Foto Pedro Aboitiz. www.atletismocantabria.es |
Y, de pronto, llegó Laredo.
Inscribirse cincuenta días antes
de una carrera tiene estas cosas, que te llega el día y te pilla como te pilla.
¿Por qué me apunté? Tal vez por volver a correr en uno de los lugares donde más
he disfrutado del atletismo.
A Laredo se viene a correr. A
correr en el sentido más riguroso de la palabra. No creo que haya muchas
carreras de 10 kilómetros en el mundo que entres en meta en el puesto mil con
39 minutos pelados. El mil. Mil personas corriendo por debajo de 3´54´´ el
kilómetro.
Dar dos salidas es un acierto
que, sin duda, acabaran copiando otras carreras: mantienes un nivel altísimo de
inscripción, evitas riesgos innecesarios de accidente en la salida, puedes
ampliar incluso el cupo de inscritos y todo el mundo (…o casi) puede correr
desde inicio en sus ritmos. Y además, los que salimos en la primera pudimos
disfrutar de la segunda completamente.
A cerca de los logros de la carrera
ya se ha escrito y comentado todo. Ver correr (¿Correr o volar?) a Berihu
Aregawi es algo inolvidable. Impresiona sobre todo su zancada: un apoyo
infinitesimal sobre el asfalto que le propulsa a gran distancia para repetir el
gesto a una enorme velocidad con una sensación de fuerza brutal. Correr
completamente solo en 26:33 para quedarse a escasos 9 segundos de la mejor
marca mundial garantiza grades logros a este jovencísimo atleta etíope.
Igualmente destacable es la mejor
marca española de todos los tiempos para Paula Herrero con 31’23’’. Otro gran
talento del atletismo español del futuro.
Pero es que además, ocultos en la clasificación hay verdaderos "tiempazos" para los diferentes grupos de edad. Por ejemplo, por decir uno solo ... ¿correr en 47'44'' con más de 70 años?
Y entre todos ellos un nutrido
grupo de corredores abulenses, de todos los equipos de la ciudad. Allí estaban atletas
de Ecosport, Jaqueline Running Team, Triavila, Avila Runners y Puente
Romanillos, además de unos cuantos “no adscritos” o de otros clubes. Y todos, o
casi, en busca de los límites personales sobre la distancia. Grandísimas marcas
para muchos/as. Un enorme aliciente para seguir entrenado.
A Laredo, como dije antes, se
viene a correr en el sentido de buscar el mejor registro posible. El circuito,
como dice la propia organización puede ser de los mejores del mundo para
hacerlo, la compañía, por el enorme nivel, es inmejorable: no corres solo ni un
segundo, puedes seguir el ritmo que te permitan tus piernas porque siempre
vas a encontrar a alguien dispuesto a tirar. Y el tiempo…¡ay!... esta vez aguantó.
Cierto es que la lluvia apareció en la segunda salida, pero nada que ver con
otras ediciones de agua y viento que siempre castiga el rendimiento.
Volví a Laredo para disfrutar de la competición. Volví para sentir, aunque solo fuera unos metros, esa sensación de plenitud en la que todo tu cuerpo y tu cabeza buscan dar lo mejor, lo máximo, alcanzar tu mejor nivel.... ese mejor nivel que cada uno podemos conseguir en cada fase de la vida. Atrás quedan otras épocas, otros ritmos, otras marcas. Aquello ya no cuenta. Cuenta solo ahora. Entonces ... ¿Lo conseguí? ... Si. Un ratito.
¿Y si repitiéramos el año
próximo?