martes, 9 de agosto de 2022

13ª CARRERA POPULAR NARRILLOS DE SAN LEONARDO

 

FOTO DE GONZALO GONZALEZ DE VEGA


Todos los pueblos deberían tener una carrera. Por lo menos una carrera. Supongo que, si en lugar de gustarme el atletismo me gustara el futbol sala o el tiro con arco, diría lo mismo de estos otros deportes. Pues sí, lo diría … y añadiría una carrera. También alguna sesión de cine nocturno al aire libre, un concierto de música, un certamen de pintura y otras muchas cosas.

Claro que para todo eso hace falta gente que deje de lado sus cositas y dedique su tiempo libre a organizarlo todo. A pensarlo, a buscar la manera de hacerlo, ayuda para financiarlo, a pedir favores, encargar camisetas sin saber cuántas ni de qué talla se van a necesitar, a montar y desmontar tenderetes, a enfriar bebidas, a poner vallas…

Luego, el día de la carrera, del concierto o del concurso de jotas, vamos los interesados, pagamos una pequeña cantidad, disfrutamos del evento y nos volvemos a casa tan contentos.

A los organizadores aún les queda trabajo, dejarlo todo como estaba, incluyendo recoger las botellas que hemos ido tirando por el recorrido, latas vacías en la meta cuidadosamente apoyadas en el alfeizar de una ventana, retirar cintas de balizar, desmontar casetas, …

El esfuerzo es el mismo si corren 50 personas o 300 ... un poco más de jaleo, un poco más de agua, unas sandías más y alguna dificultad añadida para aparcar por el pueblo.

Por eso, en primer lugar, quiero dar las gracias a todas esas personas que, un año más, se pusieron manos a la obra y organizaron la decimotercera edición de esta carrera.

Hacía mucho calor, como casi todos los años, pero el ambiente era el de siempre. Después de cinco años sin correr una carrera en Ávila, volver a ponerme el dorsal me producía una sensación un tanto extraña. Me sentía bastante fuera de lugar participando en una carrera en la que, de antemano, sabía que no iba a poder correr como siempre lo he hecho: a competir. Ya no tengo cuerpo para eso y tampoco entreno lo que se necesita para llegar a una carrera a darlo todo y aunque podía haber intentado ir algo más fuerte, la prudencia me obligaba a no encenderme demasiado.

Así que corrí entre medias de “medio deprisa y medio como pude”, más lo segundo que lo primero y me planté en la meta tan contento de volver a correr con un dorsal en el pecho y sobre todo, de saludar a algunos de los compañeros de carreras de siempre, que muy cariñosamente me recibieron con la alegría de volver a verme con el traje de luces, un tanto ajado ya, pero aún útil para alguna faena más. También os quiero dar las gracias. Seguid ahí.

Volveremos a vernos.


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