Llegó
el día.
Antes
o después tenía que llegar.
Antes
o después tendría que probar a correr de nuevo después del tratamiento.
A
lo largo de todos los meses parado, alguna vez pensé en cómo sería este día.
Pensé en lo que sentiría, en lo que haría, en el lugar elegido para volver a
correr. Hasta en la ropa que vestiría y la música que me acompañaría.
PRUEBA
1
Lunes.
Pista de atletismo. Las seis de la tarde. Solo voy a correr quince minutos así
que tengo tiempo de sobra, una hora, lo que dura el entrenamiento de mi hijo
Ángel. Ni ropa, ni música ni compañía. Nada. No me importa nada más que mi pie.
Hoy es un día importante. Tengo tiempo de sobra. No me atrevo todavía. Unos
ejercicios de fortalecimiento de piernas y brazos, unos abdominales… Las seis y
media. Voy al vestuario a echarme agua por encima. Hace mucho calor. Salgo de
nuevo. Ya es la hora. Tengo que arrancar a correr. Si caminando no me duele el
pie y el médico y el fisio me han dicho que pruebe es que ya ha llegado la
hora. Aún tardo unos minutos en convencerme y en decidirme. Tengo que arrancar
a correr… Un paso, dos, tres … al trote. Una vuelta, dos, tres … me siento muy
poco suelto, no se si levanto mucho las rodillas o poco. Lo mismo me ocurre con
los brazos, los muevo de manera forzada. Me siento pesado. Las rodillas
abotargadas. Fatigado… Llevo todos los sentidos conectados al pie. ¿Me duele?
Una vuelta más. ¿Me duele? La última vuelta… Me paro. Quince minutos. Me quito
la zapatilla y el calcetín y me palpo la planta con suavidad. ¿Me duele?
PRUEBA
2
Miércoles
a la misma hora y en el mismo sitio. Esta vez no hay nada que pensar. Me voy a
la calle a correr por el camino que sube al Santuario de Nª Sª de Sonsoles. Hoy
el movimiento es más natural. Voy más suelto aunque me duelen las piernas. No
me importa. Hay dolores que no son peligrosos y mis piernas irán recordando
poco a poco lo que durante tanto tiempo hicieron
y por unos meses dejaron de hacer. Y ¿el pie? Sigo monitorizando cada paso a
ver qué pasa … y no pasa nada. Veinte minutos. Está bien por hoy. De nuevo me
descalzo y me palpo el pie…no encuentro el dolor de todos estos meses… ¿Estoy
bien? ¿Ya he terminado esta travesía? ¿Estoy suficientemente bien?
Quiero
pensar que sí, así que me atrevo a imaginar el camino que me queda para volver
a estar con ritmo y a estar en condiciones de competir. Es largo, pero mucho
más fácil de recorrer que lo que dejo detrás. Al fin y al cabo este camino se
hace corriendo, mientras que el de estos últimos meses, lo hice cojeando ¿De
verdad queda atrás? ¿Estoy recuperado?
CONSULTA
Jueves.
Clínica Iborsud. El Doctor Manuel Villanueva y el fisioterapeuta Álvaro Iborra esperan
mis impresiones. Una ecografía para comprobar el estado del pie. Luz verde. Puedo
volver a correr. me recomiendan, una vez más, paciencia y prudencia. Poco a poco debo irme
olvidando de la lesión.
Su
satisfacción por mi recuperación no es solo un éxito profesional más. Reconocí
en sus palabras su sincera alegría por volverme a poner en marcha.
Ellos sí saben lo que significa para un corredor estar parado.
Ellos sí saben lo que significa para un corredor estar parado.
Me alegro por ti, Muchas felicidades.
ResponderEliminara correrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrr
poco a poco, eso si.
Muchas gracias.
EliminarEn eso estoy. Paciencia y prudencia.
Saludos.