martes, 22 de abril de 2014

DUATLON DE AVILA: MI EXPERIENCIA

Foto del poco rato que me mantuve sobre la bici

Primero de carrera en la Universidad. Examen de Cálculo en julio. Suspenso 4,5. Había estudiado bien y el examen no me salió mal. Simplemente el profesor fue más riguroso que yo preciso en las cuentas.

Ese suspenso de julio se repitió en septiembre ,y con ello, la asignatura al curso siguiente. Eran otros tiempos en la Universidad.  De nuevo examen de cálculo en julio. Suspenso 4. Otra vez a septiembre.

Me pasé el verano entero estudiando Cálculo. Cuando digo entero quiero decir 8 o 10 horas diarias durante todos los días hasta la fecha del examen. Sabía Cálculo para aprobar con los ojos cerrados. Examen de septiembre. Suspenso 4,5.

¿Qué pasaba? Por aquél entonces no lo sabía, pero hoy si: falta de confianza, miedo a lo que pudiera pasar y agarrotamiento mental agudo.

Mi Cálculo de ahora es el duatlón.

Me he arrepentido a tiempo de probar con el triatlon. Era una lucha muy desigual. Soy hidrófobo, alérgico al cloro, coeficiente de flotabilidad negativo, y no tengo branquias que me puedan ayudar.  Cuando veo los documentales de leones marinos en La2 me veo como su ser complementario: mi desplazamiento en el agua es equivalente al suyo en tierra.

Lo intenté en el duatlón. Los seguidores de este blog ya son conscientes de mis intentos. Ducross de Brunete, Ducross de Humanes de Madrid y Duatlon supersprint de Valladolid.

Mi cuarto intento era Ávila en la distancia sprint.

Y no llegué a meta.

En una rotonda me abrí en exceso, rocé la rueda con la zapatilla y derrapé hacia el bordillo golpeando la bici con tan mala suerte que se salió el cable del cambio.

Si hubiera sabido algo de mecánica lo hubiera podido arreglar en el momento. Pero no. Tampoco sé mecánica de bicis.

En realidad lo que me ha pasado en esa rotonda me podía haber pasado en la siguiente o dos más allá. Estaba tomando las curvas de la mejor manera que podía  y eso debía estar bastante lejos de la manera de debía.

Falta de entrenamiento. No salir a montar en bici de carretera y subirse a una a competir debe de ser algo así como si Fernando Alonso entrenara con un camión antes de un gran premio.

Falta de confianza. Miedo. Iba por encima de mi ritmo y no quería entorpecer a los que me iban adelantando.

Falta de un planteamiento de carrera inteligente. ¿Por qué competir una prueba que no domino? Lo lógico hubiera sido salir más tranquilo en la bici e ir cogiendo destreza a medida que fueran pasando vueltas en vez de atosigarme y empeñarme en seguir a los que me iban adelantando. Un error difícil de corregir por el afán competitivo que nos acompaña a todos, pero que, a veces, es prudente dejar de lado.

Total. A seguir estudiando. A septiembre o cuando sea, pero con un poco más de cabeza y buscando algo más de confianza.


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