¡Caramba qué cuestas!
Me pasé los siete
kilómetros y medio de carrera sufriendo, cuando tocaba cuesta arriba porque no
me iban las piernas y cuando dió la hora de volver por el mismo camino, cuesta
abajo, porque me retumbaban todos los menudillos.
65 corredores en la línea
de salida. Para mí un trazado inexplorado, aunque conociendo la zona, ya me
hacía el parecer de que la cosa no sería muy llana.
Una salida rápida para
ver cómo Ángel se me escapaba de inicio. Después, 1,5 kilómetros más allá cogía
a Pedrito Laister y poco después, al pie de la primera subida a Ángel. Para
entonces ya notaba yo que no tenía piernas, así que procuré subir a ritmo, pero
me estaba dejando el resuello y apenas me daba para mantener el ritmo.
Poco antes de llegar al
kilómetro 4 no tuve más remedio que aflojar y dejar escapar a Ángel y en la
bajada contemplar cómo se lanzaba a tope a dar caza a los tres corredores que
iban por delante.
Si sufrí en la subida,
en la bajada aún lo pasé peor. El terreno muy irregular, pequeños
barrancos y con muchas piedras obligaba
a mantener una atención muy especial para ver donde se ponía el pie.
Mantuve un intenso
duelo con un corredor que me acompañaba hasta que en un tramo nos fuimos los
dos hacia el centro para pisar en la misma zona y chocamos. No pasó nada pero
yo “levanté el pie”. Desde ese momento me dejé llevar conservando la posición
aunque muy castigado por el esfuerzo.
La carrera se la llevó
una vez más Roberto Jimenez, acompañado en el pódium por Luismi Sanchez y Jorge
Blazquez. Ángel fue séptimo y yo decimoprimero.
Otra carrera más, buen
ambiente y la presencia de Eugenio Hernández Galán, una de las personas a las
que más admiro y respeto dentro de este mundo de las carreras.
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