jueves, 31 de mayo de 2018

EL JIME



¡Hombre Jime! ¿Qué tal estas? ¿Cómo te va?
Pues ya sabes... Disfrutando.

Disfrutando.

De cien veces que se inician una conversación con un corredor, sea del nivel que sea, la mayor parte comienza con un … bueno, ando regular, me duele aquí, o allá, o con un  estoy parado o con un catálogo de quebrantos de lo mal que lleva el entrenamiento para tal o cual prueba.

Excepcionalmente la conversación comienza con un sonriente “disfrutando”. Esas excepciones solo provienen de gente diferente.

El otro día volvía de viaje y se retrasó el avión y como consecuencia perdí el tren. Eso supone interminables horas de espera en lugares donde poco se puede hacer salvo leer o trastear en internet, porque ni siquiera se puede echar un sueñecito, que bastante claro lo tienen los que diseñan el mobiliario de los aeropuertos y las estaciones para que no te quepan la nuca y la rabadilla entre la parte superior del respaldo y el extremo del asiento.

Total que no sé muy bien cómo acabé curioseando en el ranking de la RFEA. Y me puse a mirar y mirar... y me encontré al Jime por las clasificaciones de la temporada 17/18.

Y le empecé a dar forma y contenido  a ese escueto  “disfrutando”. Y no por los resultados. O no solo por los resultados.

Este es su palmarés de la temporada (confío que no me lo tenga a mal el sacarlo a la luz).

El Jime está en 7 pruebas, y eso sin haber empezado la temporada al aire libre. Está en todo lo que se puede estar entre los 800 metros y el marathón.

El 11 de noviembre del 17 corrió el marathón de Valencia en 2:50’05’’ lo que le coloca en el 4º lugar del ranking nacional de su categoría master>50 y el 100º entre todos los veteranos (de 35 años para arriba) en la temporada.

El 3 de marzo corrió en 2’20’’ los 800 metros en Salamanca (ranking 28º en master>50)  y el 1500 y tres semanas después, el 23 de marzo,  los 1.500 metros en el Campeonato de Europa master de Madrid en 4’40’’87 (ranking 25º).

Después se cogió el coche con su clan (el clan Jime) y se fueron a Valencia a correr el día siguiente el Campeonato del Mundo de Media Marathon.  El día siguiente. 
Allí sumó tres nuevas marcas para en ranking: 19’11’’ al paso por los 5000 metros (13ª); 38’11’’ al paso por el 10.000 metros,mejorando el primer parcial, por cierto (ranking 37ª) para terminar la Media en 1h 19’ 59’’ (ranking 13º).

Y todo esto, pensaba yo según pasaban las horas en la terminal,  que le resultaría de lo más gratificante “al Jime” porque está muy bien entrenar, pero mejor aún obtener los resultados que uno espera del entrenamiento.

Pero aún, como en todos los buenos guisos, le faltaba la salsa. Y ese condimento no es otro que el “disfrutando”.


Sigue Jime. Empieza la temporada al aire libre.

Nota. Jime se llama así. Solo Jime. Posiblemente no tenga siquiera DNI. Solo con "Jime" está identificado.

sábado, 19 de mayo de 2018

CARTA A ILIAS FIFA



Vayan por delante un par de cosas.

La primera que me alegra mucho que se haya descubierto y se haya resuelto un nuevo caso de dopaje.

La segunda que, a título particular, me importa un rábano rojo que te dopes con TB-500 de uso veterinario (que hay que tener cuajo), EPO o con cualquier otra mierda de esas. El caso es que te han pillado haciendo trampas. Y si fueras un deportista que participas a título particular en competiciones en las que no representas a nadie más que a ti mismo y  no le quitas el puesto a otro, es decir, algo así como cruzar el atlántico en una tabla de surf, escalar el Aconcagua, tirarte de cabeza en paracaídas desde la estratosfera o cosas semejantes, la cosa tendría menos importancia. Pero no. No es así.

Tú has representado al atletismo español. En general, al deporte español. Y no andamos escasos de casos de dopaje descubiertos en la última década como para que gente como tú siga poniéndonos en las páginas de los periódicos deportivos de media Europa.

