miércoles, 20 de febrero de 2019

CARTA A MI TRIPA




Solo me faltabas tú.

No tengo bastante con  lo que tengo y aprovechas el peor momento para hacerte visible. Poco a poco empiezas a desarrollarte. Primero eras una inapreciable curva, incluso graciosa, pero después fuiste tomando cuerpo (nunca mejor dicho). Como quien no quiere la cosa. Lo más duro es saber que estás hecha de la peor materia que uno podría echarse a la boca. Estas hecha de los caprichos y antojos con los que uno trata de sobrevivir en momentos de debilidad y flojera. Hecha de chocolate y galletas cookies, de nata y crema. Bombones y hojaldres.

Miro al espejo y te veo asomar. De cóncavo a convexo. Me pongo unos pantalones y el cinturón me exige una explicación. La báscula se burla de mí. Eh tú, chulito… tantos años presumiendo … ¿y ahora qué? Te duele ¿eh? Pues ahora te aguantas y sufres.

Asquerosa.

No vas a poder conmigo. Desde el primer momento que me ponga a correr eres objetivo prioritario. Voy a acabar contigo. Nos has cogido con la guardia baja. A mí y a todos mis órganos y vísceras, a mis músculos, tendones y  huesos. Pero no te relajes porque les estoy reclutando para ir contra ti. Tienes rehenes, ya lo sé. El intestino, mi querido páncreas al que tantas veces he exigido en las carreras que aportara un poquito al esfuerzo colectivo, el hígado… incluso al píloro. ¡Pobre píloro! ¡Qué daño te habrá hecho a ti el píloro! No te relajes. Les voy a liberar uno a uno y cuando menos te lo esperes habrás desaparecido.

Acabarás siendo víctima implacable del ciclo de Krebs de mis células que te consumirán en pocas semanas. A lo sumo unos meses.

Te veo ahí, rebosando por la cinturilla de mis mallas y me parece mentira. Traicionera. Con lo que te hemos cuidado y ahora te rebelas contra todos. ¿Crees que a las rodillas les hace gracia verte asomar y soportarte? ¿Y a los pies? ¿No tienen bastante con lo que tienen? ¿A qué viene someterles a ese sobre esfuerzo? Lo vas a pagar caro.

Traidora. Tripa traidora.

No te pateo porque no llego.
No te recorto porque no soportaría ver tanta sangre a chorro.
No te liposucciono porque no eres para tanto.
Pero te voy a quemar. No con fuego porque tampoco soportaría el dolor de las quemaduras. Te voy a quemar a kilómetros.  Corriendo, en la bici o en la elíptica. Te voy a quemar viva.

Despídete del mundo, tripa asquerosa.