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Foto: Cofradia Cristo Resucitado |
Comenzar un 10.000
pasando el primer kilómetro en 3’30’’ y haciendo el último en 4’ 03’’ puede
estar bien para un novato. Pero esta era mi sexagesimoquinta carrera sobre la
distancia. Se dice pronto, 65 carreras sobre 10.000 metros. Peor aún cuanto tenía
pensado hacer todo lo contrario. Me
encontraba cansadillo y sin muchas ganas de forzar a tope, así que lo mejor
sería empezar tranquilo y acabar fuerte. Ir viendo un poco cómo iban la cosas
antes de darlo todo.
Pero en cuanto dieron la salida, a través de un cohetazo,
salimos disparados. Todos. El ritmo fue muy alto desde el comienzo y siempre te
dejas llevar un poco por la gente. En seguida Ángel y yo nos juntamos. Al paso
por el primer mil vi que el ritmo era insostenible y nos descolgamos del grupo
en el que transitábamos.
Perdimos algunas posiciones más y estabilizamos la
marcha en torno a los 3’45’’. A partir de ese momento comenzamos a remontar
puestos. El circuito, sin ser excesivamente duro, tenía tramos de cuesta que se
hacían sentir en las piernas. El paso por la mitad de la carrera lo hicimos en
18’33’’.
Seguíamos recuperando posiciones, pero a ambos se nos estaban pegando
los kilómetros en las zancas más de la cuenta. En realidad yo estaba
disfrutando enormemente de correr con mi hijo. Y todo el rato juntos… hasta el
kilómetro 8, momento en el que Ángel se quedó unos metros.
En el paso por San
Antonio, en un tramo de ida y vuelta, nos cruzamos con los primeros. Pude ver a
Borja, Olivares, Jime, Saúl, Alfonso, Encabo,… haciendo una carrera enorme. En
la cuesta hacia la Avenida de Madrid me
distancié cuarenta metros de Ángel. Pensé que sería una distancia insalvable
para él porque le vi flaquear, sin embargo en la bajada amplió la zancada y
metro a metro me recuperó toda la distancia, hasta entrar en los últimos 500,
en los que me sacaba 25 metros de los que no fui capaz de recortarle ni uno
solo. 38’09’’ para él en el puesto 26º y primer promesa y 38’15’’ para mí y 27º
de la general.
La mañana la comenzó
Alberto corriendo la carrera de “medianos”. No se le dio nada bien, pero por lo
menos aprendió que hay que atarse bien las zapatillas antes de salir, porque a
los pocos metros le descalzaron y anduvo peleándose con la zapatilla media
carrera.
También me parece importante
destacar la presencia de unas decenas de corredores de la Escuela de Policía.
Se nota mucho en la ciudad que antes eran miles y ahora son unos pocos cientos
los alumnos de la Academia así que fue bonito volver a ver un grupo numeroso y
además compitiendo.
Y con esta se cumplen
catorce ediciones de esta prueba, gracias al entusiasmo y las ganas de la
Cofradía del Cristo Resucitado y de los amigos que están siempre ahí. Muchas
gracias y a por la XV.
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