Hace muchos años un compañero me contó una cosa que le había ocurrido. Resulta que había tenido avería en casa y tuvo que llamar a un fontanero. El hombre, cuando llegó a la casa y vio los daños se fue de nuevo y trajo el material necesario para la reparación, que realizó en poco tiempo y a satisfacción de mi amigo.
Posteriormente, en la factura reflejó, además de la mano de obra y los materiales, el siguiente concepto:
“Por ir, por golber y por golber a golber”.
Así, tal cual lo escribo, con g y con b.
¿Por qué se me quedó grabado aquello y no soy capaz de
contar un chiste ni cinco minutos después de que me lo cuenten a mí? No lo sé.
Cada uno tenemos en la cabeza lo que tenemos.
Pero desde entonces ese “golber a golber” forma parte de mi
archivo de frases. Y ahora me viene de nuevo a la cabeza porque en eso estoy, en volver de nuevo o, mejor dicho, en “golber a
golber”.
Cuando uno se lesiona tiene por delante al menos tres tareas
sucesivas… o complementarias: la primera recuperarse de la lesión. La segunda
perder el miedo a recaer y la tercera volver a recuperar la forma.
Yo estoy entre la segunda y la tercera. Recuperado de los
dolores, de esos que de verdad impiden correr y conviviendo de nuevo con
aquellos que lo permiten, poco a poco voy perdiendo el miedo (pánico, terror
o pavor también valen) a pisar fuerte, a
bajar cuestas apoyando el pie sin protección, a notar cómo la pisada se
transmite a la rodilla, a comprobar su efecto, a subir ritmos… a dejar de
buscar dolores, a dejar de escucharme.
Y poco a poco voy recuperando la forma. Ya llevo casi dos
meses corriendo y me he lanzado a hacer series. Los primeros días es mejor no
mirar el crono. ¿Para qué? Después de llevar los pulmones y las piernas al
límite, miras el tiempo y siempre es mucho peor de lo que te imaginabas. Y solo hay una fórmula para esto: PACIENCIA
Y CONSTANCIA.
No hay más. No hay entrenamientos milagrosos ni planes
maravillosos.
PACIENCIA Y CONSTANCIA. Nadie recupera la forma de un día
para otro. Nadie está parado seis meses, nueve o doce y vuelve igual que lo dejó. Y solo hay un
camino: superar estos momentos para que, poco a poco, lleguen los otros, los de
mirar el crono y … esta vez sí, esta vez ver que el tiempo está cerca de tus
expectativas.
Y entonces, casi de semana en semana sientes que vuelves.
“Golber a golber”.
Y además, mientras corro, me pasa una cuarta cosa: que me
acuerdo de los que no corren. Me acuerdo de Vicente, de Quique, de Vivi… Me
acuerdo de las carreras que hemos hecho juntos, de los entrenamientos que hemos
compartido, de nuestras conversaciones.
¿Cómo podría hacer yo para ayudarles? No soy médico, no soy
fisioterapeuta, no soy psicólogo, no soy masajista, no tengo habilidades
curativas.
Solo puedo escribir. Solo y torpemente.
Solo les puedo recordar algo que ellos ya saben: la primera
parte de esas tres que antes mencionaba se termina algún día. Recuperaos de la
lesión. Llegará el día en que estéis de nuevo pensando en entrenamientos, en
competiciones, en ritmos. No perdáis la esperanza ni la paciencia. Lo
conseguiréis.
Estáis en el camino de “golber a golber”. Os estoy esperando.
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