lunes, 30 de noviembre de 2015

CROSS DE ALCOBENDAS 2015: CUANDO EL APARATO DIGESTIVO TOMA LA SALIDA DIECISIETE HORAS ANTES QUE EL RESTO


Mi cuñado es andaluz.
Cordobés.
De Cabra. ... Egabrense.
 Más allá de todo un conjunto de estereotipos que, convenientemente tratados, pueden hacer fortuna en las pantallas de cine, mi cuñado participa de una serie de rasgos comunes que diferencian a las personas de Despeñaperros para abajo.

Mi cuñado es “sagerao”. 
Escrito así porque es así. “Sagerao pa to”. “Sagerao sagerao”.

Y el sábado fuimos a comer a su casa porque era el cumple de mi sobrina. 
Así que mi cuñado, José (Ossse) se metió en la cocina y preparó un menú muy completo. Y muy aderezado. Porque los andaluces han heredado de la dominación árabe el gusto por el condimento.

Entre otras cosas (todo muy rico, Ossse, todo muy rico), mi cuñado preparó una patatas ali oli.

Y el caso es que no me cogió del todo desprevenido porque ya van muchos cumpleaños (nos hacemos mayores Ossse. nos hacemos mayores) y la experiencia, a mesa puesta en casa de mi cuñado, me dicta prudencia.

Así que me serví cuatro patatas ali oli (cuatro trocitos, no me interpretéis mal). Cuatro. Ni diez ni cuarenta. Cuatro.

Con la primera se me quitó el frío del cuerpo.

Con la segunda se me saltaron las lágrimas. 
Hice un paréntesis en el que me bebí todo un vaso de limonada.

Con la tercera las patatas empezaron a recorrer  todo mi aparato digestivo. ¡Venga reflujos!

Y con la cuarta … ¿Sabéis esas películas en las que un montón de chatarra se convierte en un enorme monstruo mortífero con una precisión letal? Con la cuarta el ajo se reconstruyo a sí mismo y me poseyó.

El resto de la comida solo fue un intento de aplastarle a espaguetis, más limonada, tarta y …almax.

Diecisiete horas después estaba en la salida del cross de Alcobendas. En el Parque de Andalucía. (¡Qué cosas!). En primera línea. Dispuesto a subsanar la mala salida de Atapuerca. Con más de 200 personas a mis espaldas y en mis flancos.
El disparo no me tomó por sorpresa. Tenía la mirada fija en el gatillo así que salí como un fórmula uno. Cuesta arriba. A tope.

Trescientos metros después estaba entre los treinta primeros completamente exhausto con cuatro kilómetros más por recorrer. Creo que nunca me ha adelantado tanta gente en una carrera. Tardé casi toda la primera vuelta en estabilizarme, en coger ritmo y en empezar a correr en condiciones. Lo de coger ritmo en este cross tiene su miga porque entre cuestas y curvas no acabas de soltarte. 
Y conmigo … el ajo.

Cierto es que a estas alturas el ajo ya estaba bastante debilitado, todo hay que decirlo. Todo el sistema gástrico produciendo ácidos durante diecisiete horas debilita a cualquiera. Pero … ahí estaba. Un ajo es un ajo ¡que demonio! Y ¡estaba dispuesto a dar la batalla hasta el último instante!.

Así que con cuestas, curvas, unos muy escasos 4300 metros para mi casi nula velocidad y un ajo dando batalla… la carrera salió como salió. A trompicones. 
Bien es verdad que al final acabé tan contento. 75 de la general y tercero de mi categoría.

Tampoco le puedo pedir a mi cuñado que a la próxima me haga un pescado hervido porque no se va a quedar ahí… ¿Para qué está el vinagre, la pimienta, el jengibre, el apio, la mostaza…?

Mejor no competir al día siguiente.

martes, 24 de noviembre de 2015

DE LAS PELIGROSAS CONSECUENCIAS QUE SE PUEDEN DERIVAR DE ENTRENAR CON MARATONIANOS




El maratón es adictivo y es contagioso. Dos características peligrosas.

Hay otras actividades en el deporte que también lo son y fuera de éste ámbito son incontables. Pero en el mundo del atletismo hay pocas cosas que se puedan comparar al maratón.

Ya han pasado siete años desde que hice mi última carrera sobre los 42.195 metros. Fue en el año 2008 en Munich, entrando en el estadio olímpico. Y guardo numerosos recuerdos de la competición, como de todas las anteriores maratones que disputé.

