viernes, 30 de abril de 2010

¡AY! QUE MALITO ESTOY

Estamos en vísperas del último asalto del Circuito de Carreras Ecosport, la Subida a Sonsoles. Así que es una buena excusa para comentar uno de los aspectos más habituales de los preliminares de las carreras: las excusas.
¿Qué tal estás? “Uy, fatal. No he dormido nada, tengo un flemón, me he caído y me he golpeado la rodilla con la tapa de una alcantarilla, me ha sentado mal el desayuno, tengo una ampolla en la planta del pie y un golondrino que no me deja bracear”. ¡Caramba!, piensa uno. ¡Qué tio más valiente! A pesar de todo lo que tiene encima, sale a correr.
Si sigues preguntando, te encuentras con que ha ocurrido una tragedia en la ciudad y no solo el colega anterior, sino una buena proporción de corredores han sido víctimas de un cataclismo. Casi todos están fatal. Casi todos han pasado la noche en vela. Casi todos tienen un flemón y así sucesivamente hasta dar con una población de golondrinos superior a la de golondrinas.
Total, que si los jueces de la carrera supieran lo que padecemos los corredores antes de la salida, deberían suspender la prueba por prudencia. O por compasión.
Eso sí. Basta un “preparados, listos, pum” y cual pócima misteriosa, todos los males desaparecen por arte de encantamiento. El colega sale disparado sin asomo de dificultad en el apoyo del pie, de la rodilla y en el braceo. Pronto se le pierde de vista. Detrás, todos los demás, sin aparente dificultad. ¡Alguno habrá que tenga razón!
Después llega el encuentro en la meta. “¿Qué tal?”, vuelves a preguntar al colega. “Tío, fenomenal. Me he encontrado de lujo”. “Y ¿tus dolores?”, preguntas maliciosamente con cierto mosqueo. “Bueno, me ha dolido un poco el pie”, te responde mientras se va a disfrutar del resultado y sin querer entrar en más detalles. No sea que le pidas que te enseñe el pie.
Me recuerda los exámenes de la carrera. En la puerta de entrada todo era un “Ay-Mary-que-mal-lo-llevo”. En la salida del examen un “Ay-Mary-que-mal-me-ha-salido” y en el tablón de las notas, la amiga de Mary y la propia Mary te sacaban un 9, mientras tú, que habías terminado tan contento te marchabas (tan contento) con un 6. En el mejor de los casos.
Mañana habrá un nuevo ritual. Volverán las golondrinas y los golondrinos a revolotear por la línea de salida. Vereis que carrerón hace el colega.

