jueves, 27 de diciembre de 2012

EL DIA DE LA MARMOTA




Hay una película, cuyo título en español es  “Atrapado en el tiempo”  (“Groundhog Day”, en su versión original, es decir, “El día de la marmota”) que protagonizan Bill Murray y Andie McDowell, en la que un meteorólogo acude a una localidad de Estados Unidos a cubrir, junto con una reportera de televisión, un acontecimiento anual: el momento en el que una marmota predice  cuando acabará el invierno. En la peli, el protagonista vive diariamente las mismas situaciones, una y otra y otra vez, hasta que … no cuento el final.
La base “científica” sobre la que se sustenta esta original forma de “hombre del tiempo” consiste en interpretar el comportamiento de la marmota el día 2 de febrero, de tal manara que si el animalito, se vuelve a su madriguera, entonces el invierno durará seis meses más. Por el contrario si al asomarse, abandona su refugio, entonces se adelantará la llegada de la primavera.
¿A qué viene esto? Pues a que yo estoy viviendo mi particular día de la marmota.
La última vez que os conté de mis pies fue para deciros que estaba recuperado y volvía a correr. Así fue. Un mes. Exactamente estuve recuperado un mes. Transcurrido ese tiempo volví a calzarme dos fascitis, una en cada pie. ¿Una recaída? ¿Una nueva lesión?
Esta es una cuestión importante, porque no es lo mismo no curarte del todo y que se reproduzca una lesión que estar curado del todo y volver a lesionarte. Sea lo que sea no viene al caso. De momento dejémoslo ahí. Estoy lesionado, me duelen los pies y no puedo correr.
La cuestión es la marmota.  
Yo tengo dos marmotas: mis dos pies. Me levanto. Apoyo los pies en el suelo y … me duelen. La lesión durará otras seis semanas más.
A todo esto, estoy empezando a sufrir lo que le pasaba a Bill Murray en la película: Se repiten situaciones que ya he vivido. ¿Cuáles son? Pues aquellas carreras a las que acudí el año pasado como espectador con la casi certeza de que este año las volvería a correr. Y sin embargo… ahí estoy en la orilla. La carrera de Navidad, La San Silvestre Vallecana …

Ya dije que no contaría el final, pero la cosa, en la peli …. termina bien. Yo tengo la seguridad de que esta otra, de la que soy triste protagonista, terminará de la misma manera y saldré de este “bucle infinito”. Un día me despertaré, apoyaré los pies en el suelo  y … saldré a correr.

viernes, 7 de diciembre de 2012

QUIERO EMPEZAR A CORRER ... PERO NO SE CÓMO. EL SEGUNDO DÍA




Si el primer día es importante el segundo… lo es aún más. Con dos diferencias grandes: que el segundo día ya sabes de qué va esto y… que del segundo día solo te acordarás eternamente… si es el último.
Si las cosas han ido bien estás de nuevo en tu habitación poniéndote la ropa de correr. Ya sabes elegante, práctico, sin estridencias. Gústate.
Sales a correr de nuevo por el mismo sitio que lo hiciste el día de tu debut en el mundo del correr. Primera cuestión a resolver: hoy no tienes por qué ir más deprisa que el primer día. No tienes que batir ninguna marca ni tienes que adelantar a tu sombra. De hecho entre el primer y segundo día no hay diferencias: sigues siendo la misma persona, no puede haber más diferencias que las que se están operando en tu cabeza. Estás decidido a correr y por eso estás ahí de nuevo. Pero el cuerpo, no te engañes,… sigue siendo el mismo.
Segunda cuestión: tampoco tienes que correr más distancia. Si el primer día hiciste quince o veinte minutos, puedes repetir durante ese mismo tiempo. Y si te apetece correr un poco más, hazlo. Pero de la misma manera, si te apetece correr menos también puedes hacerlo. Se trata de que estás a gusto contigo mismo y de que vayas olvidando ese "mantra" que durante tanto tiempo has forjado en tu mente como excusa: Correr es aburrido, correr es cansado, soy un pato, no sirvo para correr, me canso … Todas esas excusas que te han servido de barrera para evitar intentarlo, ahora tienen que desaparecer. Por eso póntelo fácil. Ya llegará el día, si de verdad así lo quieres, que te sometas a un plan de entrenamiento, que tengas en tu cabeza una competición y que hagas constantes cálculos de tiempos de paso. 
Para eso aún queda tiempo. 
Ahora simplemente sal, corre, vuelve y mírate al espejo. 
Sigues siendo el mismo… pero ya has salido dos veces …