domingo, 27 de noviembre de 2011

26 DE NOVIEMBRE. REFLEXIONES.



26 de noviembre. Hoy hace cinco meses que corrí mi última carrera: Carrera d'estiu a Bellreguart. ¡Quién me lo iba a decir a mí! ¡Cinco meses! Y pasando un calvario.
Me siento como los navegantes que cruzaban el Pacífico en un velero y en mitad del océano el viento les abandonaba. Días eternos de encalmadas sin poder hacer nada, esperando, esperando, esperando… Solo la certeza de que antes o después un soplo de brisa hincharía las velas de su barco, les hacía mantener la esperanza.
Lo mismo me ocurre a mí. Igual que al caminar un pie sigue al otro, en la recuperación de mi lesión, un pie, ya listo para la acción, le enseñará el camino al otro, todavía con molestias. Quizás en un par de semanas esté listo para comenzar a entrenar. Tal vez sí, pero tal vez no, así que hay que aguantar.
La ventaja, si es que existe alguna en estas lesiones largas, es que el cuerpo se acaba acostumbrando a no entrenar. Sí. Parece mentira pero es así. Igual que al principio, el cuerpo te exige correr, al cabo de tantos meses no se experimenta esa ansiedad por no poder hacerlo y, mientras, la cabeza va imponiendo su racional criterio: paciencia, prudencia. Llegará el día en que pueda comenzar a entrenar y no sabré distinguirlo. Pasarán unos cuantos días más en los que se impondrán razonamientos conservadores, el temor a una recaída frente a la necesidad de salir.
Hoy he estado haciendo unos kilómetros en bici. He transitado por sitios por los que hacía tiempo no pasaba. Mis circuitos de entrenamiento. El otoño los ha transformado. Me he parado en un par de ocasiones para verlos con más calma. Para reconocerlos. Los caminos, los árboles con muy pocas hojas ya, los colores, el agua, el aire frio. Años seguidos viviendo esas transformaciones a diario y este las encuentro de pronto.
Paciencia.
Prudencia.

No hay comentarios:

Publicar un comentario