NO SOLO ATLETISMO





El domingo pasado se celebró la Media Marathón de Bilbao. Hubo un tiempo en el que tuve el plan de correr todas las medias que se celebrasen en España. Es un decir. Todas son muchas y cada vez más. En realidad se trataba de buscar una forma de viajar y hacer turismo atlético. Este “finde” podía haber sido una buena oportunidad para ampliar mi elenco de ciudades en este plan, que se limitan a Madrid, Ávila, Segovia y Valladolid. Poca cosa, como veis. Sin embargo, a pesar de que el motivo del viaje era deportivo, no tuvo nada que ver con el atletismo. Tampoco dejé pasar la oportunidad de recorrer Bilbao a la carrera, ya que hice un rodaje de 15 kilómetros que me permitió dar una buena vuelta. Pero como digo, el motivo no tenía nada que ver con las carreras sino con el hockey. Uno nunca sabe por dónde le va a llevar la vida. Allí nos plantamos el viernes - teníamos fiesta en la Comunidad de Castilla y León- con el equipo alevín de Hockey Club Patín Ávila, a disputar la fase de sector previa al campeonato de España. Los otros tres rivales eran el CP Norsol Burgos, el C.D. Urdaneta de Bilbao y el Ikastola San Fermín. Cuatro equipos a disputar dos plazas. El equipo de Ávila asistía por renuncia del representante de Aragón. Era “la cenicienta” del grupo. El primer partido enfrentó a los dos equipos castellano-leoneses, con victoria para Burgos por 8-3. El segundo partido disputado por los abulenses fue contra el Urdaneta, los anfitriones, que ganaron 10-0. El tercero contra los navarros del Ikastola San Fermín terminó también con derrota 12-1. Cualquiera podría pensar que fue un desastre de campeonato. Los resultados hablan de una clara inferioridad del equipo de Ávila frente al resto. Y en realidad hubo mucha diferencia, pero no fue un desastre. Ni mucho menos.
Hasta aquí la cara vista. La cara oculta del viaje nos mostró unas cuantas cosas más. Lo primero que quiero destacar, una vez más, es la labor de los entrenadores. (¡Qué pesadito estoy!). En este caso hablo de Dani y Clara, una pareja que dedica todo su tiempo libre a este deporte. Dani les habló en el vestuario. En ningún momento les forzó a salir a ganar o de dejarse la piel en la competición. No les recordó las jugadas ensayadas ni les mareó con tácticas o marcajes. Solo (ni más ni menos) les habló de compañerismo, de ayudarse unos a otros, de divertirse jugando y de disfrutar de los partidos. El resto, el afán de victoria ya lo ponen los chavales sin necesidad de arengas. Y los chavales pelearon. ¡Vaya si lo hicieron! Pero la diferencia era insalvable. Es lo que media entre llevar siete años entrenando casi a diario juntos unos chavales de la misma edad a combinar muchachos de entre 10 y 14 años. Alguno recién llegado al equipo. Todos, Oscar, Adrian, Valentín, Jesús Angel, Javier, Alicia, Jesús y Guille, dieron todo lo que pudieron. Casi todos se llevaron golpes, bolazos y caídas. Pero se lo pasaron muy bien. Probablemente sea injusto, porque no fueron los mejores, pero me gustaría destacar la actuación de dos de ellos. Primero de Javier, un chaval que lleva tres meses patinando y que peleó como un león frente a jugadores cuatro años mayores que él y con muchos partidos a sus espaldas. Intentó hacer lo que hacían los demás y mantuvo la compostura en un juego en el que es muy fácil quedar en evidencia frente a los rivales más experimentados. Y también a Alicia, portera del equipo benjamín que viajó de suplente en la categoría superior y jugó minutos en todos los partidos. De cuarenta y cuatro jugadores era la única niña. Y se puso en la portería a detener los disparos envenenados de los rivales con toda la valentía que le transmitía su entrenador desde el banquillo. Chavales de catorce años que ya tienen un bíceps con el que mandar la bola a bastante velocidad.
Tal vez me deje llevar por la pasión del aficionado y vea las cosas con cierta parcialidad a favor de los chavales de Ávila. Seguro que es así. También puede que mi vista se nuble por la fuerza de la sangre. Alicia es mi hija. Ha demostrado que es valiente. Ha salido a madre.

