domingo, 20 de octubre de 2013

XXXIII CARRERA DE LA CIENCIA 2013


Hacía 8 años que no corría la carrera del CSIC.
Las 7:30 de la mañana. Madrid está en penumbra. Las farolas encendidas no alcanzan a iluminar unas calles llenas de agua de la lluvia nocturna. Sin embargo no hace nada de frio.
El metro está casi desierto. Solo la presencia de algunos corredores en el andén evita que esté completamente solo.
Salgo en República Argentina. Todavía es de noche. Cientos de corredores camino de la recogida del dorsal.
Llevo tiempo de sobra para evitar aglomeraciones. Recojo el chip y dejo la ropa en el ropero. Salgo a calentar con un ojo en la salida. No quiero ponerme muy atrás para intentar correr desde el principio a ritmo.
A falta de un cuarto de hora entro en la zona de salida. Ya hay mucha gente. Nunca entenderé cómo algunos pueden ponerse adelante del todo sabiendo que van a obstaculizar a otros muchos que van a salir a tope. Se juegan una caída. Veo unos cuantos corredores que tienen el móvil en la mano. Me extraña. No había visto nunca a nadie correr con el teléfono cogido. Resulta ser porque manejan una aplicación con la que registran el recorrido, los tiempos de paso, el perfil, el ritmo, … y vete a saber cuántas cosas más. Alguno lleva, además un pulsómetro y, en un alarde tecnológico sin par, veo a otro que, además de móvil y pulsómetro lleva unos auriculares conectados a un mp3. Admirable parafernalia.
Los primeros 600 u 800 metros se convierten en un slalom. La bajada es fuerte y mi maltrecha rodilla, todavía dolorida de la caída del duatlón de hace dos semanas en Humanes de Madrid, me empieza a doler con bastante intensidad. Paso del km 2: 7’27’’. No es mal tiempo pero estoy corriendo a disgusto. Sigo adelantando gente. Llegamos a la Castellana. Se acaba la cuesta abajo y comienza una leve pero continua subida. Aguanto el dolor a duras penas. Me fío de las palabras de mi médico: si aguantas el dolor … sigue. No sé si esto es aguantar el dolor o es pasarme. El caso es que no quiero retirarme pero … algo me dice que me estoy equivocando. Paso del km 5: 19:17.
Estoy corriendo porque quería ver cuánto de lejos estoy de poder intentar estar en la San Silvestre vallecana internacional. Los seguidores de este blog ya estaréis al tanto de lo que significa esa carrera para mí y … sería un buen premio después de dos años de lucha contra la fascitis. El caso es que me doy cuenta que esta carrera no me va a poder decir mucho de mi estado: la rodilla no me deja correr al 100%. Paso del Km 8 31’39’’.
La subida ha sido algo menos dolorosa, pero los dos últimos kilómetros son de nuevo hacia abajo, así que vuelvo a sufrir. Intento cambiar de ritmo los últimos 500 metros, aunque me da un poco igual lo que pueda hacer ya. Voy a estar lejos de bajar de 39 minutos, que era mi objetivo secreto.
Termino la carrera. Tiempo neto final: 39’20’’. Puesto 178.
La parte buena de la carera es que no me he acordado de mis pies en ningún momento. Creo que puedo empezar a pensar en que he superado la fascitis.
Recojo mi ropa y busco el puesto médico. Les pido una bolsa de hielo. Son muy amables. Me vuelvo para casa un poco fastidiado por la situación. Quizá no debía haber corrido, pero … si no hubiera corrido me lo hubiera reprochado.

Qué difíciles somos los corredores. Qué bonito libro de psicología se podría escribir en torno a estas discrepancias entre una parte y otra de nuestra mente y nuestro cuerpo.

viernes, 11 de octubre de 2013

DUATLON CROSS e3: HUMANES DE MADRID... OTRA EXPERIENCIA POR LOS SUELOS



Mi segunda competición duatlon cross fue en Humanes de Madrid.
Mientras en Ávila se celebraba una Media Maratón calificada por todos como espectacular, yo cambiaba 21 km imposibles por 5+20+2,5 a la carrera y en bici. Mercedes se apuntó al evento, así que los dos nos fuimos a correr tempranito por la mañana.
Una muy buena organización dispuso del polideportivo de la localidad para preparar la recogida de dorsales y la zona de transición.
En la salida me coloqué hacia la mitad porque no quería salir muy fuerte. Mi idea era correr tranquilo. Y así fue. Los primeros 5 km de carrera los completé sin ir a tope. Entré en la transición en el puesto 65. Me cambié las zapatillas, me puse el casco y las gafas. Cogí mi bici y salí a recorrer los 20 km con un único objetivo: no caerme. Que no me pasara lo de la vez anterior. Por encima de todo… mantenerme sobre la bici. Y así iba la cosa hasta el kilómetro 2 …escasamente. Un pequeño tramo muy estrecho junto a una tierra cultivada en ligera cuesta. Superado sin problemas, me disponía a adelantar a un ciclista cuando al abrirme un poco hacia mi derecha, otro competidor que venía a toda velocidad impactó con fuerza en mi costado. El porrazo me mando por los aires, golpeándome en la caída la rodilla y el pecho, donde me debí clavar el cuerno del manillar. Al levantarme comprobé que la cadena estaba completamente fuera de los platos así que estuve intentando colocarla durante un tiempo que me resultó interminable. Decenas de competidores me pasaban, unos cuantos preguntándome que si estaba bien y otros ofreciéndome ayuda. Por cierto que el tipo que me tiró ni siquiera se molestó en mirar para atrás. No creo que la culpa fuera suya, la comparto, pero un exceso de celo competitivo, un afán por remontar posiciones a toda costa no resultan muy adecuados en una prueba popular.
A punto de abandonar, desesperado por no poder reparar la avería, conseguí por fin meter la cadena en su sitio. Seguí la ruta con bastante dolor de rodilla y muy fastidiado por la situación. El recorrido no era difícil pero yo ya no estaba para muchos trotes así que fui perdiendo posiciones durante toda la primera vuelta.
Al comenzar la segunda conseguí estabilizarme un poco y progresivamente fui cogiendo ritmo. Tampoco mucho porque mi tiempo en el tramo de bici resultó ser el 201 del total de los 231 que acabamos la competición. ¿Qué hubiera pasado sin la caída? Pues, por lo menos que me lo hubiera pasado mejor, que no es poco.
Dejé la bici y salí a terminar la prueba corriendo los 2,5 km que me separaban de la meta con bastante desgana, aunque remontando bastantes posiciones.
Al final concluí en la posición 161 con 1h 34’ 33’’.
Mercedes hizo una competición extraordinaria. A pesar de que su primer tramo de carrera no fue demasiado bueno, víctima todavía de su mal curada lesión de isquiotibiales, el tramo de bici la puso en tercera posición de la prueba, que mantuvo incluso acercándose mucho a las dos primeras. Fue, además primera de su categoría. Su tiempo final 1h 37’ 35’’.
Y después de esto… ¿Volveré a probar? A la tercera va la vencida … y termino sin irme al suelo o … no hay dos sin tres y me pego el tortazo del siglo…
Ya veremos.