lunes, 28 de diciembre de 2015

CARRERA DE NAVIDAD 2015



Otro año más, y ya van dieciocho ediciones, se celebró la carrera de Navidad organizada por la Asociación de Vecinos Arturo Duperier. Y es de justicia agradecérselo porque no es fácil mantenerse tanto tiempo en el calendario en una ciudad donde la organización de eventos deportivos sigue siendo cosa de voluntades particulares, clubes o asociaciones, con escasas ayudas y pocos, aunque siempre bienvenidos, patrocinios. 

Mucha gente, más incluso que el pasado año, en la línea de salida. Y sin embargo yo eché de menos a muchos corredores. Muchos de los clásicos corredores de Ávila. Seguro que las vacaciones, el trabajo y otras carreras que se celebran por estas fechas, son las causas de gran parte de las ausencias, pero también hay gente lesionada y otros han dejado poco a poco de correr y han abandonado las competiciones. 

Y en esta carrera les echo de menos. Más que en otras. En esta carrera echo en falta gente que ha compartido conmigo entrenamientos, carreras y viajes, charlas, penas y alegrías. Son fechas de recordar. No voy a citarles aquí porque siempre me dejaría a alguno ... o a muchos, porque son muchos corredores los que podría citar.

Y, a medida que pasan los años, esta carrera, que siempre ha sido punto de partida de las vacaciones - por más que este año fuera un poco más tardía- que siempre ha sido un encuentro alegre y divertido, me va añadiendo un poso de nostalgia que me remueve algo por dentro.

Y este año ...no estaba Jose, José Hernandez Torrubias, con quien me fundía en un abrazo en su denso y frondoso plumas naranja y le decía ... "el año que viene la corres conmigo" y el me gritaba en la orilla del recorrido que apretara y que fuera a por el de delante.

Son fechas de recordar y, a veces, recordar duele.

Y corrí. Las tres vueltas de rigor. Intentando demostrarme que estoy fuerte y que puedo hacer una San Silvestre que cumpla mis expectativas. Terminé en 17' 16'', lejos del tiempo del año pasado. Casi medio minuto más lento. 
Y si el año pasado pensaba que debía ser prudente y no "lanzar las campanas al vuelo", este año ando buscando campanas que repiquen para convencerme que puedo estar otra vez ahí y acercarme a esos 36´38" del año pasado. 
Este año no estoy para esos tiempos. Pero sé que, si existe una carrera en la que puedo fallar un pronóstico de marca, es en la San Silvestre. Así que estaré atento a las campanas.












miércoles, 23 de diciembre de 2015

SAN SILVESTRE. A OCHO DÍAS.



Cuenta la historia que un tal Silvestre nació en Roma en el año 270. De joven debió de tomar los hábitos y desde ahí comenzó una fulgurante escalada en el escalafón de la iglesia que le llevó, nada menos, que a ceñirse la tiara como sucesor de Melquiades. Y suerte que tuvo el hombre, porque gracias a un ambiente de mayor tolerancia hacia el cristianismo, resultó ser primer Papa que no murió mártir. Esto es, que no terminó sus días despiezado, quemado o comido por las bestias.

No consta en la historia de Silvestre que, ni de joven ni de veterano, se dedicara a la carrera a pie. Lo cual no quiere decir que no hiciera sus pinitos por las calzadas romanas al atardecer. Simplemente es un hecho que los libros han podido dejar pasar por alto como intrascendente, a la par que otros muchos detalles que pudieron adornar o ensombrecer la vida de nuestro protagonista. Ante la duda, nada nos impide pensar que, recogiéndose la túnica, saliera por la via apia antica camino de las murallas a perderse por los suburbios de la ciudad.

Tampoco de las imágenes o de las tallas con las que se le representa se desprende un aspecto especialmente atlético. Pero todos sabemos que el aspecto, en esto del correr, casi siempre es secundario.

Y sin embargo, la figura de Silvestre ha quedado ligada a la celebración de las carreras que se celebran ese día debido a que precisamente, su muerte se produjo un 31 de diciembre. 

