A las doce en punto se dio la
salida. Con ciento sesenta y ocho horas de retraso sobre el horario previsto. Es
lo que tienen las inclemencias del tiempo. Es que se pone a caer nieve y le da por helar y no hay manera.
Igual que hubo corredores a los
que no les encajaba la carrera siete días después de lo previsto, por su
planificación de la temporada, porque coincidía con otras carreras o por
circunstancias familiares o profesionales, la organización también sufrió las
consecuencias del retraso. Y sin embargo no se notó.
Yo creo que la carrera resultó un
éxito. Aun no siendo imparcial, que no lo soy, creo que no habrá mucha gente que discrepe de
este juicio. Es verdad que siempre, o casi siempre, pasa algo que puede
desagradar a alguien, cosas puntuales que tal vez sean evitables, pero la
mayor parte de las veces son fortuitas.
Encontré cosas muy destacables:
primero el buen ambiente que existe en la organización, entre los voluntarios; segundo el hecho de que a medida que pasan los años todo el montaje sea más
automático, más rodado, más fluido y tercero que cada vez se incorpore más gente
a echar una mano, en particular de los recién llegados al club.
A las doce en punto se dio el
disparo de salida de la carrera absoluta, pero antes volvieron a correr los
pequeños, incorporando a esta fiesta atlética a los chavalillos que se inician.
Vi la carrera a través del
objetivo de mi cámara. Y eso cambia un poco la perspectiva. Pero a pesar de la
lente que mediaba entre los corredores y yo, a través vuestro volví a sentir lo que solo se
siente corriendo.
Os ví disfrutar, sonreír y
sufrir. Sentí vuestras ganas, vuestro esfuerzo, la ilusión, la superación.
Ganó Sergio Sánchez. Bien. Solo ganó porque fue el que más deprisa corrió.
Que me perdone, o no, pero entre los más de cuatrocientos cincuenta corredores
que llegaron a meta detrás de él hay muchos cuya historia merece más aplausos
que los que recibió él como ganador. Él se llevó el premio. Otros tienen mi
reconocimiento. Sé que entre 250 € y mi reconocimiento es mejor lo primero. Aún así. Lo tenéis.
Yo solo conozco algunas, pocas,
de esas historias … y bien que lo siento, porque seguro muchas merecen ser
contadas.
Por eso tal vez este blog empiece
a resultar aburrido. Pero a medida que pasa el tiempo, a medida que voy escribiendo y según voy
publicando, son las historias de superación de la gente más sencilla
las que me resultan más meritorias, más motivadoras, más elogiables. En
definitiva son nuestras historias. De corredores y de no corredores. También de
la gente que nos acompaña. Personas que remontan enfermedades graves,
accidentes, lesiones duras y prolongadas, recaídas, reveses personales … los golpes de la vida.
Y por eso me emocionó ver a Luis
entre el público. Llevaba tiempo sin verle. Pregunté por él hasta que le encontré
cerca de la salida. Casi como siempre. En su sitio habitual, solo que esta vez
sin chaleco de la organización, más delgado (se le está poniendo tipín de
atleta) y bien abrigado. Pero con su sonrisa de siempre y con buen aspecto. Quizá
sea una de las primeras personas que yo conociera de las carreras desde que
vine a vivir a esta ciudad. Luis ha colocado vallas, cintas, arcos de salida y
repartido avituallamiento en todas las carreras que se han celebrado en Ávila y
algunos pueblos de alrededor. Y además lo ha hecho independientemente del club
que organizara la prueba, lo cual le da un valor importante, sobre todo en esta
época en la que parece que cada vez hay más tontería entre gente de distintos
equipos o de diferentes grupos de entrenamiento. Algún día me gustaría saber
por qué. Luís está corriendo otra carrera más dura y más difícil. Pero le vi
fuerte, con ganas y remontando.
Y también me llevé una enorme
alegría de ver a Gaspar con un dorsal en la carrera. Gaspar estuvo en el filo.
Su corazón aguantó lo justo, pero después de la reparación vuelve a funcionar.
Un ejemplo de constancia.
Vi a gente que el año pasado no
pudo correr por diferentes problemas (¿Por qué nos lesionamos tanto? … otro día
habrá que dedicarle unas líneas) pero que este año estaba de vuelta. Y
viceversa. Muchos estábamos al otro lado de la cinta. Muchos. Pero todos con la
ilusión de volver a estar dentro de un circuito cuanto antes.
Enorme esfuerzo de Luismi por
renovar su triunfo del pasado año. No puedo ser en un año difícil para él y su
familia. Enorme la carrera de Borja, de Adrián Bascuñana, de Angel, aunque esté
un poco feo que lo diga yo, pero tengo mi derecho a dejar un poco de baba sobre
el teclado y de José, rindiendo un año más en el homenaje a su añorado padre.
También de Juan, otro chaval del Puente que viene muy deprisa hacia la élite
del atletismo abulense a pesar de su juventud.
Mi más absoluta admiración a Jesús
“Zipi” por su estilo, por su clase y porque nunca tiene un solo gesto de fatiga
en su cara. Podría cruzar Europa corriendo, en lugar de en la moto y no tendría un
solo momento que desvelase debilidad.
Para Jime solo tengo elogios. Ganó
clavando piquetas y poniendo cinta por tercer año consecutivo. Ganó la apuesta
en la que nos retamos en un ejercicio de memoria (nos ganó a los seis que le desafiamos) aún así él pagó la apuesta y después terminó haciendo un carrerón. No subió al pódium por 22 segundos. Los que se
deja uno levantándose cinco horas antes de la carrera para montar el circuito. Y tal vez,por comerse un churro.
Aunque Pepe sí subió y estaba
cinco horas y media antes …
Sería por lo del churro.
David, Dani, Rilo, Encabo, Oscar, Teresa, Julio, Alfonso, Pepe, Jorge, Rubén, Maite, Cesar, Alberto, José María, Carlos, Cristina… (en estos puntos suspensivos estáis todos) ¡es que
no daba abasto! Seguid así. Seguid corriendo. Luchando cada metro y cada
segundo. Esto es lo que nos gusta.
Ya van diez ediciones. Que nadie
piense que es fácil alcanzar esa cifra. Supone un esfuerzo para mucha gente,
mucho trabajo, mucha coordinación. Por eso creo que, al menos una vez, el mayor
aplauso de la carrera se lo merecen los que están detrás de todo este tinglado.
Podría dejar aquí sus nombres, pero seguro que me dejaría alguno y sería
injusto, así que el aplauso es para el
Club Ecosport y para todas esas otras personas que no son del club pero ayudan
como si lo fueran.
Enhorabuena por el cross y por todo lo que hacéis para que podamos correr en vuestras carreras. Sin tanta implicación no seria posible.
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