jueves, 22 de abril de 2010

LA PRENSA DEPORTIVA EN EL PLEISTOCENO


Hace quince años desembalamos para instalarnos en esta casa. Todo quedó colocado. ¿Todo? No. Quedo una lámpara, unas cortinas y... tres o cuatro cajas arrumbadas en un trastero. Mercedes abrió una de ellas el otro día en busca de algo y se encontró con un montón de recortes de prensa, y de carteles y resultados de carreras de hace ¡TREINTA AÑOS!
Nos pasamos un buen rato leyendo y revisando papelotes. Muchos recuerdos todos juntos.
Entre otras cosas, encontramos un As completo del 22 de diciembre de 1980, que sirve estupendamente para ambientar la época de la que hablamos. En la portada una foto del defensa central del Real Madrid, Benito y del delantero del Atlético Marcos Alonso. La crónica del partido se titula “ganó el mejor”. El resultado: Atlético de Madrid 3, Real Madrid 1. Era líder de la temporada el “Atleti”, seguido del Valencia y la Real Sociedad. El periódico dedicaba 32 de las 43 páginas al futbol, o sea que tampoco han cambiado tanto las cosas. Después, una página completa de hockey patines, dos de baloncesto, una masculino, con la victoria 135-100 del Real Madrid (Romay, Iturriaga, Corbalan, Brabender, Rullán, Llorente, “Indio Diaz”…) sobre el Inmobank, en la cancha de los ¡Escolapios de Pozuelo! Una página de balonmano (¡El Atlético de Madrid líder también!) y natación. Otra más de voleibol y ciclo cross, hockey hierba y tenis y una más de atletismo y boxeo (Dum-Dum Pacheco dejando K.O a su rival). Respecto al atletismo mucha información: La carrera de Barajas con 2.200 participantes y victoria de Ricardo Ortega, uno de los mejores maratonianos de la época, seguido de Fernández Gaytan, Sánchez Pérez, Gómez Aparicio, Jorge González Amo, Garcia Caro, Alguacil, Baños, Barrios y José María Isabel. Es decir, la élite del atletismo español de la época. Ni rastro de keniatas, magrebíes o etíopes. En categoría femenina otro pódium de categoría: Iciar Martínez, Elena Cobos y Mercedes Fontán, con trece añitos. Además cuenta el diario la crónica del Cross Ciudad de Granollers y su clasificación, la del Cross del Atlético San Sebastián y la del Cross Nacional de Navidad de Avilés.
Entre los anuncios del periódico destacan el del estreno de la película “El Resplandor” (“La ola de terror que invadió América ya está aquí”) o el “colosal” estreno de “Combate mortal” con la superestrella oriental Bruce Li, “el espectáculo de acción más electrizante del año”. En el cine Palafox reponían Lo que el viento se llevó “¡La película que ha vencido al tiempo”!.
Los periódicos deportivos de la época dedicaban una página diaria al atletismo. Más el Marca que el As. Y en general, centraban su información en el ámbito del atletismo madrileño. Así, era corriente encontrar los resultados de la liga de Madrid de todas las categorías, o de los controles que la Federación Madrileña realizaba para facilitar la realización de marcas mínimas para los distintos campeonatos. Los recortes de prensa circulaban de mano en mano y era normal encontrarse de vez en cuando en los papeles.
La cosa iba incluso más allá, porque en ocasiones en las que la información futbolística flaqueaba, se podía dar el caso de encontrar alguna entrevista con algún atleta destacado o con entrenadores o directivos de clubes.
Poco a poco el interés por otros deportes fue haciendo desaparecer esa ventana informativa de atletismo, sustituida en la actualidad por el aluvión de datos que proporciona internet, donde se pueden encontrar todas las clasificaciones de todas las competiciones de todo el país.
Pero aquello tenía su regustillo.
Ahora esos recortes amarillentos están guardados otra vez.
Hasta dentro de otros quince años.

sábado, 17 de abril de 2010

LANGA


En el atletismo, en realidad en todos los deportes, hay personas que tiene un valor y un mérito incalculable y sin embargo, por regla general, no se les reconoce y desde luego, no se les retribuye. Me refiero a ese contingente de monitores y entrenadores que dedican todo su tiempo libre a la formación deportiva de los chavales. Digo a la formación deportiva, pero me quedo corto, porque a esas edades, un entrenador tiene, por lo menos, la misma influencia que los padres y los profesores en la educación de los chavales. Pasan mucho tiempo con ellos y en muchos casos, son su referencia. Son personas que trabajan en los barrios de las ciudades y en los pueblos, en ocasiones con muy pocos medios, pero poniendo la pasión por el atletismo por encima de todas las dificultades. Personas que no cuentan para los medios de comunicación, para las autoridades públicas que se encargan del deporte, para las federaciones deportivas, que se limitan a recoger el fruto de su trabajo.
En el polideportivo de la Concepción, donde yo nací deportivamente, ha habido varios entrenadores que respondían a este perfil. El pionero Jairo, Galán, Joaquín Rosado, Ernesto, Enrique… seguro que me dejo alguno. De entre todos ellos me gustaría destacar aquí la figura de uno: Miguel Angel Martínez Langa. Todavía le puedo ver entrando a la pista de atletismo desde la ventana de mi casa en Madrid, hace treinta años: un tipo no muy alto, moreno, de pelo ensortijado, con bigote mejicano, con la chaqueta del club abierta y sus puntas rozándole las rodillas, fruto de la cantidad de cosas que lleva en los bolsillos, andando a toda velocidad, con el tronco muy por delante de las piernas, exigiendolas más velocidad, camino de las gradas. “Míguel” (con acento en la i) para los más próximos, o Langa para el resto del mundo atlético, era el alma del equipo de atletismo. Comenzaba su actividad vespertina dando clases a los chavales de la escuela de atletismo de la A.R. Concepción, a las seis de la tarde, después seguía entrenando a todos aquellos que, más mayores, ya habían dejado la escuela e ingresado en el club y, entre medias entrenaba él mismo. Su prueba eran los 400 metros vallas, pero yo le he visto participar en las competiciones de club en TODAS las disciplinas atléticas y eso incluyen los lanzamientos, los saltos y la marcha. Por descontado también todas las carreras. Langa no permitía un cero en una prueba por equipos. El que diga que el atletismo es un deporte individual es que no sabe lo que son (¿o eran?) las competiciones de la liga de Madrid de clubes. El Concepción contra el Marathón, Moratalaz, Canguro, Arquitectura, Getafe…
Langa era el mejor amigo de sus chavales de la escuela. No solo durante las tardes de atletismo. Los fines de semana los llevaba a las competiciones y si no había, se iba de merienda con ellos. En verano de excursión al camping de Peguerinos, a entrenar “en altura”. Y a diario, en la pista, no paraba de hacer bromas, no solo a los suyos, sino a todos. Eran tiempos de tontear entre chicos y chicas y aquello era un filón para un tipo como él. Y no todo era atletismo, también había tardes de futbol, de baloncesto, de frontón o de tirarse a la ría (esto solo en verano).
Hace poco volví a encontrarme con él. No podía ser de otra manera: en una pista de atletismo. Le reconocí de inmediato. Sigue llevando la chaqueta abierta con las puntas colgándole hasta las rodillas. Sigue haciendo lo mismo y ¡como me alegro de ello! Siento que ya no sea en mi barrio de Madrid, en mi llorada pista de la Concepción: el Ayuntamiento se cargó la pista hace años (ese mismo Ayuntamiento que quiere unas Olimpiadas y lleva dos años con las piscinas cerradas). Ahora es en Aluche. Pero seguro que a su alrededor hay unas docenas de chavales aprendiendo atletismo y a disfrutar con el deporte.
Dejamos pendiente una cita que espero podamos cumplir: volver a reunir los que alguna vez defendimos la camiseta de “La Conce”. Si puede ser en una pista, mejor.

