Ganamos los cristianos, así que no se cambió la historia.
Si las disputas entre pueblos a lo largo de las
civilizaciones se hubieran dirimido a carreras en vez de a golpes… ¿Cómo sería
el mundo ahora?
En fin. El caso es que ayer se celebró la novena edición de
la Carrera de las Tres Culturas en el marco del Mercado Medieval de Ávila. Con
la salida en las proximidades de San Segundo, cerca del río y la llegada en el
paseo del Rastro, la cosa estaba de subir cuestas.
Precisamente eso y que solo fueran 4 kilómetros de carrera me
hizo dudar de mi participación. Después de lo mal que lo pasé en la Aldea del
Rey niño, con un “pajarón” de espanto y de apenas haber entrenado tres o cuatro
días desde entonces, no tenía muchas ganas de correr. Pero Ángel me convenció
de hacerlo y ahí estuvimos.
Con el “jiji jaja” de
la salida y el despiste que estoy incubando últimamente, llegué tarde al
disparo. Vamos que me hice un “Perico Delgado” en toda regla.
Para los más jóvenes,
habrá que recordar que el gran Pedro Delgado, en la etapa prólogo de la edición
del Tour de Francia de 1989 en forma de contrarreloj individual, cometió el
mayor despiste de su carrera deportiva al llegar 2 minutos y 40 segundos tarde a
la rampa de salida, perdiendo así 2:54 que le colocaban último en la general.
Por primera vez en la historia del Tour un campeón en defensa de su
título comenzaba en último lugar de la clasificación.
Yo ayer no llegué tan tarde, pero vi cómo todos los
corredores enfilaban la ronda de la muralla antes de que yo llegara a la
rotonda del puente Adaja.
Así que me lo tomé con calma y diversión. Incluso tuve
suerte de no perderme en mitad de la carrera porque llegando a las proximidades
del Chico no vi al corredor que me precedía entre la gente que ya comenzaba a
transitar por las calles de Ávila y a punto estuve de meterme por donde no era.
Afortunadamente un bondadoso ciudadano corrigió mi trayectoria.
Así que ganamos los cristianos, de lo que, por cierto, también
me enteré tarde porque no llegué a tiempo a la entrega de premios.
¡Caramba!
¡Qué se repita la carrera! ¡Salida nula!
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