miércoles, 25 de agosto de 2010

REFLEXIONES, RESPUESTAS Y CONSEJOS





CAPÍTULO 1.
Hace unas semanas me encontré con un amigo. De alguna manera había dado con el blog en la red y estuvimos charlando de varios asuntos y también del blog. Entre otras cosas me sugirió que debía utilizar este medio para dar consejos.” ¿Consejos?” -le repliqué yo.”Una de las personas que más veces se ha equivocado en la práctica del atletismo … ¿se va a poner a dar consejos? - le argumenté con desdén-. “Precisamente por eso. Aconseja a la gente que empieza a no caer en los mismos errores” - me contestó. “Me recuerdas al maestro del pequeño saltamontes. Todo sabiduría”, me burlé de él. “Qué consejos voy a dar… no hagas esto, no hagas lo otro, prueba lo de más allá… cada persona es diferente y yo no soy entrenador, ni médico, ni fisioterapeuta ni cura, así que no creo que nadie pueda sacar partido de mis consejos.
Ahí quedó la cosa… pero una mosca anidó tras mi oreja…

CAPÍTULO 2.
Año 1982 (año arriba, año abajo). Se celebra una carrera homenaje a un corredor veterano que ha sufrido un accidente con el fin de recaudar fondos. Unos meses atrás un tipo, en un piso cualquiera de una calle cualquiera de Madrid, decide que está harto de vivir y va a tirarse por la ventana. El destino, la fatalidad, la mala suerte, la conjunción de los astros… hace que justo en el momento en el que el individuo se lanza, nuestro compañero corredor, un veterano de los buenos de Madrid de aquella época (tendría por entonces mi edad de ahora) pasa por debajo, recibiendo el brutal impacto, consecuencia de lo cual queda paralítico. En un segundo su vida ha cambiado. Esa tendinitis o esa sobrecarga han dejado de ser un problema. No volverá a correr nunca más. La carrera homenaje tiene como finalidad conseguir el dinero suficiente para comprar un piso bajo y poder salir a la calle en silla de ruedas.
Desde aquella carrera me he acordado muchas veces de este hombre. Incluso en el marathón del Milenium, a su paso por la calle Arturo Soria me pareció reconocerle. No sé si sería él. Tengo su imagen grabada en mi memoria.

CAPÍTULO 3.
Me pasa en repetidas ocasiones, tal vez nos pasa a todos, pero muchas veces a un comentario o una pregunta doy una respuesta e instantes después, se me ocurre otra o varias más que quizá pudieran ser mejores.
Entrenamiento en bici. Un recorrido fácil, por la tarde, con buena temperatura. Acabo de comenzar, llevo tres kilómetros. A lo lejos veo un corredor que no acaba de arrancar. Va y viene. Llego casi a su altura, le reconozco. Cuando se gira me saluda. Ladea la cabeza y me dice “No tengo ganas de correr. Estoy muy perezoso”. Le contesto “Venga hombre, ya no hace calor. Anímate un poco. Te queda poco para el marathón”. “Ya lo sé, pero no tengo ganas de correr”. Me alejo dando pedales. Instantes después se me aparece un rostro. Un corredor veterano madrileño en una silla de ruedas con lágrimas en los ojos saludando a los corredores en su carrera homenaje.
En estas se me ocurre una respuesta más …
“Corre por los que han tenido que dejar de hacerlo”.
¿Es acaso esto un consejo?
Al poco una mosca sale de detrás de mi oreja.

sábado, 21 de agosto de 2010

EL TERCER TIEMPO

Algunos de los clientes más fieles del "Ideal"

El tercer tiempo: Dícese del rato que pasan los contendientes de un partido de rugby al finalizar el mismo comentando las incidencias entre cervezas.

