viernes, 27 de julio de 2012

RECONQUISTA

Imagen de Google Earth
Miro el reloj y dejo atrás los terrenos del Colegio de Huérfanos, o de la UNED, o de la Universidad Católica… El paso del tiempo le va dando diferentes nombres a un mismo sitio. Enfilo por el carril bici la bajada hacia el embalse de Fuentes Claras. Son poco menos de las siete de la mañana. Alcanzo la carretera que bordea un tramo de la presa, recordando mis pasos por este recorrido tantas veces realizado,… aquí me picó la avispa, aquí estaba la culebra atropellada, aquí la corona de flores en memoria de los que cayeron al embalse, un poco más allá hay hinojo y algo más lejos es donde saltó aquél sapo gigante. Este es el kilómetro 1 y a esta pequeña ensenada bajaban a por agua cuando hicieron la autovía. En esta curva aparcaba un hombre que vivía en su furgoneta y pasaba aquí las noches. ¿Qué habrá sido de él?

Voy recorriendo un camino que hace muchos meses no piso. En realidad me imagino reconquistándolo. Tomando posesión de nuevo de aquello que me pertenece a estas horas en las que apenas encuentro algún jubilado madrugador paseando con su perro. Más tarde se llenará de pescadores, de paseantes, ciclistas y corredores. A estas horas es mi camino. De aquí y allí saltan y huyen los conejos que todos los veranos colonizan los taludes de la presa y los caminos. Decenas de ellos que se cruzan de lado a lado. Alguna vez me entretuve contándolos, hasta que pensé que, tal vez, jugaban al despiste conmigo y asomaban varias veces la cabeza para confundirme. Ellos son los únicos que rompen el silencio a estas horas. Un fugaz siseo entre las hierbas. Ellos y el tren de Salamanca que cruza el embalse por el puente de piedra. Llego al aparcamiento donde termina el asfalto y entro en el camino de tierra. Por aquí solía levantar el vuelo la garza real. Hoy no está. Algún árbol más se ha secado. Si hubieran cuidado todos los que plantaron hace años este camino sería un frondoso paseo de plátanos y olmos. Apenas queda una decena. El agua ha hecho más profundas sus huellas sobre el camino. Las cuestas me parecen más empinadas y el olor de la depuradora me recuerda el inconfundible aroma con el que el viento juega a convertir en irrespirable alguna parte del recorrido. El puente de madera, el pozo de las tormentas, un pequeño incendio en el soto de fresnos junto al río. La alcantarilla del colector que se desborda en los días de fuertes lluvias y cuya tapa se levanta arrojando al exterior las vergüenzas que deberían viajar ocultas a la depuradora. Las ocas del Molino de la Losa. El arbolillo que marca el kilómetro 5...Está todo en su sitio. Todo en orden. Doy la vuelta y regreso después de reconocer el territorio.

domingo, 15 de julio de 2012

FASCITIS PLANTAR: CÓMO SALÍ DE LA LESIÓN


Imagenes propiedad de Iborsud
En el mundo de la medicina no siempre un mismo tratamiento resuelve el mismo problema en personas diferentes. Evidentemente no somos iguales y por tanto, ni las lesiones o enfermedades nos afectan de la misma forma ni sus soluciones, los tratamientos o las terapias tienen la misma respuesta en casos semejantes. Por lo que respecta en particular a mi lesión, estoy seguro de que esto es así. No obstante, por si alguien puede encontrar un camino a seguir, voy a contar brevemente cual fue el largo proceso de mi curación. Vamos, lo que es el último capítulo de esta novela que he estado viviendo en persona y escribiendo estos meses atrás en el blog.

Hace ahora un año tuve que dejar de correr porque no soportaba más el dolor en las plantas de ambos pies. Bien es cierto que el izquierdo siempre fue mucho peor que el derecho. Hace tiempo ya había sufrido una fascitis y sabía que la única solución posible pasaba por estarme bien quietecito y comenzar a buscar un tratamiento. Así que paré y me dediqué a cuidar mis pies.

Lo primero fueron el hielo y los masajes.

A continuación vinieron las sesiones con onda corta, láser, microonda pulsátil y ultrasonido. Poco me faltó para atarme una radio al pie por si hacían efecto las ondas radiofónicas..

Tres o cuatro meses después seguía inactivo y con los mismos dolores, o casi, de manera que intenté nuevos tratamientos. El vendaje funcional me resultó muy eficaz para reducir el dolor a lo largo del día, aunque era un tostón bastante incómodo. Además volví a cambiar de plantillas buscando un mejor apoyo del pie.

A lo largo de todo este tiempo añadí a mi dieta un complemento de vitaminas B6 y B12 que me recomendaron por su efecto sobre este tipo de lesiones.

Ocho meses después seguía casi igual. Bien es cierto que el dolor era menor, pero creo que más como consecuencia de la inactividad que por el conjunto de tratamientos recibidos. A estas alturas correr seguía siendo impensable.