San Silvestre. ¿Quién te lo iba a decir a ti? ¡¡Si tú supieras ...!!
Ignorado por tu pontificado pero famoso por las carreras.
Más conocido en el Marca que en la Hoja Parroquial.

Ocho.
Me quedan ocho días para volver a la línea de salida en la que más veces he estado. Bien es verdad que esa línea de salida ha cambiado varias veces desde mi primera participación en 1983 hasta hoy.

Dieciocho.
Será mi decimoctava participación.
Y ahí estaré de nuevo en la prueba internacional. Otro año más a intentar una prórroga para la carrera del año que viene. Este año con Ángel, que debuta en la prueba internacional. 
Y en la popular, mi padre, Mercedes y Alicia, que se estrena.
Un plantel familiar difícil de superar. 
Y aún nos queda Alberto, que participará un año de estos.

Treinta y seis treinta y ocho.
La marca del año pasado a la que pretendo acercarme. Difícil reto. Supone salir desde el primer kilómetro a correrlos, todos ellos, casi tan deprisa como hago mis mejores series.

Esa es mi fiesta de Nochevieja. Toda una fiesta antes de cenar.



¡¡¡Felices Navidades a todos!!!

domingo, 13 de diciembre de 2015

CARRERAS EN AVILA PARA DESPEDIR EL AÑO 2015 Y DARLE LA BIENVENIDA AL 2016



Cuatro carreras en 15 días. Hay que estar preparados. Entre turrón y polvorones habrá que hacer un hueco a las carreras que tenemos por delante:


CARRERA POPULAR DE NAVIDAD , organizada por la Asociación de Vecinos Arturo Duperier,  26 de diciembre a partir de las 12:30 de la mañana y  con salida en la sede la Asociación, próxima a la Deportiva, con pruebas para todas las categorías. Las distancias y los horarios están en el cuadro siguiente. MUY IMPORTANTE: la organización pide que cada inscrito aporte 1 kilo de alimentos no perecederos para el banco de la Cruz Roja.


 CARRERA DEL PAVO organizado por la Asociación de Vecinos de la Zona Norte, el 31 de Diciembre, a partir de las 12:30v y con carreras para todas las categorías. La salida, frente a la sede de la Asociación, próxima a las instalaciones deportivas de la Zona Norte.

CARRERA POPULAR DE REYES A FAVOR DE UNICEF , organizada por 88 TORREONES el domingo día 3  de enero a partir de las 10:30 y para todas las categorías. La salida junto a 88 Torreones.


CROSS CIUDAD DE AVILA "MEMORIAL JOSÉ SORIANO", organizado por ECOSPORT, el domingo 10 de enero a partir de las 12:00 en el parque de El Soto sobre una distancia de 8.500 metros. Las inscripciones están abiertas en este enlace: INSCRIPCIÓN.

miércoles, 9 de diciembre de 2015

CROSS DE CANTIMPALOS 2015



Tercer cross de la temporada. Después de Atapuerca y Alcobendas tocaba Cantimpalos. Más o menos a mitad de trayecto de las competiciones previstas.

Una mañana apacible, con una temperatura agradable, muy diferente a otros años en los que el frío era el protagonista de la jornada.

Un recorrido algo más largo que los anteriores crosses, seis kilómetros, me permitía pensar en tomar la salida con algo más de calma, sin embargo, compartir carrera con juveniles y juniors siempre supone estar en una especie de estampida al sonido del disparo.

Y así fue. A pesar de no estar mal colocado, rápidamente me vi engullido por una nube de corredores. La ventaja de este cross es que, tanto la salida, como todo el recorrido, tiene anchura suficiente como para poder elegir un trazado a salvo de tropezones y empujones. Y así lo hice. Por un momento vi a Jime y tentado estuve de seguirle. Afortunadamente me contuve. Buena gana. No le hubiera aguantado ni cien metros. Aún así me impuse un ritmo fuerte. 
Al término de la primera vuelta me encontraba muy fatigado y por un momento temí que se repitieran las sensaciones del cross de Alcobendas, pero esta vez no. Esta vez el organismo respondía. Mantuve el ritmo y empecé a notar que las piernas me acompañaban, así que comencé a remontar posiciones, algunas de ellas consecuencia del exceso de fogosidad de los más jóvenes.

