sábado, 31 de diciembre de 2016

LA CARTA DE DESPEDIDA DE MI PADRE A LA SAN SILVESTRE VALLECANA



Este año mi padre no correrá la San Silvestre Vallecana. Se retira de esta carrera.

El año pasado, unos días después de que terminaran las fiestas, le pedí que escribiera algo para al blog.

Y me mandó este texto que transcribo aquí ahora, como despedida de una carrera que para mi familia es una parte más de las ceremonias de la Navidad.

Como todo el mundo conoce, en Madrid se celebran, digo celebrar porque correr es una fiesta, muchas carreras a lo largo del año, Moratalaz, Canillejas, Coslada…, pero hay una que tiene un rango especial, quizá por el recorrido, por su antigüedad, por el gran ambiente continuo que conlleva por celebrarse en una fecha tan señalada, el caso es que la San Silvestre Vallecana es la reina de las carreras de Madrid.

Para nosotros es una carrera familiar en la que hemos participado cinco miembros, entre ellos mi nieta Alicia que me acompañó toda la carrera.

Mención aparte y muy especial merecen mis amigos Guillermo y Rodrigo más dos o tres amigos de estos, todos magníficos deportistas que pertenecen al equipo de Rugby Veterinaria. No tengo palabras para calificar su comportamiento conmigo, su apoyo constante, su cariño. Su actitud supera cualquier calificativo que yo pudiera emplear.

Y vamos con la carrera.

La carrera suscita en mí sentimientos varios. Hubo una representación teatral hace unos años cuyo título es “La Hora de la Fantasía”, de Anna Bonacci. Y eso es exactamente lo que fue para mí la carrera: una fantasía maravillosa. ¿Cuál es la razón? Yo creo que los 85 años y tres meses de edad que tenía en ese momento se hicieron claramente visibles y estallaron. Decenas y decenas de fotografías, abrazos continuos, estrechamiento de manos y algunas jovencitas que vieron que el abuelito era inofensivo, se atrevieron a darme un beso que me hicieron recordar los versos de Campoamor que decían “Las hijas de las madres que amé tanto me besan ahora como si fuera un santo”.

Y así continuó toda la carrera.

Desde Cibeles a Atocha fue tremendo. Pero dicho esto tengo que dejar muy claro mi agradecimiento a todos y a todas con el que corrí rodeado.

En este momento pienso que será mi última carrera de la San Silvestre, en la que debuté en 1982 en aquellos años ya lejanos que se celebraba por la mañana. No hace falta decir que corría mucho más rápido que este año y fui acompañado por mi hija mayor. Este año, entre los magníficos deportistas que acompañaba estaba mi nieta Alicia que practica el fútbol y el hockey sobre patines.


Mucha suerte  a todos en los próximos años y quiero que sepáis que nunca olvidaré a los corredores del 31-12-2015.

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