Un nuevo intento de recuperación me llevó a la aplicación de un tratamiento de corticoides mediante iontoforesis. Tal vez el dolor se viera un poco aplacado, pero, desafortunadamente, tampoco fue la solución definitiva.

A estas alturas el pie derecho no me molestaba nada prácticamente, mientras que en el izquierdo notaba como si el dolor, convertido en Asterix y sus irreductibles galos, se hubiera refugiado en una cierta parte de mi pie y jamás fuera a salir de allí.

Y en estas estaba, cuando me hablaron de una técnica que estaba dando buenos resultados en lesiones como la mía. Me fui a Madrid a la clínica Iborsud ay allí me encontré con el Dr.Álvaro Iborra especialista en medicina osteopática y fisioterapia deportiva. Lo primero que hizo fue explicarme que mi lesión no era una inflamación, es decir, una fascitis, sino una degeneración del tejido, por tanto una fasciosis. De manera que pasaba de tener una lesión dolorosa a otra, no solo dolorosa sino de nombre malsonante. Bien. Lo segundo fue explicarme detalladamente en qué consistía el tratamiento: Electrolisis Percutánea Intratisular (EPI): "La regeneración tendinosa consiste en la introducción de una aguja parecida a la de acupuntura en la parte del tendón que está degenerada y hacer pasar una corriente eléctrica especifica con intención de provocar un cambio en el Ph intracelular y su destrucción con la consecuente reactivación tisular (regeneración del tendón), lo que promueve una aceleración en los procesos cicatriciales y de reestructuración del tejido dañado”. No es que me acuerde de lo que me contó, es que lo he copiado de la web www.avanfi.com

Lo tercero fue advertirme de dos cuestiones importantes, una que dolía y otra que no siempre daba resultado.

Y lo cuarto fue comenzar el tratamiento. Efectivamente dolió. Y … no dio resultado.

Así que, gracias a la seguridad de Álvaro y a su convencimiento de que de su clínica salía curado, pasamos a una fase siguiente en la que se incorporó el Dr. Manuel Villanueva, no solo médico especialista en traumatología y cirugía ortopédica sino… maratoniano, es decir, conocedor de la enfermiza psicología del corredor de fondo.

Una nueva terapia mediante la administración de plasma rico en factores de crecimiento (PRFC) en la zona necrosada del tendón. (Una excelente explicación de la técnica en http://www.protesiscaderarodilla.com/TERAPIAS%20REGENERATIVAS-REPARATIVAS.htm)
Otras tres sesiones más, alguna de ellas combinando EPI y PRFC y añadiendo en todas ellas una necesaria dosis de confianza. Tras la tercera sesión el dolor de mi pie izquierdo había desaparecido. Entonces no me atreví a decir que por completo, porque después de casi 11 meses uno acaba conviviendo con sus dolores como algo cotidiano. Pero la prueba de fuego sería volver a correr, probar y comprobar si el dolor persistía o había desaparecido.

El final ya lo sabéis. Estoy corriendo y he olvidado el dolor.

Por si alguno tiene la desgracia de sufrir esta lesión y queréis probar, el contacto lo podéis encontrar en la web www.avanfi.com
Y colorín colorado ...

Un año después de escribir esto, volví sobre el tema en...
FASCITIS PLANTAR: ASÍ SALÍ DE LA LESIÓN ... OTRA VEZ

Además, mientras te recuperas puede que te sirva esto otro:

DECALOGO DEL CORREDOR LESIONADO

Y esto..
FASCITIS PLANTAR: CUANDO UN DOLOR DE PIES NO ES UNA FASCITIS




martes, 10 de julio de 2012

SERTRI VALLADOLID 2012: COMO UN INTRUSO



… Y ahí estaba yo. Agarrado a un pantalán con gorrito amarillo y gafas de nadar. Entre una nube de triatletas con gorrito amarillo y gafas de nadar.  Con Mercedes y con Ángel. Esperando que sonara una bocina para empezar a competir en las aguas Pisuerga.  Medio hostil. Todas las alarmas disparadas y el pánico del que hablaba Murakami en su libro “De qué hablo cuando hablo de correr” asomando en el estómago.

Mooooc. Y a nadar. Me quedo rezagado tanto por propia voluntad como por un principio elemental que tiene que ver con la velocidad de los cuerpos en movimiento. Una brazada, dos, respiro, otra brazada, dos, respiro, una brazada, dos y clac, un pie en toda la boca. Toda la concentración y todo el ritmo al fondo del rio matarilerilerile. Una bocanada de aire excesiva. Arranco de nuevo a nadar, no suelto el aire y aún cojo más al sacar de nuevo la cabeza, no vaya a ser que lo necesite… una brazada, dos y cojo más aire aún. Me tengo que parar otra vez. Me estallan los pulmones. ¡Que desastre! Intento pensar. Vamos. Despacio. Ritmo de respiración. Lo has hecho antes. Pero … no me sale. Un nuevo intento. Un trago de agua bouquet Pisuerga para comprobar las propiedades organolépticas de sus aguas, probablemente no aptas para el consumo humano. Glu glu. Me tranquiliza saberme oculto tras un gorrito y unas gafas. Voy el último y el que me precede está a más de 20 metros. ¡Qué desastre!
Lo intento de nuevo. Voy avanzando a trompicones, pero esto no es así. Llego a la boya. Sorprendentemente alcanzo a un par de nadadores que no lo están pasando mucho mejor que yo.  Llego por fin a la rampa de llegada.

