viernes, 30 de abril de 2010

NO SOLO ATLETISMO





El domingo pasado se celebró la Media Marathón de Bilbao. Hubo un tiempo en el que tuve el plan de correr todas las medias que se celebrasen en España. Es un decir. Todas son muchas y cada vez más. En realidad se trataba de buscar una forma de viajar y hacer turismo atlético. Este “finde” podía haber sido una buena oportunidad para ampliar mi elenco de ciudades en este plan, que se limitan a Madrid, Ávila, Segovia y Valladolid. Poca cosa, como veis. Sin embargo, a pesar de que el motivo del viaje era deportivo, no tuvo nada que ver con el atletismo. Tampoco dejé pasar la oportunidad de recorrer Bilbao a la carrera, ya que hice un rodaje de 15 kilómetros que me permitió dar una buena vuelta. Pero como digo, el motivo no tenía nada que ver con las carreras sino con el hockey. Uno nunca sabe por dónde le va a llevar la vida. Allí nos plantamos el viernes - teníamos fiesta en la Comunidad de Castilla y León- con el equipo alevín de Hockey Club Patín Ávila, a disputar la fase de sector previa al campeonato de España. Los otros tres rivales eran el CP Norsol Burgos, el C.D. Urdaneta de Bilbao y el Ikastola San Fermín. Cuatro equipos a disputar dos plazas. El equipo de Ávila asistía por renuncia del representante de Aragón. Era “la cenicienta” del grupo. El primer partido enfrentó a los dos equipos castellano-leoneses, con victoria para Burgos por 8-3. El segundo partido disputado por los abulenses fue contra el Urdaneta, los anfitriones, que ganaron 10-0. El tercero contra los navarros del Ikastola San Fermín terminó también con derrota 12-1. Cualquiera podría pensar que fue un desastre de campeonato. Los resultados hablan de una clara inferioridad del equipo de Ávila frente al resto. Y en realidad hubo mucha diferencia, pero no fue un desastre. Ni mucho menos.
Hasta aquí la cara vista. La cara oculta del viaje nos mostró unas cuantas cosas más. Lo primero que quiero destacar, una vez más, es la labor de los entrenadores. (¡Qué pesadito estoy!). En este caso hablo de Dani y Clara, una pareja que dedica todo su tiempo libre a este deporte. Dani les habló en el vestuario. En ningún momento les forzó a salir a ganar o de dejarse la piel en la competición. No les recordó las jugadas ensayadas ni les mareó con tácticas o marcajes. Solo (ni más ni menos) les habló de compañerismo, de ayudarse unos a otros, de divertirse jugando y de disfrutar de los partidos. El resto, el afán de victoria ya lo ponen los chavales sin necesidad de arengas. Y los chavales pelearon. ¡Vaya si lo hicieron! Pero la diferencia era insalvable. Es lo que media entre llevar siete años entrenando casi a diario juntos unos chavales de la misma edad a combinar muchachos de entre 10 y 14 años. Alguno recién llegado al equipo. Todos, Oscar, Adrian, Valentín, Jesús Angel, Javier, Alicia, Jesús y Guille, dieron todo lo que pudieron. Casi todos se llevaron golpes, bolazos y caídas. Pero se lo pasaron muy bien. Probablemente sea injusto, porque no fueron los mejores, pero me gustaría destacar la actuación de dos de ellos. Primero de Javier, un chaval que lleva tres meses patinando y que peleó como un león frente a jugadores cuatro años mayores que él y con muchos partidos a sus espaldas. Intentó hacer lo que hacían los demás y mantuvo la compostura en un juego en el que es muy fácil quedar en evidencia frente a los rivales más experimentados. Y también a Alicia, portera del equipo benjamín que viajó de suplente en la categoría superior y jugó minutos en todos los partidos. De cuarenta y cuatro jugadores era la única niña. Y se puso en la portería a detener los disparos envenenados de los rivales con toda la valentía que le transmitía su entrenador desde el banquillo. Chavales de catorce años que ya tienen un bíceps con el que mandar la bola a bastante velocidad.
Tal vez me deje llevar por la pasión del aficionado y vea las cosas con cierta parcialidad a favor de los chavales de Ávila. Seguro que es así. También puede que mi vista se nuble por la fuerza de la sangre. Alicia es mi hija. Ha demostrado que es valiente. Ha salido a madre.

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