En los primeros ochenta yo bajaba todas las tardes a entrenar al polideportivo de la Concepción. Mi casa era un palco VIP del “poli”, desde donde podía ver quien entraba, quien salía y qué hacía cada uno de los miembros de A.R. Concepción. A eso de las ocho de la tarde cogía mi bolsa y bajaba a la pista. Allí estaban mis compañeros de entrenamiento. Estirábamos un rato mientras esperábamos a los más retrasados y comenzábamos el calentamiento entre comentarios, historias, chistes y risas. A las ocho y media cada uno se dedicaba a su especialidad, así que nos separábamos en grupos a hacer series o salidas o pesas o … a ver sufrir a los demás. Una hora después volvíamos a reunirnos en la esquina de las gradas y dábamos por terminado el entrenamiento del día. Poco a poco salíamos del “poli” en dirección a la terraza del bar Ideal, situado a pocos metros de la puerta y paso obligado para todos los atletas de “La Concha”. El bar Ideal era un baretucho modesto y pequeño, estrecho e incómodo, pero su terraza era la sede del “tercer tiempo”. A partir del mes de junio - si los exámenes lo permitían- y a lo largo de todo el verano, se convertía en el lugar de reunión y tertulia de varios grupos de atletas. Allí nos contábamos nuestros problemas, nuestros planes, hablábamos de cine, de música, de deportes, de atletismo, de competiciones, de viajes… Un “tercer tiempo” que se prolongaba hasta las once o más allá -mucho más allá- si asomaba el fin de semana o si ya estábamos de vacaciones. Alrededor de una pequeña mesa redonda cabíamos todos, solo hacía falta echar la silla un poco más atrás. Cuando las cervezas, las cocacolas o las mirindas se arrimaban demasiado al borde sobre la mesa, se añadía otra y listo. Comiendo cacahuetes -la tapa estrella en la terraza del Ideal - tuvieron lugar los más enconados debates sobre los duelos Coe-Ovett, Gonzalez-Abascal o Lewis-Jonhson. Repasábamos la actualidad y arreglábamos el mundo, como en cualquier tertulia de cualquier parte. Y así las calurosas noches del verano madrileño daban paso a las más frescas del otoño hasta que un día Jóse (el acento en la o) recogía mesas y sillas, les pasaba la cadena y clausuraba la temporada, mientras los árboles de la acera (por cierto, una rareza botánica en las calles madrileñas, Koelreuteria paniculata, o jabonero de china), dejaban caer sus hojas despidiéndonos hasta la siguiente primavera.

Años después (bastantes), en una reunión de otro club, me preguntaron sobre cómo hacer para conseguir mejorar y potenciar el equipo. Yo me aventuré a sugerirles tres cosas:
- Una camiseta, es decir, una “identidad corporativa” en términos de empresa. Los “colores del club” en argot deportivo.
- Un punto de encuentro para los entrenamientos: un lugar desde donde empezar y donde terminar.
- Y por último lo más importante: un lugar donde disfrutar de “el tercer tiempo”.

domingo, 15 de agosto de 2010

CAMPEONATO DE EUROPA DE ATLETISMO: ALLÍ ESTUVIMOS/4

El noruego Andreas Thorkildsen en la calificación de jabalina.