Entonces decidí dejarlo. ¿Por qué? No sabría decir exactamente cuales son las razones. Simplemente llega un momento que el aliciente del reto se pierde o no alcanza a compensar el esfuerzo, los dolores, la concentración y la dedicación durante tantos días de entrenamiento.

Hace muchos años, estando yo embarcado en plena vorágine maratoniana me encontré con el gran Sergio Fernández. Para los que no sepáis de él, Sergio ha sido campeón del mundo de 5.000 m y 10.000 m en varias ocasiones en distintas categorías de veteranos. Actualmente, con 60 años es doble subcampeón del mundo de ambas distancias y capaz de correr en 33’ un 10.000. Como tarjeta de presentación no está mal. Pero eso no es nada con el tipo de persona que es. Si es un grandísimo atleta es aún mejor persona.
Pues bien. Como digo me encontré con  él una tarde en Madrid hace muchos años. Estuvimos hablando sobre su retirada del maratón y entonces me dijo algo que siempre he recordado: “ Ángel … no olvides nunca que hay atletismo más allá del maratón”.

Y no lo he olvidado. Por eso un día decidí dejarlo y dedicarme a carreras más cortas, a volver al cross y a la pista. Y he disfrutado muchísimo.

Y de pronto empiezo a compartir entrenamientos con un grupo de maratonianos que van a Castellón dentro de dos semanas: tiradas largas (debidamente recortadas a la mitad por mi parte), ritmos controlados (“rajándome” a conveniencia), series (ni he aparecido para compartirlas) …

Pero también empiezas de nuevo a participar en las conversaciones de los maratonianos y a contemplar desde fuera la ilusión que genera la carrera y a compartir el temor de no recuperarse de esos dolores que son inherentes a tanto kilometraje, tanta intensidad y tanta fatiga.

Y a recordar.

¿Volvería a correr un maratón? Nunca dije que no. Un maratón se puede entrenar de diferentes maneras: para acabarlo simplemente, para hacer una determinada marca, para darlo todo … Y según sea el objetivo así se planifica y, por consiguiente, te das más o menos “calentón” los meses anteriores.

Pero, en cualquier caso, para correrlo hay que encontrar alicientes.
Tal vez, pronto o tarde los encuentre. Tal vez.

Tienen que ser poderosos porque hay que compensar muchos “contras”, entre los cuales pesa mucho el estar de vuelta de muchas lesiones.

Sin embargo, el maratón es adictivo y yo ya lo probé.

Y es contagioso y estoy entrenando con quien lo padece …


Estoy en riesgo.


viernes, 20 de noviembre de 2015

EL FINAL DEL CASO MARTA DOMINGUEZ. CUATRO MOMENTOS


El TAS sanciona a Marta Dominguez con 3 años de suspensión y anula sus resultados conseguidos entre agosto de 2009 y julio de 2009 por irregularidades probadas en su pasaporte biológico.

1 de Agosto de 2010.

Europeo de Barcelona 2010. Las atletas de la final de 3000 m obstáculos están en la línea de salida. Marta Dominguez no es la favorita. Las atletas rusas han hecho una temporada soberbia. Aún así nadie duda que la atleta palentina dará todo por conseguir la victoria. Desde el principio es la rusa Zarudneva la que toma el mando de la prueba. Pronto ella y Marta se separan del resto de competidoras, entre las que también está Zulema Fuentes-Pila. Pasan las vueltas y la lucha se mantiene. El público en las gradas jalea a Marta. Nunca vi algo parecido en un estadio de atletismo. Se afronta la última vuelta y todo con todo el mundo en pie y en un grito unánime Marta toma la delantera, la rusa parece ceder pero no lo hace, se recupera y en la recta de meta se lleva el triunfo. Marta entra en segunda posición con su gesto característico quitándose la cinta rosa del pelo. Da una vuelta de honor recogiendo una atronadora ovación de todo el estadio de Montjuic.

Yo estaba allí … con la piel de gallina. Ningún atleta puede pensar en un momento de reconocimiento y satisfacción como el que vivió Marta. Enorme recompensa a su entrega y su esfuerzo. Además de la medalla de plata, la demostración evidente de contar con todo el cariño de la afición.

5 de febrero de 2012.

