La carrera de 10 Km resultó ser más dura de lo esperado. No
por las cuestas, que ya me las temía de haberlas subido en la media maratón, ni
por callejear por el centro, siempre complicado con el firme irregular. El
punto extra lo añadió la lluvia que cayó horas antes y que dejó las calles
resbaladizas y peligrosas.
La salida fue fuerte como no podía ser de otra manera. Una
cuesta abajo de dos kilómetros se presta a perder la cabeza.
Y yo iba camino
de ello hasta que Eduardo Moreno me aconsejó que frenase un poco. El primer kilómetro en 3’14’’ y el segundo en
3’43’’ dieron paso a una cuesta arriba de las de meter riñones y trabajar duro.
A esas alturas de carrera Fran, Repi, Roberto Piedelobo y yo, los cuatro compañeros
de viaje, íbamos juntos y, un poco más adelante, Alejandro, Eduardo y su hermano
Raúl. Por entonces tal vez Luismi Sanchez Blanco ya estaría volando cerca del
Alcázar.
El paso por el kilómetro 5 resultó un poco descorazonador: el crono
marcaba 19’43’’, lejos de lo que debería ser el paso para hacer la marca
esperada, en torno a 38 minutos. Pero tampoco había mucho que pensar. Correr,
correr y correr …. Y no perder el equilibrio.
En una de las curvas más cerradas
a punto estuve de irme al suelo y, con ello, perdí la confianza del agarre de
mis zapatillas en el adoquín segoviano.
Primero Repi y luego Raúl se me fueron
unos metros que no fui capaz de recortar. Y por detrás no era capaz de ver a
nadie, así que corrí más tranquilo la segunda parte de la carrera.
El paso por
el kilómetro 8 lo hice en 30’32’’ …. Señal inequívoca de que los puntos kilométricos trazado no estaban muy bien
marcados. Era imposible haber recorrido tres kilómetros en 10’49’’. Y como la
señal del kilometro 9 no la vi resulta que me planté en el Azoguejo pensando
que aún nos meterían por algún lado para completar el recorrido.
Y sin embargo
ahí estaba la meta.
Un corto sprint paras terminar en unos imposibles 36’40’’
si de verdad hubieran sido 10 kilómetros.
Como ahora muchos corredores llevan
GPS, la distancia debió estar, según sus mediciones en torno a los 9600 metros.
Sea como fuere, allí me planté en meta el 38 de la general y
segundo en categoría de veteranos B, una buena sorpresa porque no sabía qué
categorías tenía la carrera ni imaginaba poder quedar segundo, detrás del gran
Ricardo, que no se pierde una.
Muy buenos resultados de los abulenses, con Luismi primero
de la general, Eduardo Moreno el 20, Alejandro el 26, Javier Repiso el 34, Raúl
Moreno el 35, Francisco Gil el 41, Roberto Piedelobo el 55, Jesus M. Esteban el
81,… entre 1077 llegados a meta.
Y para terminar la mañana una visita a la panadería
pastelería La Tahona, junto al Acueducto, que tiene una señora muy simpática
vendiendo unas cosas muy ricas.
Buena compañía, buena carrera, buena organización, muchas atenciones con los corredores, muchos voluntarios ayudando ... así que una mañana agradable. ¿Se
puede pedir más?
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