Los campeones lo son porque tiene un don especial. A veces les basta con su calidad. Otras veces tiene que recurrir a él para poder demostrar que son los mejores. Algo así explica la competición de jabalina.
El noruego Andreas Thorkildsen partía como favorito, título inherente a su doble condición de campeón del mundo y olímpico. Así, la calificación no debía presentar problema alguno para él, acostumbrado a lanzar mucho más de los 81 metros requeridos para pasar a la final.
Comienza la calificación en dos grupos simultáneamente. Por las mañanas les debe costar algo más de lo normal porque en la primera ronda de lanzamientos ninguno parece poder alcanzar siquiera los 80 metros. Lanza Thorkildsen. Muy corto. Nulo. No pasa nada. Hay tres intentos y parece tranquilo. Seguro que en el segundo lanzamiento logra enganchar un buen latigazo y a pensar en la final.
Segunda ronda. Uno de sus grandes rivales, quizá el más peligroso, el finlandes Pitkamaki supera los 83 metros. La grada ruge. Hay casi un centenar compatriotas y uno de sus ídolos atléticos, tal vez su mayor opción de medalla no defrauda. Levanta los brazos y se despide hasta la final. Para mayor gloria de la especialidad favorita de los finlandeses, su otro representante, Wirkaala, no se queda atrás y también lanza por encima de 83 metros. Por su parte, Thorkildsen comete su segundo error. Su lanzamiento vuelve a quedar muy corto. Solo le queda una oportunidad. Se aleja de la zona de lanzamiento. Se concentra. No mira a sus rivales. A pesar de que hay varias competiciones en la pista de forma simultánea, el intenta refugiarse. ¿Qué pasa por su cabeza en ese momento? ¿Tiene miedo al fracaso? ¿Y si el lanzamiento es bueno pero comete un error y sale de la zona provocando un nulo? ¿Y si el viento vuelve a jugarle una mala pasada? El dardo no ha volado nada en los dos primeros lanzamientos y puede ocurrir de nuevo. Se suceden los lanzamientos de los rivales. No son largos. Sabe que solo los dos finlandeses han superado la marca de calificación. El lanzamiento que establece la línea para pasar a la final no debe superar los 75 o 76 metros. ¿Cuántas veces ha lanzado esa distancia? ¿Miles? No es esfuerzo para él, y sin embargo… Hace calor. Sopla el viento en contra. Está inquieto. Tal vez incómodo. Le está llegando el turno de lanzar. Mira fugazmente a su entrenador. No hay nada que decir ni nada que cambiar. Es una rutina. Es lanzar como siempre. ¡Es el campeón olímpico y mundial! Todo el entrenamiento, todo el esfuerzo en este lanzamiento… Se sitúa en posición. Coloca el dardo junto a su cabeza y estira el brazo una, dos, tres veces, lo baja de nuevo. Vuelve a subirlo. Inicia la carrera, primero lento, luego más rápido en progresión. Pura concentración. No precisa de un lanzamiento excepcional. Solo uno técnicamente bueno, aunque no sea muy largo. Baja el brazo transmitiendo toda la fuerza de su cuerpo al hombro, al brazo, a la muñeca. La jabalina sale despedida, vuela… Esta vez no cae repentinamente y se marcha hacia las nubes. Se ha quedado muy atrás de la línea que delimita la zona de lanzamiento. Desde allí ve el movimiento del artefacto. Antes de que llegue al suelo sabe que lo ha conseguido. No es un tiro excepcional, pero se sabe en la final. Se dirige al banco, respira hondo, 78,82 metros. ¡uf!
La final … tiene poca historia. A pesar del descomunal esfuerzo del alemán De Zordo y de Pitkamaki, el noruego Thorkildsen se coloca en cabeza de la prueba desde el primer lanzamiento: 86,32 metros. Aunque De Zordo manda la jabalina a 87,81 metros en el segundo tiro, de nuevo el noruego le supera con un lanzamiento de 88,37 metros. Hoy no hay rivales. El oro es suyo.
Thorkildsen es campeón olímpico (2008) del mundo (2009) y europeo (2010).

sábado, 14 de agosto de 2010

NORAH JONES:"THOSE SWEET WORDS"

A estas alturas Norah Jones es una célebre artista reconocida en todo el mundo. Por si acaso alguien no ha tenido el placer de escuchar su música, traigo aquí una pequeña muestra.

Uno se puede perder por el monte haciendo kilómetros en solitario acompañado de sus canciones. No hace falta ir deprisa, esta música invita al sosiego.