martes, 13 de abril de 2010

CORRIENDO POR HYDE PARK


Nelson finisher London Marathon 2010.

Una de las cosas que más me gusta hacer cuando voy a alguna ciudad es correr tempranito por sus calles. Es una forma de hacer turismo. Esta vez, en Londres, conseguí salir dos mañanas, eso sí, a costa de madrugar. A las 6:40 de la mañana salía del hotel en dirección a Hyde Park. A las 7 entran a trabajar, así que ya había mucho trajín por las calles. Sin embargo el Hyde Park estaba casi desierto. Unos pocos corredores, unos cuantos paseantes, algunos ciclistas de camino al trabajo e incluso algún jinete a lomos de su caballo en el recorrido habilitado para la hípica. El parque tiene un aspecto esplendoroso. A pesar de que la primavera todavía está por explotar, ya hay árboles vestidos de flores y algunos tienen el brote de hojas. Y lo que más me maravilla de todo es lo bien cuidado que está. El césped está recortado con todo detalle. No hay rastro de basura por ningún sitio. Algunos caminos, dañados por las aguas del invierno, están siendo reparados. Doy una vuelta completa al parque buscando distintos caminos para hacer el recorrido más completo. Me cruzo con una madre que lleva un carrito con dos niños iguales y detrás, dos perrillos también exactamente iguales. Dobles parejas. También me llama la atención un jinete con toda la indumentaria al efecto sobre una bici minúscula, dando pedales a toda velocidad. Una pareja de corredores ya entrados en años, la mujer corre con una minifalda escocesa.
De regreso al hotel me cruzo con los militares en traje de faena que forman la Guardia Real a lomos de sus caballos, saliendo de las caballerizas de Kensington.
Al cruzar las calles me hago un lio tremendo. No me da tiempo suficiente a pensar por qué lado me pueden venir los coches, así que miro a ambos lados varias veces para asegurarme de lo que hago.
No me caen especialmente bien los ingleses- aún así los prefiero a los franceses-, pero admiro, como me pasa en otros países europeos que he visitado, el respeto que tienen por lo común. En general el respeto a unas cuantas normas básicas de convivencia. Y sospecho que, por si acaso alguien está tentado de no respetarlas, el sistema punitivo debe funcionar con bastante rigor. En ese sentido no tienen complejos en aplicar las normas, al contrario de lo que ocurre aquí, que se legisla con profusión pero se mira para otro lado según qué cosas.

