martes, 23 de febrero de 2016

NUESTRA AFICIÓN POR CORRER ESTÁ GOBERNADA POR UNA PARTE IRRACIONAL E INCORREGIBLE. NO ESCARMENTAMOS.



Se nos podría tachar de imprudentes y no sería un error. También podríamos ser catalogados como insensatos, (que es como Gandalf llama a los hobbits cuando se atolondran) y estaríamos bien definidos. Incluso podríamos ser tildados de idiotas sin poder rechistar, sin sentirnos insultados. Al menos yo no podría …porque fue lo primero que me dije yo a mi mismo … “Ángel… eres idiota”.

Y es que no escarmiento. No escarmentamos, en general. Tal vez, en toda mi vida de corredor, solo haya conocido una o dos personas con la sensatez y la prudencia suficientes como para darse cuenta a tiempo y tomar la decisión correcta.

¿Por qué a una vaca o a un caballo les basta toparse con un pastor eléctrico una vez, una sola vez, para no volver a acercarse?

¿Por qué a una rata le basta una vez, una sola vez, recibir una descarga para no volver a asomar el hocico por donde el investigador no quiere?

¿Por qué yo, que soy persona, por tanto supuestamente racional, que  incluso tengo mi experiencia, me lesiono hasta tres veces DE LA MISMA MANERA ?

Por imprudente, insensato e … idiota.

Y no soy el único. Pero no me consuela el mal de muchos.

Corremos. Corremos. Corremos más. Notamos una molestia. Nos hacemos daño. Ignoramos que nos hemos hecho daño. No queremos darnos cuenta. Corremos otra vez. Sigue doliendo… pero volvemos a correr. Y entonces ya duele tanto que hay que parar.

Más o menos fue así.

Me hice daño. Instantáneamente me detuve. Reconocí el dolor inmediatamente. Me paré y me volví a casa. Hasta ahí todo funcionó “racionalmente”. Hasta ahí hice lo correcto. Pero al día siguiente salí a correr. Dolía … pero poco. (¿Cuánto me tenía que haber dolido para estarme quieto?). Y al día siguiente otra vez. También dolía, pero se ve que no lo suficiente. Y el siguiente no solo corrí sino que forcé. ¡Zas!

Ya estoy parado.

Ahora pasarán los días entre juramentos y lamentaciones.

Me tocaré la rodilla cada hora a ver si ya me duele un poco menos.

Me pondré hielo, tomaré antiinflamatorios, iré a fisios, a médicos, atormentaré a los que me rodean con mis dolores y… dentro de unos días volveré a correr.

Y … dentro de unos meses o tal vez años volveré a hacerme el mismo daño, de la  misma manera, en el mismo sitio. Y al día siguiente volveré a salir a correr. Y el siguiente … hasta que tenga que volver a parar.

Y volveré a lamentarme  y … y …. y ….


Somos incorregibles.

No hay comentarios:

Publicar un comentario