sábado, 3 de mayo de 2014

EQUILIBRIO, AEQUUS LIBRA.




Llevo seis meses corriendo después de superar mi fascitis bilateral.
Olvidada en lo físico, no se puede decir lo mismo de la cabeza. Una lesión que te obliga a parar dos años del todo, no se supera así como así. Queda un poso que se manifiesta de diversas maneras y, probablemente, a cada uno de forma diferente. Y eso … ¿En qué se nota? O, mejor dicho… ¿cómo lo noto yo? Pues lo noto en el entrenamiento y en la forma de entrenar.
Hay un antes y un después en mi entrenamiento tras la fascitis. El de antes era un plan sistemático: rodajes, series, rodajes largos, más series, rodajes rápidos, cuestas, más series… para hacer entre 80 y 90 kilómetros semanales. Nada del otro mundo, tampoco.
Ahora hay rodajes mucho más cortos, cambios de ritmo y algunas, pocas, muy pocas series. Y todavía no he pasado de 45 kilómetros semanales.
Y aquí, precisamente aquí radica el quiz de la cuestión.
Mejorar los resultados en competición pasa por forzar en los entrenamientos. Y forzar es hacer series. De una manera u otra, de más o menos distancia, con mayor o menos recuperación… pero hay que hacer series. Series o algo parecido a las series. Correr deprisa. Correr a tope.
Entonces llega un momento en el que te encuentras en una encrucijada y tienes que decidir. Hay tres fuerzas que tiran de ti en distinta dirección:
por una lado lo que quieres hacer,
por otro lo que puedes hacer
y un tercero, lo que debes hacer.
Tres fuerzas que deben equilibrarse para poder seguir en activo. Tres fuerzas opuestas.
Lo que quieres hacer está claro… solo tienes que dejar volar tu cabeza y tu afán competitivo, que todos, o casi todos tenemos, y en seguida tendrás un plan de entrenamiento y de competiciones lleno de emociones fuertes e intensidad.
Lo que puedes hacer también es más o menos evidente, todos tenemos un límite, por mucho que queramos superarlo, pero sobre todo en los entrenamientos, no te puedes machacar un día sí y otro también porque no hay cuerpo que lo aguante.
Y queda lo que debes hacer. Unas gotas de sangre fría, sensatez, planificación y mucha dosis de escuchar a tu propio cuerpo. Esas señales que nos envía y que nos permiten saber si estamos forzando mucho o no, si nos estamos pasando, son fundamentales para dimensionar esta tercera fuerza que equilibre las otras.
Equilibrio … igual peso.
No sé si se trata de darle igual peso a cada una de esas tres fuerzas, pero si se que aunque querer si quisiera hacer series a tope y volver a mi entrenamiento anterior, poder probablemente no podría y, además seguro que deberdeber no debería.

Por mi propio bien. 
Por no volver a lesionarme.

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