La ciudad está preparada para el marathón del próximo día 25. Hay carteles anunciando el evento y por las calles hay señales indicando qué zonas estarán cortadas al tráfico durante ese día (¡dos semanas antes ya lo avisan!). Al mismisimo almirante Nelson le han colocado una manta térmica.
Yo corrí aquí en 1996 y aún recuerdo algunas sensaciones en determinados sitios. En especial a lo largo de The Mall, donde está situada la meta. Esa llegada… se me pone la carne de gallina.

lunes, 12 de abril de 2010

EL TRIATLON EXTREMO: ¿QUÉ SERÁ LO PRÓXIMO?

Dan Martin. Aventurero.

El marathón pronto quedó superado. Carreras de 100 kilómetros, maratones alpinos, pruebas de ultrafondo cada vez más largas, después añadiendo dificultades, en ocasiones extremas, cruzar en bici América de Norte a Sur, corriendo África de Este a Oeste, atravesar a nado el canal de La Mancha. Y así hasta el infinito. A la búsqueda de la resistencia del cuerpo humano. En persecución de los retos más extremos.
Y así llega una nueva ultramegaaventura: completar el triatlón más grande jamás realizado. El valiente que lo ha pensado, un profesor de Cambridge llamado Dan Martin. ¿En qué consiste el reto? Dar la vuelta al mundo de la siguiente manera:

Nadar 4.746 kilómetros, entre Nueva York hasta la costa francesa. Tiempo estimado entre 4 y 6 meses. El paisano nadará 8 horas al día e irá acompañado de un barco que le asistirá en el proceso. Parará a descansar y después recuperará la posición volviendo al punto exacto donde abandonó el agua el día anterior mediante el posicionamiento con GPS.

Recorrer en bici los 14.480 kilómetros que median entre la costa francesa y el estrecho de Bering. Tiempo estimado entre 5 y 9 meses. Los primeros días rodará unos 30 kilómetros, tiempo que estima tardará en abandonar la apariencia de atún después de salir del agua y volver a ser humano, con pulmones y piernas. Después hará etapas de hasta 170 kilómetros.

Para terminar, la carrera le llevará desde Alaska hasta Nueva York, en una ruta de 8.900 kilómetros para los que estima necesitará entre 5 y nueve meses.
En total espera terminar el triatlón en 18 meses.
Entre los problemas y dificultades a los que se puede enfrentar -si alguien aún encuentra que semejante desafío no es de por sí una completa locura- están las enormes olas, los vientos, el tráfico marítimo, el frio del agua, los tiburones, la soledad de la estepa siberiana, las temperaturas por debajo de -50ºC, las averías mecánicas de la bici, las lesiones de la carrera etc etc.
El objetivo que persigue es recaudar un millón de libras para su fundación de ayuda a niños desfavorecidos y contribuir a su educación.