La transición la solvento de la mejor manera posible. Probablemente tardo bastante  más tiempo del debido pero, a estas alturas no me importan mucho unos segundos. Monto en la bici, entro en el circuito y a los pocos metros me pasan como centellas tres o cuatro corredores que deben acabar de completar su tercera vuelta. Detrás de ellos un rosario de bicis, casi todas ellas de carretera. Manillares de triatleta, cascos de contrarreloj… Inmediatamente me doy cuenta que ni mi bici de montaña ni yo hemos venido a esta fiesta con el traje adecuado. Voy a tope, pero las curvas no me dejan coger un ritmo cómodo. Veo a Ángel por delante de Mercedes, ambos muy lejos de mí. Por fin alcanzo a un ciclista, antes de transición. Esta segunda es rápida, dejar la bici, quitarse el casco y girar el dorsal a la parte delantera.

Pronto comienzo a correr. Y, una vez más, a los pocos metros, mis piernas me recuerdan que llevamos once meses sin practicar. Consigo un trote digno y de nuevo me cruzo con Ángel y Mercedes que están terminando. Para no marcar diferencias con las otras dos disciplinas, adelanto a un corredor y llego a meta. Lo he conseguido. He terminado.

Llegados a este punto desglosemos las conclusiones:

Una cosa es nadar y otra bañarse en un rio. Yo hice lo segundo, cosa poco digna en competición.

Murakami superó su momento pánico. Vale, él es japonés y yo soy español, pero esa es una diferencia inapreciable tras unas gafas de nadar. En cuanto a su candidatura al premio Nobel de literatura, aún reconociendo su mérito, convengamos que en bañador tampoco marca  diferencias. Eso me lleva a pensar que yo también puedo superar mi momento pánico en el agua para la próxima ocasión.

En efecto, habrá próxima ocasión. Me lo pasé dos terceras partes bien, así que se puede repetir.

Además del nadar, hay que mejorar, aunque sea ligeramente, el tema material, en concreto la bici.

Vale que lo hice todo bastante mal, pero ¡caramba! en este triatlón había poco popular y mucho triatleta de competición e incluso de alta competición. Las cosas como son. Vamos que me vi como el intruso que se cuela en una fiesta.

Última conclusión pero fundamental.
Hace un mes estaba recibiendo el alta médica en una consulta.
Hace dos, estaba sometido a un tratamiento contra la fascitis tan doloroso como, afortunadamente, eficaz.
Hace tres estaba cojo. Igual que hace cuatro y cinco y seis …
Por eso desde que sonó el Mooooooc hasta que crucé la línea de meta fui sonriendo (Bueno, esto es una licencia literaria. Nadando no fui precisamente sonriendo).
Por eso estoy verdaderamente contento.

sábado, 7 de julio de 2012

SERTRI DE VALLADOLID... ¡INSCRITO!



¿Audacia? ¿Osadía? … tal vez ¿inconsciencia?.
Me he inscrito en el triatlon popular SERTRI de Valladolid, uno de los triatlones que organizan la Federación Española de Triatlon y la Cadena SER.
Las distancias son 400 metros de natación, 10 km de ciclismo y 2 km de carrera.
Cualquiera podía pensar, entonces, que exagero si califico de audaz u osado el hecho de haberme inscrito. Bueno, tal vez exagere un poco.
Efectivamente, montar en bici 10 km no debería suponer ningún problema. Correr 2 km tampoco, por mucho que haya estado casi 11 meses parado. Ya estoy trotando suave unos 40 minutos así que no tendré problemas por correr 2 km aunque los tenga que hacer despacito.
Pero tal vez ni monte en bici ni corra, porque para eso ...tengo que salir del agua.
Ahí está la osadía.
400 metros a nado. 400 metros en el Pisuerga. Para los nadadores les resultará una insignificancia. Para mí es como cruzar el Amazonas y no necesariamente por su parte más ancha. Yo apenas nado. He llegado estas semanas atrás a los 600 metros lo cual me da un cierto margen, pero aún nadando, nado mal, lo cual me supone un desgaste enorme.
Y entonces … ¿por qué me he inscrito? Mercedes y Ángel también lo van a hacer. Para ellos es la segunda experiencia en este circuito de triatlones populares y quería compartirlo con ellos. Además intentaremos salir los tres en la misma serie, así podremos vernos en competición. Otro motivo es volver a competir. Después de la lesión, hace un año que no lo hago y se echa de menos. Y, por último, no me parece mal engancharme a otra actividad mucho más variada que correr y tal vez, acabar aprendiendo a nadar como es debido.
Veremos a ver cómo se da la experiencia. 
Si por lo menos me dejaran llevar flotador de patito...