El terreno estaba duro, muy duro para lo que es habitual aquí, así que no me calcé los clavos para preservar un poco mis gemelos. Disfruté las dos vueltas largas con sus revueltas, sus muy ligeras cuestas y sus badenes. A pesar de que la competición siempre supone un esfuerzo un poco agónico, me encontré bien y, por tanto, disfruté de la carrera. Disfruté de esa sensación, que no siempre ocurre, de dominar la distancia y de correr con soltura, sin esa frecuente pesadez de piernas que a veces nos parece que, más que correr, solo nos arrastramos por el circuito.

Al final terminé en un tiempo de 21’57’’, a una media de 3’39’’ el kilómetro (si el circuito está bien medido), lo cual, en cualquier caso, supone un segundo menos que el de la carrera del pasado año.

Un segundo no es mucho, cierto, pero lo importante son las sensaciones. Se acerca la San Silvestre y, además de entrenar, es bueno alimentar a la cabeza de noticias positivas.

Muchos abulenses en competición y muy buenos resultados, en especial de una gran hornada que atletas en categoría cadete, tanto en chicas como en chicos que van a dar mucho que hablar en las próximas temporadas si continúan con la progresión actual.


Algún día tendré que escribir sobre la calidad del atletismo abulense en relación con los medios de los que dispone, porque tenemos atletas muy destacados compitiendo en carreras de asfalto, cross y pista.



lunes, 30 de noviembre de 2015

CROSS DE ALCOBENDAS 2015: CUANDO EL APARATO DIGESTIVO TOMA LA SALIDA DIECISIETE HORAS ANTES QUE EL RESTO


Mi cuñado es andaluz.
Cordobés.
De Cabra. ... Egabrense.
 Más allá de todo un conjunto de estereotipos que, convenientemente tratados, pueden hacer fortuna en las pantallas de cine, mi cuñado participa de una serie de rasgos comunes que diferencian a las personas de Despeñaperros para abajo.

Mi cuñado es “sagerao”. 
Escrito así porque es así. “Sagerao pa to”. “Sagerao sagerao”.

Y el sábado fuimos a comer a su casa porque era el cumple de mi sobrina. 
Así que mi cuñado, José (Ossse) se metió en la cocina y preparó un menú muy completo. Y muy aderezado. Porque los andaluces han heredado de la dominación árabe el gusto por el condimento.

Entre otras cosas (todo muy rico, Ossse, todo muy rico), mi cuñado preparó una patatas ali oli.

Y el caso es que no me cogió del todo desprevenido porque ya van muchos cumpleaños (nos hacemos mayores Ossse. nos hacemos mayores) y la experiencia, a mesa puesta en casa de mi cuñado, me dicta prudencia.

Así que me serví cuatro patatas ali oli (cuatro trocitos, no me interpretéis mal). Cuatro. Ni diez ni cuarenta. Cuatro.

Con la primera se me quitó el frío del cuerpo.

Con la segunda se me saltaron las lágrimas. 
Hice un paréntesis en el que me bebí todo un vaso de limonada.

Con la tercera las patatas empezaron a recorrer  todo mi aparato digestivo. ¡Venga reflujos!

Y con la cuarta … ¿Sabéis esas películas en las que un montón de chatarra se convierte en un enorme monstruo mortífero con una precisión letal? Con la cuarta el ajo se reconstruyo a sí mismo y me poseyó.

El resto de la comida solo fue un intento de aplastarle a espaguetis, más limonada, tarta y …almax.

Diecisiete horas después estaba en la salida del cross de Alcobendas. En el Parque de Andalucía. (¡Qué cosas!). En primera línea. Dispuesto a subsanar la mala salida de Atapuerca. Con más de 200 personas a mis espaldas y en mis flancos.
El disparo no me tomó por sorpresa. Tenía la mirada fija en el gatillo así que salí como un fórmula uno. Cuesta arriba. A tope.