Una niebla intensa y un frio considerable. Se está disputando una carrera de las categorías menores del Cross Internacional Ciudad de Valladolid. El público se agolpa en la recta de meta para animar a los chicos. De repente se escucha por megafonía que acaba de llegar Marta Dominguez al recinto. Un enorme bullicio y de pronto, la atleta palentina está rodeada de chiquillos y de mayores pidiéndola autógrafos esperando para hacerse una foto con ella. Y Marta, paciente, con su enorme sonrisa atiende gustosa a todos, recogiendo el cariño de una afición entregada a su ídolo. Los pequeños la miran con admiración y respeto, los mayores como un ejemplo de lucha y constancia.

Yo estaba allí… impresionado. Ningún atleta es tan reconocido y querido. Y muy pocos deportistas españoles de cualquier disciplina pueden recibir tanto cariño de una afición entregada.

30 de mayo de 2015.

Se celebra el campeonato autonómico de pista de Castilla y León de las categorías infantil y cadetes. Hace un calor intenso y cientos de chavales corren de un lado a otro. Se disputan varias pruebas simultáneamente en el anillo y en el foso de saltos. Representantes de clubes de toda la comunidad, entrenadores y padres llenan las instalaciones. Marta Dominguez recorre por la parte exterior de la recta de meta, donde más gente se encuentra presenciando las competiciones. Va acompañada de un par de personas. Nadie la interrumpe. Nadie la pide un autógrafo. Nadie se hace una foto con ella. Han pasado tres años desde la última vez que la vi. Han pasado muchas cosas. Su caso de dopaje está pendiente de sanción. Se ha complicado con asuntos relacionados con el pasaporte biológico. Además ahora es senadora.

Yo  estaba allí. Veo a la misma persona, ya no sonríe. Ha perdido su medalla más valiosa: el cariño de la gente. Nadie sabe cómo se resolverá el caso de la “operación Galgo” en la que se encuentra implicada. Pero independientemente de la sentencia, el mundo del deporte español ha destronado a su reina.

Mañana.

Hay atletas que dicen que no la podrán volver a mirar a la cara. Otros que se hace justicia. Qué siempre se pilla a los tramposos. Qué hay que seguir persiguiendo el dopaje. La gente comenta sobre su filiación política, sobre sus marcas, sobre su hipocresía … hasta sobre si es rubia de bote. 
 Todas las marcas, los triunfos, el cargo político… todo lo que pierde por la sentencia del TAS es incomparablemente menor que la pérdida del cariño del público del que llegó a disfrutar y con el que hubiera podido vivir hasta el fin de sus días.


De ser un ídolo, un ejemplo a seguir para la juventud a pasar al lado opuesto…. Al lado más oscuro.

martes, 17 de noviembre de 2015

CROSS ATAPUERCA 2015: COMIENZA LA TEMPORADA.


Comenzó una nueva temporada de competiciones. La 2015/16. Y esta vez fue en un escenario inédito para mí: el cross de Atapuerca.

Aunque había pasado varias veces por la zona, nunca había estado tan cerca de los yacimientos arqueológicos y quedan pendientes de una visita en profundidad, porque esta vez toda la mañana estuve dedicado a las carreras. Realmente impresionante la cantidad de corredores de casi todos los lugares de España y el enorme nivel de la cantera atlética que tenemos, juveniles y juniors… ¿Qué pasa después? ¿Les veremos dentro de unos años compitiendo y demostrando el enorme potencial que tienen? ¿Alguien les ayuda? Este otro “yacimiento deportivo” también necesita investigación, seguimiento y financiación para no perder una prometedora generación de atletas.

En la carrera senior un ritmo brutal de los corredores africanos. Merece la pena verles en directo pasar por delante de tus narices, ver cómo apoyan ligeramente el pie en el suelo y salen propulsados en una zancada infinita con un estilo y una elegancia admirable … y envidiable.
Enorme carrera de Luismi Sanchez Blanco, terminando entre los primeros 50 y muy cerca de Alberto Sanchez Pinilla.

Y estrené mi camiseta nueva. Otra vez de verde, como en mi época en el equipo de la escuela de Montes. Esta vez en la prueba popular y sobre una distancia de 5 kilómetros. En la salida en compañía de Juan Carlos, que a pesar de estar preparando el maratón de Castellón, me hizo una salida estilo Correcaminos. “Sal tu delante”, “no, no , sal tú”, “no , sal tú que corres más …” Pum … No volví a verle.

