
Bertie, antes de ser Jorge VI, padecía de un trastorno que le desesperaba: su tartamudeo. Un sinfín de especialistas habían intentado curarle y nadie lo había conseguido, hasta que un modesto logopeda, desconocido, fuera de los círculos médicos más prestigiosos, en una consulta de paredes desconchadas y con un sofá raído, mediante originales técnicas de dicción ...encuentra la manera de ayudarle…
Y un corredor lesionado, seis meses después de la última vez que calzase las zapatillas, hablando sobre la película que vio hace meses, encuentra una similitud con algo que repite una y otra vez:
lo difícil no es curarse, lo difícil es encontrar a quien te cure.
¿Cuántas veces lo he repetido? Cientos. Porque podemos probar multitud de terapias, pero ... a lo mejor no es la nuestra.
¿Dónde estás Lionel Logue de mis fascitis?
Y podreis pensar...¿Pelín obsesionado? Bueno … no lo sé. Yo no me atrevo a decirlo. Puede ser que sí. Yo creo que no. No es obsesión. Transcurridas las primeras semanas sin entrenar, después se entra en un estado diferente. Puede ser que los pies estén en mi cabeza más tiempo de lo higiénicamente necesario. Puede ser. No lo oculto. Existe una cierta componente científica centrada en analizar constantemente si el dolor persiste o lo he alejado. Tengo la promesa hecha por mi mismo de dejar pasar un mes, ¡un mes entero! desde el último día que note dolor hasta que comience a correr. Y las cosas que me prometo a mi mismo las cumplo como si se las prometiera a otro. Así que me autoevalúo para ver si pongo el contador en marcha. Na ha llegado el momento … pero llegará. Yo también haré mi discurso...
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