Trescientos metros después estaba entre los treinta primeros completamente exhausto con cuatro kilómetros más por recorrer. Creo que nunca me ha adelantado tanta gente en una carrera. Tardé casi toda la primera vuelta en estabilizarme, en coger ritmo y en empezar a correr en condiciones. Lo de coger ritmo en este cross tiene su miga porque entre cuestas y curvas no acabas de soltarte. 
Y conmigo … el ajo.

Cierto es que a estas alturas el ajo ya estaba bastante debilitado, todo hay que decirlo. Todo el sistema gástrico produciendo ácidos durante diecisiete horas debilita a cualquiera. Pero … ahí estaba. Un ajo es un ajo ¡que demonio! Y ¡estaba dispuesto a dar la batalla hasta el último instante!.

Así que con cuestas, curvas, unos muy escasos 4300 metros para mi casi nula velocidad y un ajo dando batalla… la carrera salió como salió. A trompicones. 
Bien es verdad que al final acabé tan contento. 75 de la general y tercero de mi categoría.

Tampoco le puedo pedir a mi cuñado que a la próxima me haga un pescado hervido porque no se va a quedar ahí… ¿Para qué está el vinagre, la pimienta, el jengibre, el apio, la mostaza…?

Mejor no competir al día siguiente.

martes, 24 de noviembre de 2015

DE LAS PELIGROSAS CONSECUENCIAS QUE SE PUEDEN DERIVAR DE ENTRENAR CON MARATONIANOS




El maratón es adictivo y es contagioso. Dos características peligrosas.

Hay otras actividades en el deporte que también lo son y fuera de éste ámbito son incontables. Pero en el mundo del atletismo hay pocas cosas que se puedan comparar al maratón.

Ya han pasado siete años desde que hice mi última carrera sobre los 42.195 metros. Fue en el año 2008 en Munich, entrando en el estadio olímpico. Y guardo numerosos recuerdos de la competición, como de todas las anteriores maratones que disputé.

Entonces decidí dejarlo. ¿Por qué? No sabría decir exactamente cuales son las razones. Simplemente llega un momento que el aliciente del reto se pierde o no alcanza a compensar el esfuerzo, los dolores, la concentración y la dedicación durante tantos días de entrenamiento.

Hace muchos años, estando yo embarcado en plena vorágine maratoniana me encontré con el gran Sergio Fernández. Para los que no sepáis de él, Sergio ha sido campeón del mundo de 5.000 m y 10.000 m en varias ocasiones en distintas categorías de veteranos. Actualmente, con 60 años es doble subcampeón del mundo de ambas distancias y capaz de correr en 33’ un 10.000. Como tarjeta de presentación no está mal. Pero eso no es nada con el tipo de persona que es. Si es un grandísimo atleta es aún mejor persona.
Pues bien. Como digo me encontré con  él una tarde en Madrid hace muchos años. Estuvimos hablando sobre su retirada del maratón y entonces me dijo algo que siempre he recordado: “ Ángel … no olvides nunca que hay atletismo más allá del maratón”.

Y no lo he olvidado. Por eso un día decidí dejarlo y dedicarme a carreras más cortas, a volver al cross y a la pista. Y he disfrutado muchísimo.

Y de pronto empiezo a compartir entrenamientos con un grupo de maratonianos que van a Castellón dentro de dos semanas: tiradas largas (debidamente recortadas a la mitad por mi parte), ritmos controlados (“rajándome” a conveniencia), series (ni he aparecido para compartirlas) …

Pero también empiezas de nuevo a participar en las conversaciones de los maratonianos y a contemplar desde fuera la ilusión que genera la carrera y a compartir el temor de no recuperarse de esos dolores que son inherentes a tanto kilometraje, tanta intensidad y tanta fatiga.

Y a recordar.

¿Volvería a correr un maratón? Nunca dije que no. Un maratón se puede entrenar de diferentes maneras: para acabarlo simplemente, para hacer una determinada marca, para darlo todo … Y según sea el objetivo así se planifica y, por consiguiente, te das más o menos “calentón” los meses anteriores.

