lunes, 6 de junio de 2011

EL 5000 DEL 2011




Aprobado.
Aprobado raspado.
Un 5,0.
Podría dedicar la entrada del blog a una batería de excusas, pero, una vez más todo se resuelve aplicando el “primer principio de la práctica atlética”: se compite como se entrena. Y punto pelota. Si las dos semanas anteriores a la competición son un desastre de entrenamiento, la competición no puede ser una maravilla, así, de forma espontánea. Por mucho que uno pueda poner todas las vísceras al servicio de la causa, las cosas son como son.
Durante el calentamiento el tobillo me dio mucha guerra. Me dolía, me molestaba el vendaje y me provocaba una inseguridad muy grande el dudar si podría terminar la carrera.
Disparo de salida y … ¡salida nula! ¡Una salida nula en un 5000 de veteranos cojos! ¿Quién se ha escapado? Nadie. Por lo visto no ha funcionado la antena. Muy sofisticado se ha vuelto el atletismo en pista.
Segunda salida y ahora todo marcha en condiciones. Voy detrás de mi compañero de club Ricardo. Confío en que su pierna le deje correr y pueda seguirle la mayor parte de la carrera. Es una liebre de lujo. Vamos a buen ritmo, pegadito a sus talones cuando de pronto me hace un gesto con la mano y … ¡se para! 700 metros después de la salida y me deja solo. El "cachoperro". Se lo tendré que perdonar porque se que no lo hace por gusto.
Solo no se hace marca. Solo, se corre a lo que a uno le da el cuerpo, por más que quieras forzar un poco. Solo, con un calor de justicia. Si el primer mil lo he hecho en 3’27’’, el dos mil se me va a 7’07’’ y el tres mil a 10’54’’. Una carrera en pista sin referencias de gente que vaya por delante de ti es fiar todo el resultado a lo que la cabeza le pueda exigir al cuerpo y, en estas, el cuerpo da hasta donde le apetece y no mucho más. El cuarto mil es aún peor y solo una última vuelta algo más decente me hace mejorar en el quinto hasta parar el crono en … 18’ 26’’.

Dos segundos menos que el año pasado.

Según mi propio baremo un aprobado muy justito.
El tobillo se ha portado extraordinariamente. No me ha dolido. Me ha dejado correr.
El error, además de no entrenar en condiciones estos últimos días es no haber competido en pista antes. La pista es diferente al resto de las carreras. En pista se compite contra rivales (si los tienes) pero sobre todo se compite contra el crono. Y eso significa correr al límite. Forzar al máximo. Hacer la carrera desde el primer metro a tope. Y todo eso se entrena.

Hay en entrenamiento específico para correr en pista, que no es igual al que se hace para correr carreras populares en asfalto o crosses o carreras de montaña.

Se entrena el cuerpo y se entrena la cabeza. Se busca el límite que uno puede alcanzar. Se entrena hasta vislumbrar dónde está ese límite y cuanto cuesta llegar a él. El corazón al máximo de pulsaciones. Los músculos saturados de lactato. Los pulmones trabajando como una bomba.

Y el día de la competición se llega a esa lína roja. Hasta aquí puedo dar. Esa es mi marca.
En fin. Otra vez será.

Como “efecto secundario” me queda el haber revalidado mi título de campeón de Castilla y León de 5000 de veteranos C. Muchos me hubieran ganado, pero no estaban en la línea de salida, así que me quedo con el título.

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