Y aún así en 200 metros me estallaban los pulmones. “¿Dónde voy?” No podía seguir ese ritmo salvaje y aún así iba en un pelotón gigantesco, dando trompicones y dejándome metros en las curvas por la enorme cantidad de gente que me rodeaba. La primera vuelta la hice como pude. Y las otras dos resultaron aún peor. Fue una de esas carreras en las que te esfuerzas de lo lindo para, al final, no acabar a gusto, ni por las sensaciones ni por el resultado. 18’ 52” sobre un recorrido completamente llano y como una alfombra. Hubiera podido seguir así otro par de vueltas más pero no se trata de eso. Se trata de correr deprisa, de ganar velocidad.

Y ahí se plantea el dilema. Entrenar para conseguirlo o entrenar por salir a correr y no agobiarme a series y ritmos y presión. Hasta ahora ha sido así y hay que asumir que en las competiciones luego se nota la falta de esfuerzo en el entrenamiento.

En realidad aquí no hay  misterios. Entrenar con método y con cabeza lleva a unos resultados. Salir a correr un rato por las tardes a otros no tan buenos. La cuestión es tomar una decisión y asumirla en la competición.


La temporada no ha hecho más que empezar. Quedan muchos crosses. Quedan muchas carreras. Y en el horizonte empieza a asomar la San Silvestre…Habrá tiempo para todo.

Ah!!... Y "Tercer tiempo" con mis compañeros de club: comida campestre al solecito y en un día magnífico. 

domingo, 1 de noviembre de 2015

CAMBIO DE CLUB




Me cuesta mucho cambiar. Cambiar de compañía de teléfono, de la luz, cambiar de coche, de casa, de trabajo. Por no cambiar… no me cambio de peinado desde hace más de 25 años.

Pero ha llegado el momento de cambiar de club de atletismo. Dejo el Puente Romanillos y me voy al Ecosport.

Empecé hace 38 años en el A.R. Concepción. El club en el que aprendí a  correr y en el que entendí que el atletismo también es un deporte de equipo que se puede hacer solo. Las mejores competiciones, las más divertidas, las más intensas siempre fueron pruebas en las que el club peleaba contra otros. Incluso mis mejores marcas en pista las hice en ese tipo de competiciones. Había que estar a la altura.

Me fui del AR Concepción un año para competir con el Real Madrid. Cerraron la sección y nos echaron a todos. Todavía guardo con cariño la carta de despido y también la camiseta. Algún día tendría que sacarla para que la vierais… O mejor no.

Volví a la “Conce” y allí estuve hasta que me marché de Madrid. ¿Dónde? A Ávila. ¿Por qué? Porque la vida te lleva y te trae y a lo mejor te pilla despistado y no te das cuenta que decides una cosa y resulta que es importante.

Y estuve una temporada en el Puente Romanillos como si hubiera estado en el San Petesburgo Athletic Team. Y a la siguiente en el Ecosport y otro tanto. Fue una época difícil. Aquí corría poca gente y los que corrían tenían su grupo, sus formas,… Era el año 1992 y … no existía wasap. Y, sobre todo … yo me equivoqué. Esperaba de los clubes algo que no me podían dar.

Así que me fui al Laister, con mi guía, mi entrenador y mi amigo Eugenio Hernández Galán. Mi segunda época de maratoniano. Entrenamientos duros, en solitario, con las 42 kilómetros en la cabeza.

Y según fui cumpliendo años, también fui superando objetivos, retos, experiencias. Y según va pasando la vida, te vas dando cuenta que te vas dejando cosas por el camino. Que a lo mejor ni las clasificaciones ni las marcas son lo más importante ...

Así que volví al Puente Romanillos porque Ángel, mi hijo mayor, ya estaba corriendo. Era la manera de compartir carreras, viajes y más experiencias. Si había corrido un montón de carreras con mi padre ahora también lo haría con mis hijos.

Pero ahora ha llegado el momento de cambiar de nuevo. Y vuelvo al Ecosoport. Y esta vez vuelvo no para recibir. 
Vuelvo para dar. 
Vuelvo para hacer amigos y para compartir entrenamientos y carreras con los que ya tengo. Vuelvo para ayudar. Para poner vallas o para aconsejar a la gente que empieza. Para salir a rodar al ritmo que marque mi compañero. Y para ponerme un dorsal sobre la misma camiseta que mis compañeros de equipo y después celebrar que hemos sido octavos. O penúltimos. O … que hemos ganado. Pero celebrarlo. Vuelvo para divertirme corriendo.

Eso sí. Voy a seguir peinándome igual.