Me cuesta mucho cambiar. Cambiar de compañía de teléfono, de
la luz, cambiar de coche, de casa, de trabajo. Por no cambiar… no me cambio de
peinado desde hace más de 25 años.
Pero ha llegado el momento de cambiar de club de atletismo.
Dejo el Puente Romanillos y me voy al Ecosport.
Empecé hace 38 años en el A.R. Concepción. El club en el que
aprendí a correr y en el que entendí que
el atletismo también es un deporte de equipo que se puede hacer solo. Las mejores
competiciones, las más divertidas, las más intensas siempre fueron pruebas en
las que el club peleaba contra otros. Incluso mis mejores marcas en pista las
hice en ese tipo de competiciones. Había que estar a la altura.
Me fui del AR Concepción un año para competir con el Real
Madrid. Cerraron la sección y nos echaron a todos. Todavía guardo con cariño la
carta de despido y también la camiseta. Algún día tendría que sacarla para que
la vierais… O mejor no.
Volví a la “Conce” y allí estuve hasta que me marché de
Madrid. ¿Dónde? A Ávila. ¿Por qué? Porque la vida te lleva y te trae y a lo
mejor te pilla despistado y no te das cuenta que decides una cosa y resulta que
es importante.
Y estuve una temporada en el Puente Romanillos como si hubiera
estado en el San Petesburgo Athletic Team. Y a la siguiente en el Ecosport y
otro tanto. Fue una época difícil. Aquí corría poca gente y los que corrían tenían
su grupo, sus formas,… Era el año 1992 y … no existía wasap. Y, sobre todo … yo
me equivoqué. Esperaba de los clubes algo que no me podían dar.
Así que me fui al Laister, con mi guía, mi entrenador y mi
amigo Eugenio Hernández Galán. Mi segunda época de maratoniano. Entrenamientos
duros, en solitario, con las 42 kilómetros en la cabeza.
Y según fui cumpliendo años, también fui superando
objetivos, retos, experiencias. Y según va pasando la vida, te vas dando cuenta
que te vas dejando cosas por el camino. Que a lo mejor ni las clasificaciones ni las marcas son lo más importante ...
Así que volví al Puente Romanillos porque Ángel, mi hijo
mayor, ya estaba corriendo. Era la manera de compartir carreras, viajes y más
experiencias. Si había corrido un montón de carreras con mi padre ahora también
lo haría con mis hijos.
Pero ahora ha llegado el momento de cambiar de nuevo. Y
vuelvo al Ecosoport. Y esta vez vuelvo no para recibir.
Vuelvo para dar.
Vuelvo
para hacer amigos y para compartir entrenamientos y carreras con los que ya
tengo. Vuelvo para ayudar. Para poner vallas o para aconsejar a la gente que
empieza. Para salir a rodar al ritmo que marque mi compañero. Y para ponerme un
dorsal sobre la misma camiseta que mis compañeros de equipo y después celebrar
que hemos sido octavos. O penúltimos. O … que hemos ganado. Pero celebrarlo.
Vuelvo para divertirme corriendo.
Eso sí. Voy a seguir peinándome igual.
BIENVENIDO con mayusculas
ResponderEliminarYO sigo aprendiendo mucho de ti, antes y ahora mas