domingo, 2 de agosto de 2015

VII CARRERA NARRILLOS DE SAN LEONARDO: HACIENDO UN "ZIPI"





La séptima edición de la carrera de Narrillos de San Leonardo fue un éxito de participación, de ambiente y de nivel deportivo. Esta carrera ya se ha convertido en un clásico del verano atlético, así que es de justicia, en primer lugar, felicitar a la organización por su compromiso, a todos los voluntarios y a todos los colaboradores que nos permiten disfrutar de nuestra afición y compartir una tarde muy agradable. ¡Así da gusto!

Andaba yo poniéndome el dorsal de la carrera (de todo el circuito,… ¡que no se os pierda!) cuando en esto se me cayó un imperdible. Me agaché a cogerlo pero … no había manera de encontrarlo. ¡Se me ha perdido un imperdible!, pensé. Y de pronto me quedé enganchado a esta paradoja tan ridícula. ¡Valiente tontería! Tenía en la mochila otro diez o doce imperdibles y, sin embargo, era incapaz de levantar la vista del suelo rastreando en busca del dichoso alfiler como si se tratase de un tesoro. Pensé que debía encontrarlo a toda costa, aunque no sé muy bien a qué venía tanta obsesión. ¿Mal augurio? ¿Superstición? ¿Paranoia? ¿Me estaré volviendo rarito?  Afortunadamente, unos palmos más allá estaba “sonriéndome” con la boca abierta. Lo pinché en la camiseta con el dorsal y salí a calentar.

Muchos corredores conocidos y otros de fuera con planta de atleta de los de “dar guerra”, tanto que en la salida tomé la precaución de colocarme unas filas por detrás para no molestar a nadie, porque mi intención era ir tranquilo al principio. Las cuestas de esta carrera son largas y hay que guardar algo de fuerza.
Así que, tras el disparo, estampida. Debía ir más atrás del puesto 30 pero corriendo fuerte, esperando a que el pelotón se estirase, como suele ocurrir a la salida del pueblo tras la primera vuelta por sus calles.

Me disponía a subir la primera cuesta en compañía de dos grandes del mundo atlético de Ávila, Zipi y Encabo. Precisamente Zipi, Jesús Alberto Fernández Cecilia, da nombre a una forma de correr. Ángel y yo decimos “hacer un Zipi” a salir tranquilo, atrás, e ir remontando posiciones sin que nadie te adelante. Una forma clásica y muy inteligente de correr de Jesús, para la que se precisan grandes dotes de control y conocimiento de tus propias posibilidades. Y que Zipi siempre nos hace, todo sea dicho.

Así que mientras yo intentaba “hacer un Zipi”, Zipi, como siempre, me lo estaba haciendo a mí.
En la cuesta abajo de la primera vuelta alargó la zancada y se fue a por los siguientes.
Yo tardé algo más de tiempo, pero fui remontando posiciones, una a una pero controlando el ritmo.
Así llegó la segunda vuelta y en el horizonte aparecían otros dos históricos: Oscar y Alfonso. En la cuesta arriba les recorté metro a metro la distancia que me separaba de ellos, hasta llegar juntos al punto más alto, donde superé a Oscar y me lance cuesta abajo a por Alfonso.
Je.
Je je.
Alfonso lleva retrovisor.
Fue verme en uno de los giros del recorrido y sacó a relucir un potente cambio de ritmo. Ahí te quedas majete, debió pensar.
Desde allí hasta la meta no fui capaz de recortarle un solo metro. Ya le he dicho que me va a obligar a hacer series de 200 para echarnos un sprint algún día.
Por cierto, que al final no puede completar el “Zipi”. Perdí un puesto en el último kilómetro.

Como os decía mucho nivel en la carrera, con Luismi vencedor, intratable y sin rivales esta temporada, con Arturo Mancebo y Pedro Raez completando el cajón. Por detrás Iván, David, Alfredo, Alejandro, Vicen …
En chicas igual, Teresa Cerrada, Sonsoles Pérez y Pilar Álvarez las tres mejores de la carrera.

Y para el final… lo mejor de todo. Los niños pequeños corriendo por las calles del pueblo. Sus caras de sorpresa por ver los aplausos de la gente, las de satisfacción al llegar a la meta, las caras de los premiados en el pódium… divertirse haciendo deporte. ¿Hay algo mejor?


Vamos a por la siguiente.

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