No te imaginas el daño que haces. Primero al deporte español en general. Nuestro deporte ha conquistado grandes éxitos. Atrás quedó la época en la que solo sobresalía un atleta, un nadador, un golfista…Ahora nuestro país está en la élite del deporte mundial. Y no porque exista un gran programa nacional de descubrimiento de talentos y ayudas. Es porque somos así. Ultracompetitivos. Es de raza. Así que cada vez que sale un nuevo caso de dopaje en un deportista de élite nos sacan los colores a todos. 

A todos.

Y esto es paradójico. No sé en cuantos países se controlará a los deportistas más que en el nuestro, pero seguro que no son muchos. Unos, los más, porque no tienen medios y otros porque no tienen interés en hacerlo. El caso es que cuanto más se controla, más posibilidades hay de descubrir casos. Y ahí radica la paradoja: más sospechas se generan sobre los métodos deportivos del país.

Si el daño es grande al conjunto del deporte nacional, más aún lo es al Atletismo. No eres el primero al que cazan. Desgraciadamente te preceden muchos casos. Y eres campeón de Europa, que no es poco. Que lo fueras dopado o no ya no tiene importancia, porque todos creerán que lo fuiste haciendo trampas.

Y además y lo que es aún peor, le has quitado la posibilidad de ir a un campeonato de Europa,  un Mundial o unos Juegos Olímpicos a otro atleta de esos que basa todo su esfuerzo en el entrenamiento, sin ayudas prohibidas. Y me supongo que no debe ser poca la rabia que debe dar, primero imaginarse que la plaza te la quita alguien que no está limpio y segundo que se confirme la sospecha cuando ya no hay remedio. Porque las oportunidades en la vida se dan una, dos o tres veces, pero no siempre.


A falta de recurso e historias judiciales, parece que  te van a caer cuatro años de sanción. Y quiero decirte una última cosa: me importa el mismo rábano rojo que ahora te entre el arrepentimiento y te alimentes exclusivamente de brócoli, trigo sarraceno, porotos y zumo de pomelo, que vuelvas más limpio que un recién nacido. No volveré a aplaudirte como hice en la última carrera en la que vi. Puede que te parezca rencoroso y tal vez lo sea, pero tuviste la oportunidad de ser un ídolo y preferiste montarte una farmacia en tu casa. 

Y al final, los aficionados somos los dueños de nuestros aplausos.

lunes, 14 de mayo de 2018

SE ME CAE LA CARA DE VERGÜENZA


Estoy sentado frente al televisor, como dice la canción, aunque también podría estar de espaldas porque estoy hasta la mismísima cúspide de mis fontanelas de Cataluña, de Trump, del Cholo Simeone y de Amaia y Alfred (el orden es aleatorio).
En esas, escucho en la sección de deportes la noticia sobre una pelea en un partido de fútbol en Ávila.

Y en ese momento se me cae la cara de vergüenza.

Miles de personas haciendo deporte a diario. Deportistas que han logrado éxitos que nadie reconoce y que no trasciende porque todo lo que no sea futbol es folclore, como decía la legendaria Rosa Mota. Un gran número de personas dedicadas a enseñar las bases del deporte y sus valores a diario en las escuelas deportivas. Clubes que van surgiendo año a año ampliando el elenco de deportes que se practican en nuestra ciudad y provincia. Una amplísima oferta de competiciones deportivas organizadas para el disfrute y desarrollo de las habilidades de todos los deportistas.

Y otra vez una pelea en un partido de futbol base.

Llueve sobre mojado. No es la primera. Ni la segunda ni la tercera.

Qué triste forma de salir en los medios de comunicación. Qué triste forma de perder las formas. Qué manera más ridícula de perder el respeto a los árbitros, a los jugadores, a los espectadores. Qué manera más lamentable de tirar por tierra las horas que se dedican a educar a los chavales en los valores del deporte.


Y sobre todo … que triste imagen para los niños ver a sus padres a tortazo limpio. 

Que vayan a ver la peli Campeones, a ver si les queda alguna neurona decente que les haga entender algo de la vida y del deporte.