viernes, 8 de junio de 2012

LUZ VERDE


Llegó el día.
Antes o después tenía que llegar.
Antes o después tendría que probar a correr de nuevo después del tratamiento.
A lo largo de todos los meses parado, alguna vez pensé en cómo sería este día. Pensé en lo que sentiría, en lo que haría, en el lugar elegido para volver a correr. Hasta en la ropa que vestiría y la música que me acompañaría.

PRUEBA 1
Lunes. Pista de atletismo. Las seis de la tarde. Solo voy a correr quince minutos así que tengo tiempo de sobra, una hora, lo que dura el entrenamiento de mi hijo Ángel. Ni ropa, ni música ni compañía. Nada. No me importa nada más que mi pie. Hoy es un día importante. Tengo tiempo de sobra. No me atrevo todavía. Unos ejercicios de fortalecimiento de piernas y brazos, unos abdominales… Las seis y media. Voy al vestuario a echarme agua por encima. Hace mucho calor. Salgo de nuevo. Ya es la hora. Tengo que arrancar a correr. Si caminando no me duele el pie y el médico y el fisio me han dicho que pruebe es que ya ha llegado la hora. Aún tardo unos minutos en convencerme y en decidirme. Tengo que arrancar a correr… Un paso, dos, tres … al trote. Una vuelta, dos, tres … me siento muy poco suelto, no se si levanto mucho las rodillas o poco. Lo mismo me ocurre con los brazos, los muevo de manera forzada. Me siento pesado. Las rodillas abotargadas. Fatigado… Llevo todos los sentidos conectados al pie. ¿Me duele? Una vuelta más. ¿Me duele? La última vuelta… Me paro. Quince minutos. Me quito la zapatilla y el calcetín y me palpo la planta con suavidad. ¿Me duele?

PRUEBA 2
Miércoles a la misma hora y en el mismo sitio. Esta vez no hay nada que pensar. Me voy a la calle a correr por el camino que sube al Santuario de Nª Sª de Sonsoles. Hoy el movimiento es más natural. Voy más suelto aunque me duelen las piernas. No me importa. Hay dolores que no son peligrosos y mis piernas irán recordando poco a poco  lo que durante tanto tiempo hicieron y por unos meses dejaron de hacer. Y ¿el pie? Sigo monitorizando cada paso a ver qué pasa … y no pasa nada. Veinte minutos. Está bien por hoy. De nuevo me descalzo y me palpo el pie…no encuentro el dolor de todos estos meses… ¿Estoy bien? ¿Ya he terminado esta travesía? ¿Estoy suficientemente bien?
Quiero pensar que sí, así que me atrevo a imaginar el camino que me queda para volver a estar con ritmo y a estar en condiciones de competir. Es largo, pero mucho más fácil de recorrer que lo que dejo detrás. Al fin y al cabo este camino se hace corriendo, mientras que el de estos últimos meses, lo hice cojeando ¿De verdad queda atrás? ¿Estoy recuperado?

CONSULTA
Jueves. Clínica Iborsud. El Doctor Manuel Villanueva y el fisioterapeuta Álvaro Iborra esperan mis impresiones. Una ecografía para comprobar el estado del pie. Luz verde. Puedo volver a correr. me recomiendan, una vez más, paciencia y prudencia. Poco a poco debo irme olvidando de la lesión.
Su satisfacción por mi recuperación no es solo un éxito profesional más. Reconocí en sus palabras su sincera alegría por volverme a poner en marcha. 
Ellos sí saben lo que significa para un corredor estar parado.

2 comentarios:

  1. Me alegro por ti, Muchas felicidades.
    a correrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrr
    poco a poco, eso si.

    ResponderEliminar