Cuando entré en aquel lugar y
mientras se me abrían los ojos y la boca, se me encogían la vanidad y la
suficiencia.
Hay muchas referencias sobre el
esfuerzo en numerosos y diferentes ámbitos de las ciencias, desde la pura física
o la ingeniería hasta la psicología. También, lógicamente en el deporte.
¿No es un ingrediente básico el
esfuerzo en el deporte? Por muchas cualidades que atesore una persona ¿Es capaz
de alcanzar el éxito sin esfuerzo? Los grandes héroes del deporte saben que es
así, pero de igual forma, cualquiera de nosotros también lo sabemos. El esfuerzo
es nuestro compañero diario de entrenamientos, de carreras y también lo es en cualquier
otra dimensión de la vida.
Conocía la existencia de la
llamada “Catedral de Justo” en Mejorada del Campo desde hace mucho tiempo.
Había leído algo al respecto y probablemente también había escuchado algo en
programas de radio. Algún resto de información anidaba en mi memoria.
Así que cuando pasé por delante,
en la carrera, no dudé que, al terminar, daría una vuelta por allí a curiosear.
No pensé que estuviera abierta y visitable y mucho menos que Justo estuviera en
su interior.
Así que cuando entré se me vino
encima un torrente de sensaciones.
La primera impresión es de
incredulidad. ¿Qué es esto?

Una vez leído el breve cartel uno
se gira y comienza a recorrer la nave central. La vista se eleva hacia esa
cúpula de tubos inacabada a 35 metros de altura, a los muros laterales
jalonados de vidrieras, las columnas, el coro, el ábside, el altar mayor … y
una vez establecida la primera impresión, entonces comienzan los detalles, hierros
retorcidos, plásticos, latas, ladrillos, piedra, cemento…

El patio, la cripta, la sacristía…
varias personas recorren la estancia. Escucho sus comentarios. En ningún caso
existe una sola crítica hacia la obra, los materiales, las formas, los acabados…
al contrario. Todo lo que se percibe, en un susurro, como si el templo ya
estuviera consagrado, es la incredulidad, la admiración, el asombro o la
sorpresa del visitante.
Entre los muros aparece Justo. Le
miro de lejos. Es un hombre mayor, más de noventa años, pero ni mucho menos es
un anciano. Enjuto, nervioso, demacrado, se mueve de un lado a otro con una
vitalidad sorprendente.
Pide ayuda. Sabe que no le queda
mucho tiempo y para terminar la catedral hace falta mucha ayuda. Ya no es solo
el dinero. También hace falta mano de obra. Y ya no esa esporádica de sus
amigos o de voluntarios. Queda mucho por hacer, por rematar. Y todo está en la
cabeza de Justo. Como desde el primer día.
El esfuerzo. Ladrillos, cemento,
hierros, piedra, vidrio, plástico …
El esfuerzo. Kilómetros, series,
abdominales, pesas, vallas…
El esfuerzo. La fuerza de
voluntad empleada para conseguir un fin.
Un fin.
Un maratón, un ultra, un ironman…
una catedral.
¡Una catedral!
En una de las zonas más pobres de Asunción se encuentra el vertedero de Cateura, el más grande de Paraguay.
ResponderEliminarLos niños de la zona no acuden a la escuela, pasan sus días jugando e incluso trabajando entre la basura.
En 2.006, Fabio Chávez;Técnico Ambiental de profesión y Músico por vocación comienza a trabajar en un programa de reciclaje en Cateura.
Conmovido por la penosa vida y las necesidades de los niños decide comenzar a darles clases de música para mantenerles alejados del vertedero.
Así nace la Orquesta de Instrumentos Reciclados de Cateura.
Latas, botellas, alambres, botones... Cualquier material o residuo sirve para crear un instrumento.
Comenzaron 35 alumnos,a día de hoy son 250 los chicos y chicas que componen la Orquesta de Cateura y los que viajan por todo el mundo interpretando desde canciones populares de su tierra a temas de Sinatra o los Beatles.
Dos historias muy similares en el fondo.Un deshauciado (Justo) y unos niños marginados y condenados a la pobreza y a la exclusión social reivindicando a través de materiales condenados y desechados por imperfectos, la alegría de vivir, la esperanza y una segunda oportunidad.
Una Catedral,una Orquesta, un Maratón,un Ironman,son sin duda grandes hazañas dotadas de una gran voluntad,pero ante todo, un gran acto de fé; en uno mismo y en los demás.
Enhorabuena por el blog, fantástico el artículo y la fotografía de los ladrillos, preciosa.Gracias por compartir.
Un saludo Ángel.
Muchas gracias. Es una analogía muy acertada y muy apropiada. Encantado de tener lectores como tú. Saludos.
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