“Son caseras”, me dijo la chica
que estaba detrás de la mesa del avituallamiento de meta.
“¿Caseras? … ¡acabáramos!”. Todo el
año buscando los huesillos por todas las panaderías de la zona y resulta que
son caseras. ¡Así están de buenas!. Premio suficiente por correr la carrera.
Roberto y yo formábamos una
pareja “añosa”. Vamos … 104 años entre los dos.
Intenté convencerlo de que lo propio
era que yo saliera primero, hiciera lo que pudiera y luego él remontara valiéndose
de su fuerza y de la épica que siempre supone ir adelantando a los rivales.
Estaba todo planeado. Al pódium no subiríamos, pero íbamos a dar “espectáculo”.
Pero no hubo manera. Se empeñó en
salir el primero y por más que intenté explicarle que en los relevos
siempre corre el más rápido el último, no hubo manera.
Antes de la salida se celebró un emotivo homenaje en memoria de José Hernández Torrubias. Jorge, su hijo, tuvo la entereza de dedicarle unas palabras a su padre en presencia del resto de la familia. Muchos de los corredores que estábamos ayer en la salida le tenemos permanentemente en la memoria.
Así que, como os decía, salió Roberto en primer
lugar.
Diego Jimenez puso tierra de por medio desde el primer momento de la carrera.
Detrás los "cachorrillos" del Puente Romanillos con uno de los corredores de San
Martín de Valdeiglesias. Tras ellos Roberto con otros dos o tres corredores. Y
a continuación el primer relevista de las parejas mixtas y femeninas, de mucho
nivel, disputándose el triunfo.
Al inicio dela segunda vuelta
Diego ya sacaba más de un minuto a sus perseguidores. Se lo iba a dejar muy
fácil a Luismi. A continuación pasaban Adrian Bascuñana (acordaos de su nombre)
y el corredor de San Martín, con Roberto remontando y alejando a sus rivales.
Muchos corredores “naranjas” del grupo de “Correconmigo”. ¡Qué buen ambiente
han creado y cómo van mejorando!
Terminé el calentamiento y me fui
a la salida. Roberto me entregó en cuarta posición pero muy cerca de Iván López
(acordaos de éste también) y del segundo relevista de San Martín.
Fue lo más
cerca que les vi. A partir de ese momento todo mi esfuerzo se centraba en
defender la cuarta posición.
Pero ... antes de completar la primera
vuelta comencé a oír pisadas. Pisadas rápidas, decidas, sólidas. ¡Uy Uy Uy!. Muchos años corriendo juntos como
para no distinguir el estilo de Oscar. No me hizo falta mirar atrás. Me pasó
como un tiro. No le aguanté más de 50 metros. Aunque luego mantuve más o menos
la distancia que nos separaba ya no hubo manera de recortar.
Así que llegué a meta en quinta
posición. Nada mal para una pareja de veteranos de más de 50 tacos.
Y tras la carrera el buen
ambiente de las carreras de los pueblos. Huesillo va, huesillo viene, charlando
con los amigos y planificando la temporada que viene, porque se nos acaba ésta
y dentro de nada ya estamos metidos en campaña de crosses.
Muy buena organización
y repetir lo que ya dejé escrito aquí el pasado año respecto a esta carrera:
una idea magnífica, original y divertida. Entre todos tenemos que ayudar a que
se mantenga.
Pero antes tenemos que volver a darle la vuelta a todo el calendario.
Empezando por el sábado que viene, la
Carrera Solidaria.
Obligada.
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