Estoy volviendo.
Estoy corriendo.
Vengo de la quietud absoluta, de la calma chicha, de la no
actividad. Del cero. Vengo de no correr.
Vengo de ocupar el trozo de mi cabeza y de mi tiempo que
antes habitaban los entrenamientos y las competiciones, con otras actividades.
Gimnasia, bici de montaña, elíptica, natación.
Vengo del dolor continuo y diario de pies.
Vengo de investigar soluciones, de probar tratamientos, de buscar
respuestas.
Por el camino me ha ayudado toda la gente que me rodea y
además he encontrado a gente extraordinaria. Todos ellos han compensado, con
creces, la funesta opinión de quienes consideran que a una cierta edad ya no se
puede seguir.
"Déjalo".
¡Qué equivocados están! Es precisamente ahora cuando hay que
seguir.
Estoy volviendo.
Estoy corriendo.
Poco, incluso podría decir que muy poco, si lo comparo con
otras épocas. Mucho si me remito a los dos últimos años.
Poco, pero la distancia no cuenta.
Estoy corriendo.
Despacio, pero la velocidad no cuenta.
Puede que esto no dure y me vea obligado a comerme mis
palabras. Pero también puede que siga adelante y dentro de un tiempo pueda
decir, no solo que estoy volviendo, sino … he vuelto.
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