martes, 27 de diciembre de 2011

FOTOS CARRERA DE NAVIDAD 2011





Me estreno como fotógrafo de carreras. Espero no durar mucho y poder acompañaros dentro de unos meses, de momento, podeis descargar las fotos en este enlace:

FOTOS CARRERA DE NAVIDAD 2011

viernes, 23 de diciembre de 2011

¡FELIZ NAVIDAD!

Dejemonos de dolores y otras pequeñeces.
Os deseo unas felices fiestas y sobre todo un año 2012 llenos de éxitos, de los éxitos que nos hacen a cada uno de nosotros ser mejores personas.
Os dejo esta vieja versión de uno de mis villancicos favoritos.


jueves, 15 de diciembre de 2011

UNO DEBE PODER CONFIAR EN ALGUIEN



He puesto, con perdón de la expresión, mis pies en manos de unos cuantos especialistas del ramo. Traumatólogos, fisioterapeutas, podólogos, médicos rehabilitadores, incluso algún especialista en medicina natural. Estoy convencido (quiero estarlo) que todos ellos han puesto lo mejor de sus conocimientos, experiencia e instinto en dar con una solución.
Me mosquea, no obstante, el trato que se dispensan entre sí, por cierto, en el culo del paciente. Me explico. El traumatólogo emite su docta opinión, su diagnóstico y su tratamiento despreciando olímpicamente cualquier comentario sobre las posiciones del resto de especialistas, por ejemplo, algo del estilo “Las plantillas no son una solución, incluso pueden llegar a ser un problema”. Si hablas con el podólogo, que además es médico y por añadidura, traumatólogo, resulta que las plantillas son la solución y además es que son la única solución. (hablando con ellos llegas a pensar que tal vez unas plantillas incluso fueran la solución a la crisis).


¡Caramba!.


Entre medias, el fisioterapeuta se decanta por una explicación más práctica, aplicando al caso las fórmulas de recuperación propias de su profesión, el masaje, los vendajes funcionales, hielo, calor, etc.
La consulta a otros especialistas introduce tratamientos a base de radioterapia, electroterapia, magnetoterapia, o aportes de vitaminas, oligoelementos, etc. Todo un complejo curativo al combate contra el dolor. ¡Tachan!
El paciente, ansioso de curarse, obedece con disciplina marcial e intenta asimilar las explicaciones de unos y otros, hasta que llega el momento del bloqueo total. ¿Quién tiene razón? O peor ¿Alguno tiene razón? ¿Por qué hay tantas discrepancias a la hora de tratar una lesión? ¿Por qué hay tanta ambigüedad en los diagnósticos y tratamientos de las lesiones deportivas? ¿A quién hacemos caso?
Recuerdo una consulta con un traumatólogo, hace años, al que acudí con uno de mis frecuentes dolores de rodilla. Después de pedir las oportunas pruebas diagnósticas y de explorarme la rodilla de forma muy profesional, me despachó con el siguiente diagnóstico y tratamiento, y transcribo casi literalmente porque me dejó boquidifuso y patiabierto “en realidad no sé muy bien a qué se debe el dolor, la resonancia no define claramente el origen del mismo y la exploración es normal, así que creo que debes seguir corriendo hasta que se te rompa algo y entonces vuelve por aquí a que te operemos y te arreglamos lo que haga falta”.


Y olé.


Yo me quedé mirando al título de médico que colgaba de la pared de la consulta, por si acaso se rompía el cristal o se caía el marco. Pero como no pasó nada me levanté, le agradecí su ayuda y me marché con mis dolores a otra parte.


¡Ay!

lunes, 5 de diciembre de 2011

CATACROC



¡Pero mira que dais guerra!


Si este blog fuera una especie de diario en el que a cada momento reflejara las circunstancias relativas a mi vida atlética, estos días atrás hubieran supuesto algo parecido a una montaña rusa anímica. Días después de terminar el tratamiento de fisioterapia al que estaba sometido mi pie derecho, salí a correr. Veinte minutos sin dolor, sin rastro de dolor, bastaron para disparar todas mis expectativas. Rápidamente comencé a hacer cálculos sobre mis posibilidades de entrenamiento e incluso de competición. Tal es así, que hasta cometí la osadía de inscribirme en la San Silvestre Vallecana Internacional, San Silvestre. Treinta días de entrenamiento serían suficientes para competir. Incluso apelando a la épica de la carrera me veía haciendo una marca estratosférica (para las circunstancias que concurren en este caso,“estratosférica” significaba bajar de 38 minutos). Un par de días después salí a correr 35 minutos. Si iba a empezar a entrenar debería ser con prudencia, pero con cierta intensidad … y … catacroc…toda la euforia desapareció como por encanto. Mi ánimo se vino abajo en la misma proporción que el dolor de los dos pies (¡de los dos pies!) reaparecía a los niveles de hace semanas. Una recaída.
La temida recaída.
No me lo podía creer.
Iluso de mí.
Si he tenido paciencia estos últimos cinco meses, ahora no me cabe otra que seguir teniéndola. Esta vez estará la paciencia sola solita, porque la esperanza de poder correr alguna carrera en particular, se ha esfumado. Ya correré cuando pueda. Cuando pueda de verdad, porque está claro que la fascitis plantar es una lesión que no admite “grados de curación”, o tienes fascitis o no la tienes. Y si la tienes, por pequeña que sea, más vale estarse quietecito hasta que desaparezca del todo, del todo, del todo.
Así que vuelvo a empezar: rehabilitación, masajes, estiramientos, gimnasia, elíptica, bici y control mental, mucho control mental para no mandarlo todo …al más allá.