Todos sus discos son escepcionales.

viernes, 13 de agosto de 2010

EL BLOG, MIS HIJOS Y MI RODILLA



Mis hijos dicen que en el blog solo hablo de mi rodilla. Sorprendente afirmación porque me consta que no han leído el blog. Alguno de ellos ni una sola línea. Tomo nota. Hay que reforzar el aprendizaje sobre los juicios que se emiten sin tener datos contrastados y no dejarse llevar de suposiciones. Tendremos una conversación al respecto. Pero, dicho esto, tampoco es justo que me quede con esa fama y no hable de mi rodilla. Cuando me cure de mi lesión (si alguna vez lo consigo), se pasará de moda y nadie volverá a hablar de ella.
La situación actual es la siguiente: estoy al borde de la zona roja.
La rodilla me duele y no doy con la forma de mejorar. He vuelto a la carga para solucionar el problema, cosa que no siempre es fácil, porque hace falta acumular unas cuantas dosis de determinación y no mandarlo todo a paseo. (Algunos días va todo a paseo). Así que tengo varias líneas de actuación:
Primera: fortalecimiento de rodilla. Este pasado mes de julio volví a encontrarme con mi amigo Vicente y también con sus padres. Precisamente el padre de Vicente me recordó que él se recuperó de una rotura de ligamentos a base de fortalecer la musculatura de las piernas. Así que este verano le he declarado “trimestre por un cuadriceps Obelix”. Estoy en ello. Pesas y bicicleta. Vistos desde arriba no veo mucha mejoría. Tampoco se trata de alcanzar la talla de un cuádriceps de velocista olímpico, pero sigo viendo dos palillos.
Segunda: volver de gira de médicos. Tal vez exista la posibilidad de mejorar a partir de la inyección en la articulación de ácido hialurónico, ozono o … lo que sea con tal de mejorar. Daremos una vuelta por las consultas. El problema es que he perdido la confianza en casi todos los médicos y me cuesta encontrar al que está “fuera del casi”.
Tercera: biomecánica. Yo he sido creyente estricto de la ciencia de la biomecánica. Siempre he visto claro el enfoque mecánico del cuerpo humano y, por tanto, las lesiones como la acumulación de tensiones motivadas por el sobreesfuerzo o las variaciones anatómicas del cuerpo. Si tengo una pierna más larga que la otra, eso influye en mi forma de correr y, a su vez, la acumulación de kilómetros provoca un mayor trabajo de unas estructuras anatómicas (músculos, tendones) sobre otras, lo que se traduce en dolores y, después, en lesiones. Modificar la pisada siempre me ha parecido una posible solución y de hecho, yo he mejorado muchísimo en mis dolores de cintilla iliotibial, tendón rotuliano, etc que me han dado tanta guerra.
Sin embargo ahora también me han entrado las dudas al respecto, después de retocar las plantillas por dos veces, no he conseguido nada. Sigo dando vueltas al asunto y queda un cabo por atar: cómo se transmiten las cargas desde al pie hasta la rodilla. El cuerpo se asienta sobre dos pies a los que se les puede “tratar” mediante plantillas para repartir los esfuerzos de la manera más proporcional posible, pero ¿cómo se transmiten esos esfuerzos hacia arriba? ¿Cómo responden las rodillas o la cadera a ese nuevo reparto de las cargas? ¿Cómo se puede estudiar eso? Muchas incógnitas. Muchas teniendo en cuenta que experimentar con plantillas supone dos problemas: uno, la respuesta se percibe con el paso de las semanas o los meses (los kilómetros, en definitiva) y dos, duele; duele la espalda, o la cadera, o los pies y lo que puedes mejorar en un sitio lo puedes estar fastidiando en otro.
Volveré a dar un parte médico en unos meses.
De momento no me rindo.
En realidad no me resigno a no correr.

viernes, 6 de agosto de 2010

CAMPEONATO DE EUROPA DE ATLETISMO: ALLÍ ESTUVIMOS/3

Podium del 4x100 hombres.

