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Foto del polifacético Guillermo Buenadicha |
Pasé la mañana del domingo de
carrera… desde el otro lado, esta vez ayudando a la organización en lo que
fuera menester.
No se cómo se lo pasaran de bien
el día de la fiesta El Colegio del Santísimo Rosario, pero el domingo, el día
de la carrera solidaria, el ambiente en el colegio era realmente fantástico:
niños, madres y padres, profesores y las propias religiosas del centro
colaborando en toda la logística de la carrera, repartiendo dorsales,
confeccionando la bolsa del corredor, los voluntarios a lo largo del circuito,
colocando vallas, resolviendo todos los problemas que inevitablemente surgen a
última hora… en fin una fiesta.
Realmente todos los corredores
deberíamos pasar un día por “la trastienda” de las carreras para que nos diéramos
cuenta de verdad de lo que significa organizar una prueba de estas características.
Tal vez así seríamos un poco más comprensivos con los pequeños errores que se
pueden cometer. En este blog ya escribí al respecto hace años.
El caso es que a partir de las
diez y cuarto de la mañana los niños más pequeños fueron recogidos en la línea
de meta por una profe del colegio y acompañados hasta la salida… algunos ¡realmente
pequeños! Tal vez de mayores alguien les pueda recordar que su debut atlético
tuvo lugar un domingo 12 de marzo en las empedradas calles de Ávila.
Después de los chupetines
llegaron los prebenjamines y los benjamines, cuya fogosidad y entusiasmo es
realmente difícil de contener. Solo con la ayuda de algunos padres fuimos
capaces de sujetarles un instante para poder dar una apresurada salida.
Y tras las carreras de los más pequeños
llegó la de los “medianos”, los alevines, infantiles y cadetes, un muy numeroso
grupo entre los que se mezclaban atletas de los clubes de Ávila con los alumnos
de los colegios de la ciudad y del propio centro organizador y un poquito
después tomaron la salida las familias. No fueron pocas las que se inscribieron
y, desde luego, dejaron algunas de las imágenes más bonitas de la mañana. En
particular quiero destacar un hombre invidente que corrió con un acompañante y su perro guía. Un ejemplo
para los que nos acobardamos en seguida por cualquier inconveniente. Y también
una joven pareja que corrieron juntos empujando el carrito de su bebé al que
bajaron del mismo unos metros antes de la meta, hasta donde le condujeron para
que entrara por su propio (y minúsculo) pie.
Y después los mayores. Casi
cuatrocientos corredores en la línea de salida. A destacar la enorme
representación de la Escuela de Policía Nacional, volviendo a épocas anteriores
en las que su presencia en las carreras siempre era masiva.
Desde el inicio Borja puso tierra
de por medio, en un gran estado de forma, no hubo nadie capaz de aguantar su fortísimo
ritmo, a pesar de la complejidad del circuito, lleno de cuestas y tramos
empedrados. Ya al paso por la primera vuelta su ventaja era muy importante
sobre sus perseguidores, Hugo y Luis Miguel, un poco más atrás Eduardo y
Alejandro y después Ángel y Diego. Tras ellos una buena representación del
Ecosport con Sergio, Jesús, Alfonso… además los clásicos “Zipi”, Roberto… siempre luchando en los
puestos de cabeza en todas las carreras
En chicas Pilar ganó sin
oposición con una muy buena representación de mujeres, cuyo número y nivel va
en aumento cada competición.
Y al final casi tuvimos que
correr en la entrega de premios porque el tiempo empeoraba por momentos sin
que, de cualquier modo, desluciera una magnífica mañana de atletismo en nuestra
ciudad.
Lo más importante es que se
consiguió el objetivo de recaudar una suma importante de dinero para la Cruz
Roja y mantener la llama de la ilusión viva para el año que viene.
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