jueves, 3 de marzo de 2022

… Y AHORA … ¿POR QUÉ SEGUIR CORRIENDO?. CAPÍTULO 6 DE LA SERIE "PENSÉ QUE TE HABÍAS MUERTO"

 


Esta pregunta me la han formulado muchas veces a lo largo de estos últimos años ¿Por qué quieres seguir corriendo?

Hay muchas respuestas posibles. Cada uno de nosotros puede tener sus motivos. Y además cambian con el tiempo. Un buen día, las marcas y los puestos en la clasificación desaparecen para dejar paso a otras razones menos “medibles”. Así que me he sentado delante de una hoja en blanco a escribir qué me mueve a querer seguir. Tal vez pueda pareceros…hasta cursi, no sé, pero ahí van:

Levantarme a las seis y media de la mañana en una ciudad desconocida y recorrer sus calles a la luz de las farolas escuchando cómo amanece.

Ver salir el sol en el mar y la puesta entre montañas.

Pisar charcos los días de lluvia.

Escuchar el ruido de mis pisadas en un parque tapizado de hojas movidas por el viento.

Criar mariposas en la tripa unos cuantos días antes de una carrera.

Esperar el disparo de salida.

Ver mis huellas sobre la nieve.

Sentir los latidos de mi corazón golpeando en el final de una cuesta.

Pararme, buscar un palo, hacer un canalillo y ver cómo sale toda el agua de un charco.

Subir por una ladera con la vista clavada en el suelo a zancadas más cortas que pasos para llegar arriba, levantar la mirada y encontrar la inmensidad.

Chocar la mano extendida de un niño en mitad de una carrera.

Estas son 11 razones. Pero si no os gustan, me pasa lo que al gran Groucho: tengo más. En realidad, tengo muchísimas más. Todas ellas son las que me hacen seguir corriendo, deprisa, despacio, mucho o poco. El siguiente paso, el minuto próximo, en el espacio y en el tiempo, lo que está por venir puede ser una razón más. 

No solo una más ... tal vez la mejor.