Me tomé la carrera del CSIC como
un test serio. Quería hacer una marca en torno a la del año pasado o, al menos,
bajar de 38 minutos. Así que me coloqué bien en la salida y enfilé con ganas
las primeras bajadas de la calle Serrano. No vi el paso por el primer
kilómetro, pero sí el del segundo: 7’09”. No me gustó. En los dos kilómetros
más favorables del recorrido ya había perdido 9” respecto al pasado año.
Y ahí
tomé una decisión poco frecuente: no volver a mirar el crono.
Lo cierto es que
a mí no me obsesionan mucho (podría decir que casi nada) los tiempos de paso,
pero sí me sirven de referencia para saber cómo voy y sobre todo, para no caer
en un ritmo demasiado cómodo. Al final, la competición es lo que es y un poco de
sacrificio siempre es necesario si se busca un determinado resultado.
Así que
comencé a correr “a oscuras”.
Todos los que hemos corrido esta carrera sabemos
que tiene cuestas, pero el Paseo de la Castellana, aunque muy ligeramente, es
todo ello una cuesta, así que cuatro kilómetros pos su asfalto pueden hacerse
duros. El caso es que yo me encontraba bien y con fuerza. Incluso iba recortando
distancias y cazando a algunos corredores por delante, mientras que perdía muy
pocas posiciones de gente más prudente que venía con más brío por detrás.
Sin
saberlo en ese momento, pasé el kilómetro 5 en 18’53”, 21” más lento que el año
anterior y con muy poco margen ya para bajar de 38’. Pero yo iba a gusto.
La
segunda parte del recorrido tiene un par de tramos cuesta arriba y con alguna
bajada intermedia, para terminar en un último kilómetro en un descenso muy
favorable. A punto de entrar en meta oí al grandísimo Antonio Gallardo animando “vamos que estáis en los 38 y
pocooooo” .
El poco se me quedó retumbando en la cabeza porque nada más girar
para entrar en el recinto del CSIC ya se ve el crono y el “poco” no lo era
tanto. Al final 38’38”, 50” más que el año pasado y, sorpresas de las carreras,
casi el mismo puesto, el 81, uno menos que en la edición anterior.
Y encontrándome bien y con fuerza
… ¿Por qué se me fue el tiempo de esa
manera? No lo sé, pero me ronda esta otra pregunta… Si hubiera ido
mirando el paso por los kilómetros … ¿Habría terminado con un tiempo mejor?
4-5” por kilómetro.
¿Mirar el crono me hubiera dado
esa motivación extra para correr a menos de 38 minutos?
No es fácil responder pero … yo
casi me inclino a pensar que de haber sabido en qué tiempos iba sí hubiera
tratado de forzar algo más. No sé si esos 4-5”/km pero si algo más.
Muchas
veces ese “poco más” que tenemos que dar sale apretar la “exprimidora”,
de alargar un par de centímetros más la zancada, de no perder un momento la
concentración en el objetivo a conseguir, de no ceder a la tentación de “tomarte
un respiro” en una bajada … en definitiva, muchas pequeñas cosas que pueden ir
recortando segundos.
¿Importa mucho? No. Lo cierto es
que no. No me importa. Acabé muy contento. Me sentí estupendamente. Aunque … seamos
sinceros, me hubiera reforzado la moral haber bajado de esa marca.
Así que ahora toca volver a intentarlo.