle pero no le aguanto más allá de una vuelta y media. Va por encima de mis posibilidades. Los demás se han quedado de inmediato, así que me esperan once vueltas en solitario. Hace mucho calor. Noto que aflojo el ritmo. No quiero mirar el cronómetro porque sé que la información que me va a dar no me va a dejar muy contento. No sufro. No estoy poniendo el corazón ni el páncreas, ni tan siquiera las glándulas suprarrenales, que también estaban convocadas para aportar su granito de arena. Nada. Pasan las vueltas. Mercedes y Ángel me animan a pie de pista. Me dicen que tire, pero no tengo con qué tirar, así que mantengo el ritmo. Quedan dos vueltas y doblo a uno de los corredores. Intento forzar en el último 800 paro no lo consigo. Entro en meta en segunda posición y primero de mi categoría.
¿Era esto lo que esperaba 22 años después? Me respondo con otra pregunta mientras me ducho: ¿Qué pasaría si viera ahora mi serie de televisión favorita de cuando era pequeño, “Perdidos en el espacio” o de algo más mayor “Espacio 1999”? Seguramente me llevaría una decepción tremenda. Sería como descubrir que todos los escenarios eran más falsos que un político, que los guiones eran un aburrimiento, los actores malísimos, etc.
Pues no es lo mismo pero algo así pensé al terminar. Este 5000 no era como un 5000 de los de antes. Faltaba mi gente del club y sus gritos en las gradas, mi Serafín de compañero, mi lucha por hacer mejor marca o mínima para un campeonato, mi pelea por dar unos puntos a “La Conce” y ganar al Canguro, al Marathón o al Moratalaz. Faltaban esas cosas y muchas más.
¿Decepcionado? No. En absoluto. El tiempo pasa y me considero un privilegiado por haber podido repetir la experiencia. Sé que otros muchos hubieran deseado hacerlo y no han podido, así que no puedo ni debo ni quiero quejarme.
Otra cuestión es la competición en sí misma. Siguiendo una de mis “máximas”, “se compite como se entrena”. Sé que sin hacer series en pista, sin forzar la máquina, sin hacer velocidad, no se puede competir en pista. Es una osadía. Conclusión: la carrera de hoy. Podía haber estado dando vueltas hasta la noche a la misma velocidad, porque he corrido el 5.000 igual que un 10.000 y, si me apuras casi la media marathón. Lento. Muy lento. Sin chipa, sin cambio.
Aún así gané mi categoría. Posiblemente si hubiera corrido alguien que me apretara un poco, algo más hubiera sufrido. Pero dar once vueltas solo sin que nadie te apriete o sin que nadie te sirva de referencia es un poco complicado.
Una cosa positiva es que para la próxima vez que corra ya tengo algo por lo que pelear: batir mi marca de la “Segunda Era”
Bueno y a todo esto ¿Y la rodilla?, os preguntareis. Pues la rodilla muy bien. No me ha dolido. ¿Por qué? Pues sencillamente porque he corrido más despacio que las series del otro día en las que sí forcé. A esta velocidad mi rodilla y yo somos tan amiguetes.





jueves, 3 de junio de 2010

MALDICION

15 de Mayo de 1988. San Isidro. Fiesta en Madrid. Estadio Vallehermoso. Se celebra la Copa de Madrid de atletismo. He estado cuatro años (¡cuatro años!) sin competir, recuperándome de mi lesión de rodilla, de mi segunda operación, dedicado más a los estudios que al atletismo. Pero he vuelto. Han cambiado muchas cosas durante este tiempo. Mucha gente ha abandonado por diferentes motivos. Mi club “La Conce” ya no es lo que era. Pero estoy de nuevo en la línea de salida de una carrera de 5000 metros en pista. Mi prueba favorita. Tengo las mismas sensaciones que hace cuatro años y se cómo se corren estas carreras: a tope desde el primer metro, aguantando el ritmo hasta el límite de las fuerzas y agonizando en las dos últimas vueltas. Diez minutos después de la carrera estaré de nuevo como una rosa, aunque diez minutos antes pareciera estar a punto del colapso. Así son las pruebas en pista.
Disparo de salida. Busco referencias de ritmo, pero estos rivales no son los habituales. Sufro, lucho y llego a la meta sin reservas. Me he quedado lejos de mi marca, pero he vuelto. No tardaré en estar de nuevo a mi nivel. ¿No tardaré?
¡Qué poco sabía yo entonces si tardaría o no! Han pasado 22 años y no he vuelto a competir en una pista de atletismo. Después de aquel 5000 no hubo otro. Fueron pasando los años y me dediqué a las carreras populares y al marathón, relegando la pista y olvidándola como parte del pasado, de otra época.
Dos años atrás volví a pensar en correr en pista, participar en el campeonato de España de veteranos, aprovechando que se celebraba en la misma localidad donde pasaríamos las vacaciones. Y, como si de una maldición se tratara, una fascitis plantar prolongó el desencuentro.
Hace unos días decidí que era el momento de intentarlo de nuevo. Este domingo, 6 de junio se celebra el Campeonato de Castilla y León de veteranos, así que le pedí al delegado de mi club que me inscribiera en el 5000.
Realmente no he entrenado nada para correr esa prueba, pero me da bastante igual. Quiero competir en pista. Así que voy a hacer cuatro series de mil fuerte y así cojo confianza.
Único entrenamiento de la semana: cuatro series de mil. Primera 3’ 26’’. Bien, me encuentro fuerte. Segunda 3’ 27’’. Bien, voy a forzar un poco más. Tercera 3’ 24’’. Bien, la última a tope. Salgo fuerte, paso el 500 en el mismo tiempo que las anteriores, cincuenta metros más adelante noto un fortísimo pinchazo en la rodilla derecha. ¡Aquí estas de nuevo! Solo doy un paso más. Me quedo cojo. No apoyo apenas la pierna, pero no pienso. Dejo la mente en blanco. No valen lamentaciones. Ya no. Ya sé lo que es esto y lo que significa. He estado siete meses corriendo y compitiendo. He hecho una media marathón, una carrera de montaña. Le he pedido a mi rodilla más de lo que debía y me ha dado carrete hasta hoy. Me he quedado a 450 metros de terminar el entrenamiento que me llevaba a la línea de salida de mi 5000.
No he descartado intentarlo, aunque durante todo el día he estado “conectado” a la rodilla y sé que no debo hacerlo. Pero la decisión la tomaré en el último momento. ¿Será posible que aquél 15 de mayo de 1988 corriera mi último 5000?