Un campeonato de Europa está plagado de estrellas del atletismo. Evidentemente. A los atletas europeos les resulta muy difícil brillar en mundiales u olimpiadas en muchas de las pruebas del calendario (velocidad y fondo fundamentalmente), así que esta competición no deja de ser un gran escaparate para los atletas del viejo continente.
Uno de los más destacados de Barcelona 2010 ha sido el francés Christophe Lemaitre, triple campeón en 100, 200 y 4x100. Un blanco en la prueba reina de la velocidad, patrimonio exclusivo de los atletas negros. Sus marcas, no obstante, le sitúan aún muy por debajo de sus rivales jamaicanos o americanos, aunque su juventud permite esperar de él una mejora que pueda llevarle a la final del Mundial 2011 en Daegu (Corea del Sur) o la de la Olimpiada de Londres 2012. Veremos a ver de los que es capaz.
Si en el 100 su victoria fue aplastante, con 10:11 con cuatro atletas en 10:18, en el 200 tuvo que sufrir hasta el último metro … y un poco más, puesto que la llegada fue tremendamente ajustada y una sola centésima (20:37- 20:38) le separó del segundo clasificado. Tuvo que hacer un esfuerzo enorme por remontar el terreno perdido en la curva, en donde se movía entre el sexto y séptimo puesto, dando la impresión de estar muy lejos de los primeros. Pero un tremendo sprint en los últimos cuarenta metros le permitió ir superando a todos los rivales hasta alcanzar el oro, ante la locura de los miles de seguidores franceses que sumaban así un oro más a sus mejores campeonatos.

jueves, 5 de agosto de 2010

CAMPEONATO DE EUROPA DE ATLETISMO: ALLÍ ESTUVIMOS/2




Manolo Martínez triunfó por el mero hecho de estar presente en los campeonatos. Un tipo que se rompe el tendón de Aquiles y está de vuelta a la competición de máximo nivel en seis meses merece el reconocimiento de la afición. Independientemente del resultado. Esta opinión no la comparten muchos, que han aprovechado para “zurrar” tanto al atleta como a la Federación por llevarle, sabiendo que era casi imposible que estuviera en la final. Yo creo que Manolo se merecía estar allí por su voluntad y como recompensa al esfuerzo realizado por recuperarse. Es verdad que lanzó mal y, por consiguiente, poco. También es cierto que aún lanzando bien hubiera estado en la final por los pelos. Tal vez ni eso. Sin alcanzar los veinte metros es muy difícil luchar contra gigantes que lanzan la bola en torno a los veintiún metros. La calificación se pasó con los 19,51 metros de Borja Vivas. Manolo se quedó en 18,08 metros. Las medallas se ganaron con 21,01, 21,00 y 20,93 metros. Y estoy seguro que el que más lo sintió fue el propio Manolo, porque un competidor que ha alcanzado la gloria en forma de campeón del mundo no se conforma con lanzar en su país sin pelear. Esta vez sus golpes en la cabeza eran más de impotencia que de castigo por fallar en la técnica.
Pero lo que quiero destacar aquí es un aspecto que no se ve en la televisión, una de esas cosas que solo ves si estas presente y califica a las personas. Manolo salía de la pista con el resto de lanzadores conducidos por uno de los jueces de la prueba. Todos los atletas entraban y salían de la pista acompañados y en grupo, en fila india. Sin posibilidad de deambular de aquí para allá. Manolo pasaba de los últimos saludando al público y se detenía una y otra vez a firmar autógrafos y hacerse fotos con la gente según se lo reclamaba. Después, a la carrera recuperaba su sitio en la fila. Hasta que, rezagado, le negó una foto a un par de muchachas. Continuó corriendo unos metros hasta que, tal vez arrepentido, frenó en seco, volvió a la carrera, llamó a las chicas, se hizo las fotos y salió de regreso disparado a la fila de lanzadores. Acababa que quedar el 25 de 27 atletas superando solamente a dos lanzadores con tres nulos y, a pesar de lo que fuera sintiendo por dentro, no dudó en atender a sus seguidores.
Después, al terminar la jornada de mañana le vimos por los pasillos del estadio. Iba acompañado de un gigante portugués que, aburrido, se acodaba en las barandillas a la espera de que Manolo terminase de hacerse fotos con todos los que se lo pedían. Y fueron tantas fotos las que se hizo que hasta nosotros nos atrevimos a ello.
Gracias Manolo.
Eres un campeón.