Tenéis toda la información disponible en su página web

http://www.danmartinextreme.com/home.php

domingo, 11 de abril de 2010

CARRERA DEL RESUCITADO: LA TERCERA DEL CIRCUITO


Esto es empezar por el final, porque esta semana de vacaciones ha dado mucho de sí. Pero la actualidad deportiva es lo primero. Por lo menos los telediarios dicen eso ¿no? Pues lo primero es la carrera del circuito que se celebró ayer por la tarde. La tercera del VII circuito de carreras Ecosport. 205 corredores, un poco menos que en las dos anteriores, pero muy motivados, según se desprende del foro del club organizador. Varios de los corredores de este equipo se habían retado a través de la web a salir a toda pastilla y a mantener el ritmo hasta la muerte. Yo no vi ningún cadáver por el camino, pero desde luego la salida fue tremenda. Yo pasé el primer kilómetro en 3’24’’ y debía ir cerca del puesto 50 y me seguían adelantando corredores en la bajada. Incluso en la subida de la primera vuelta, la que da al edificio de la UNED perdí otras tres o cuatro posiciones más. En la recta de los canteros me empecé a recuperar y cogí a un grupo en el que estaban Luis Carlos del Caso, Oscar Jiménez y Marcos, entre otros. Al paso por la primera vuelta no me encontraba muy mal, a pesar de la paliza de la semana, así que decidí seguir tirando un poco más para intentar cazar a otro grupo que marchaba por delante, con “Jime”, Diego y Roberto Piedelobo. En la segunda bajada me uní a ellos y en la subida hacia la UNED, de nuevo recuperé alguna posición más. En los canteros vi que Cornejo no iba más allá de 50 metros por delante. Tentado estuve de poner todo mi corazón y todo mi páncreas a la caza del tercer puesto - esta vez vinieron los dos tigres de bengala de Madrid, así que el pódium estaba cantado-. Pero el cerebro me retuvo: ¡dónde vas!, Quédate aquí, ¿no ves que si le coges te vas a pegar un sprint de trescientos metros? Le di la razón al cerebro y mantuve el ritmo hasta la meta. No estaba el cuerpo para esfuerzos extraordinarios. Puesto 29, 17’ 33’’ en los 4.800 metros. Me doy por contento. En cuanto a la carrera volvió a ganar Galindo. Carrerón de Borja, junior, noveno puesto, por delante de algunos corredores de mucha categoría. También de Olivares que ya se va recuperando de su lesión. El circuito ya va definiendo sus posiciones: Galindo y Yolanda Vázquez ya han completado tres carreras, tres primeros puestos, así que ya han ganado. Yo de momento marcho en el puesto 43 de la general y el 5º en veteranos B, aunque espero ganar algún puesto después de la cuarta y última carrera, la subida a Sonsoles, que se disputará el próximo 1 de Mayo. Hasta entonces intentaré mejorar un poco haciendo alguna sesión de series más y forzar un poco en los rodajes para ir algo más rápido. Será la carrera más larga, con algo más de 6 kilómetros y aunque se me siguen quedando cortas, espero poder con la cuesta que hay en mitad de la prueba: si hay fuerza se ganan puestos en la bajada y en el regreso. Ya veremos cómo queda esto.
Clasificaciones en:

viernes, 2 de abril de 2010

CRUCE DE TRAYECTORIAS

Era una mañana calurosa. Estaba de guardia así que tuve que salir a correr antes de lo normal. Estuve rodando por la presa de Fuentes Claras, mi circuito de las madrugadas de verano y ya enfilaba en camino de casa. Serían poco más de las 7:30. Bajaba la cuesta que da al puente de madera, junto a la estación depuradora de aguas. No había alcanzado el llano cuando en una aspiración noté que un bicho se me metía en la boca. Tal vez una décima de segundo antes la vi cruzarse por delante de mi cara, de derecha a izquierda. El caso es que justo en el preciso instante en que pasaba por mi boca, yo la atraje hacia el interior, no buscándola a ella, lógicamente, sino una bocanada de aire para mis piernas. Inmediatamente, tal cual entraba, ya estaba estrujando mi faringe para expulsarla. Y lo conseguí. Ahí estaba en el suelo, pataleando, aleteando y encogiendo el abdomen. Una abeja a la que le faltaba un trozo. El agujón, que en su paso de dentro hacia fuera había dejado clavado en mi campanilla. Según la miraba y la pisoteaba empezó a levantarse una marea de dolor en la garganta. Seguí corriendo, pero solo unos metros. Un minuto después el dolor se extendía desde la garganta hacia los oídos. Me entró un ataque de pánico. ¿Y si se me hincha tanto la garganta que me quedo sin respirar? ¿Sigo corriendo y llego antes a casa o me paro y no acelero el ritmo cardiaco? ¿Qué me está pasando? Notaba un dolor insoportable.
Ya dije antes que estaba de guardia y eso suponía llevar el móvil. Llamé a Mercedes para preguntarla qué hacía. Estaba en casa con los niños, Alberto entonces recién nacido. Me aconsejó volver andando mientras ella se me acercaba. Salió a mi encuentro con Alberto en brazos y me llevó al servicio de urgencias. Allí, nada más entrar y tras las explicaciones que les daba Mercedes - yo casi no podía hablar- me pincharon un jeringazo cuyo contenido, de vuelta a casa, me tuvo ocho horas seguidas durmiendo sin que me enterase de nada. Al despertarme el dolor y la inflamación habían desaparecido casi por completo. El susto no tanto.
Me salvé de una buena porque no soy alérgico a las picaduras de abejas o avispas. Si lo hubiera sido…
Las semanas siguientes fui depositario de multitud de historias relativas a aguijonazos de estos insectos: bebiendo de una lata de refresco, comiendo al aire libre, etc. Tantas historias que desde entonces, estoy bastante atento al vuelo de himenópteros a mí alrededor. No vaya a ser que alguno me quiera volver a explorar por dentro.