sábado, 30 de abril de 2011

REAL MADRID- BARCELONA ... DE ATLETISMO

Foto wordpress


Asistí involuntariamente a la “previa del partido”. El tercer episodio del acontecimiento deportivo más grande del mundo. ¡Qué digo del mundo! ¡De la galaxia! De aquí a poco los periodistas tendrán que buscar cual es la siguiente dimensión astronómica. La galaxia se nos ha quedado pequeña. Eludí a conciencia los espacios deportivos, sabiendo que, machaconamente, se nos trataba de concienciar de la importancia trascendental del choque, del interés suscitado en todo el mundo. (¡Todo el mundo! Me imagino a los aborígenes australianos o a los esquimales pendientes de Messi o Ronaldo).
Aquellos mismos espacios deportivos en los hace años (ya muchos) se podían encontrar noticias sobre otros deportes, ahora estaban dedicados íntegramente a proporcionar todo lujo de detalles (intrascendentes) de un Real Madrid - Barcelona de futbol, semifinal de la “champions league”. ¡Guau! Los micrófonos de los periodistas abiertos a todo aquél que tuviera algo que decir del enfrentamiento. A mayores barbaridades mayor repetición, más divulgación. Si uno dice una estupidez la réplica del otro la supera. Declaraciones sacadas fuera de contexto para “calentar el ambiente”.
¡Qué tostón! Así hasta el inicio del mismo. Me pilló en un hipermercado haciendo la compra. Estaba casi solo. El mundo se había detenido. Todos pendientes del acontecimiento. Del choque. Del partido. Del clásico. ¡Qué desmesurada grandilocuencia!
Aún caí en la trampa y me senté a ver veinte minutos de ¿partido? Lo que vi en realidad fue uno de los acontecimientos menos deportivos que cualquiera pueda imaginarse. Vi a veintidós futbolistas enfrentándose a patadas, codazos, empujones, manotazos y tortazos. “Deporte viril”, lo llaman algunos imbéciles que no han hecho deporte en su vida. Vi veintidós tipos intentando patear al rival cuando el árbitro no miraba, revolviéndose desde el suelo para encajar una bota en el estómago del rival. Me imagino que la violencia física iría acompañada de todo un concierto de expresiones orales para enfatizar la refriega, que no sería lo único que saldría por la boca de estos tipos y que tal vez, si fueran capaces, se rematarían a pedos, circunstancia esta que nos ahorramos, de momento, los espectadores, en tanto la televisión no desarrolle la tecnología olfativa a la medida que lo hecho la visual y la sonora. Vi a veintidós supuestos deportistas fingir dolor para confundir a un árbitro con la única finalidad de perjudicar al rival.
Si eludí la previa, de las consecuencias del partido huí directamente. Aunque abriendo los informativos con el dichoso “clásico”, no pude evitar seguir escuchando estupideces al respecto.
Y ahora me pregunto ¿Se os ocurre un Real Madrid- Barcelona de atletismo en estas condiciones? De hecho pudo haberse dado por cuanto el Barcelona es actualmente uno de los clubes más potentes en atletismo y el Real Madrid tuvo la sección en su día.
Imaginaos a dos atletas en el sprint del “milqui” a zancadilla limpia. En la prueba de 3.000 m obstáculos empujar al rival (cuando los jueces no te vean, claro) en pleno vuelo sobre un obstáculo. O mejor aún, hacerle tropezar antes de saltarlo a ver si se dejan los dientes contra el madero. En la longitud cambiar la señal de su talonamiento, así, descuidadamente, como sin querer. O deslizar una cáscara de plátano en el pasillo de saltos mientras el rival está en plena carrera. O aflojar los tacos de salida en el 100 para “esmorrar” al rival contra el tartan.
Y lo peor de todo es que ese partido centra la información deportiva. Y es el ejemplo en el que se fijan más del 80% de nuestros jóvenes porque debe rondar por ahí la proporción de ellos que practican futbol en relación a otros deportes. Y el periodismo echando leña.
Y todavía queda otro.
¡Puagh!

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