miércoles, 4 de agosto de 2010

CAMPEONATO DE EUROPA DE ATLETISMO: ALLÍ ESTUVIMOS/1







Fue un gran campeonato.
Nos hemos acostumbrado a hacer balance de las competiciones en función del número de medallas o del número de finalistas que consigue España, olvidando lo esencial, que es precisamente la competición, la lucha entre los atletas por conseguir un centímetro más, un segundo menos, por batir a los rivales. Y ahí se vio un gran espectáculo. La irrupción en las pruebas de velocidad del francés Lamaitre, con tres oros en 100, 200 y 4x100, el doblete inapelable de Mo Farah en 5000 y 10000, el aplastante dominio de los obstaculistas franceses, el 1500 español con 4 medallas de 6 posibles, el marathon. Y muchas cosas más.
Ahora surgen los comentarios sobre la actuación española. 8 medallas partiendo de un juicio excesivamente optimista del presidente de la federación que pronosticó 15. Odriozola acostumbra a hablar de opciones de medalla, lo que luego interpretan los periodistas como medallas seguras. Así, atletas que pueden conseguir el pódium a priori y luego quedan cuartos o quintos, quedan retratados como fracasados. Si, pongamos por caso, Ruth Beitia está ocasionalmente por encima de los dos metros mientras que tres o cuatro de sus rivales superan esa altura asiduamente, lo normal es que en competición estas superen a la española. Si alguna vez varias de estas fallan, Beitia puede optar a la medalla si tiene uno de esos días en los que está “fina”, en caso contrario, termina quinta o sexta, que es un gran resultado. Pero no es medalla. Y para algunos, o muchos, fracaso. Lo mismo ocurre con Pestano en disco, Chilla en jabalina o Eusebio Cáceres en longitud, cuyo salto en la calificación disparó todas las expectativas.
En definitiva, que todos compiten y hay mucho nivel con grandes atletas en todas las especialidades a los que es muy difícil batir.
Otro de los comentarios que han surgido gira en torno a la edad de los medallistas españoles y el relevo generacional. Lo cierto es que los jóvenes no superan a los mayores. Por eso no están en la selección. ¿Cuál es la solución? Desde mi punto de vista solo hay una: la promoción del atletismo de base. ¿Cómo? Ayudando a las escuelas de atletismo desde la Federación. Tal como está organizado el deporte ahora, las escuelas deportivas dependen de los Ayuntamientos y estos pueden apostar por unos deportes u otros. No por todos porque no tienen dinero. Y menos ahora. La Federación Española de Atletismo debe intervenir a través de las Federaciones Regionales y las Delegaciones Provinciales haciendo promoción del atletismo mediante competiciones escolares y después, fomentando las escuelas deportivas, aportando financiación para pagar a los monitores y entrenadores. Solo así se conseguirá una cantera de atletas amplia de la que sacar a los internacionales del futuro.
El momento crítico para seguir o no en el atletismo es a partir de los 16 años. Ahí el papel de los clubes es fundamental y ahí la Federación tampoco está. Los clubes se financian con patrocinadores (escasos y en crisis) subvenciones de Ayuntamientos (otra vez solo de aquellos que apuestan por el atletismo), organizando carreras populares, rifas etc. ¿Quién paga a los entrenadores? ¿Quién aporta material? Toca buscarse la vida. Personas que dedican su tiempo y su dinero al deporte, antiguos atletas que continúan en el mundillo, padres y madres haciendo de todo …
Si tienes suerte y has formado una panda de atletas que además son amigos, se quedarán en la pista practicando deporte. Si empiezan a marcharse por diferentes motivos (estudios, aburrimiento, falta de resultados, falta de ayudas, falta de incentivos…) irán desapareciendo uno detrás de otro. ¿Cuántos grandes atletas se habrán perdido por el camino por este abandono?