Pero, en cualquier caso, para correrlo hay que encontrar alicientes.
Tal vez, pronto o tarde los encuentre. Tal vez.

Tienen que ser poderosos porque hay que compensar muchos “contras”, entre los cuales pesa mucho el estar de vuelta de muchas lesiones.

Sin embargo, el maratón es adictivo y yo ya lo probé.

Y es contagioso y estoy entrenando con quien lo padece …


Estoy en riesgo.


viernes, 20 de noviembre de 2015

EL FINAL DEL CASO MARTA DOMINGUEZ. CUATRO MOMENTOS


El TAS sanciona a Marta Dominguez con 3 años de suspensión y anula sus resultados conseguidos entre agosto de 2009 y julio de 2009 por irregularidades probadas en su pasaporte biológico.

1 de Agosto de 2010.

Europeo de Barcelona 2010. Las atletas de la final de 3000 m obstáculos están en la línea de salida. Marta Dominguez no es la favorita. Las atletas rusas han hecho una temporada soberbia. Aún así nadie duda que la atleta palentina dará todo por conseguir la victoria. Desde el principio es la rusa Zarudneva la que toma el mando de la prueba. Pronto ella y Marta se separan del resto de competidoras, entre las que también está Zulema Fuentes-Pila. Pasan las vueltas y la lucha se mantiene. El público en las gradas jalea a Marta. Nunca vi algo parecido en un estadio de atletismo. Se afronta la última vuelta y todo con todo el mundo en pie y en un grito unánime Marta toma la delantera, la rusa parece ceder pero no lo hace, se recupera y en la recta de meta se lleva el triunfo. Marta entra en segunda posición con su gesto característico quitándose la cinta rosa del pelo. Da una vuelta de honor recogiendo una atronadora ovación de todo el estadio de Montjuic.

Yo estaba allí … con la piel de gallina. Ningún atleta puede pensar en un momento de reconocimiento y satisfacción como el que vivió Marta. Enorme recompensa a su entrega y su esfuerzo. Además de la medalla de plata, la demostración evidente de contar con todo el cariño de la afición.

5 de febrero de 2012.

Una niebla intensa y un frio considerable. Se está disputando una carrera de las categorías menores del Cross Internacional Ciudad de Valladolid. El público se agolpa en la recta de meta para animar a los chicos. De repente se escucha por megafonía que acaba de llegar Marta Dominguez al recinto. Un enorme bullicio y de pronto, la atleta palentina está rodeada de chiquillos y de mayores pidiéndola autógrafos esperando para hacerse una foto con ella. Y Marta, paciente, con su enorme sonrisa atiende gustosa a todos, recogiendo el cariño de una afición entregada a su ídolo. Los pequeños la miran con admiración y respeto, los mayores como un ejemplo de lucha y constancia.

Yo estaba allí… impresionado. Ningún atleta es tan reconocido y querido. Y muy pocos deportistas españoles de cualquier disciplina pueden recibir tanto cariño de una afición entregada.

30 de mayo de 2015.

Se celebra el campeonato autonómico de pista de Castilla y León de las categorías infantil y cadetes. Hace un calor intenso y cientos de chavales corren de un lado a otro. Se disputan varias pruebas simultáneamente en el anillo y en el foso de saltos. Representantes de clubes de toda la comunidad, entrenadores y padres llenan las instalaciones. Marta Dominguez recorre por la parte exterior de la recta de meta, donde más gente se encuentra presenciando las competiciones. Va acompañada de un par de personas. Nadie la interrumpe. Nadie la pide un autógrafo. Nadie se hace una foto con ella. Han pasado tres años desde la última vez que la vi. Han pasado muchas cosas. Su caso de dopaje está pendiente de sanción. Se ha complicado con asuntos relacionados con el pasaporte biológico. Además ahora es senadora.

Yo  estaba allí. Veo a la misma persona, ya no sonríe. Ha perdido su medalla más valiosa: el cariño de la gente. Nadie sabe cómo se resolverá el caso de la “operación Galgo” en la que se encuentra implicada. Pero independientemente de la sentencia, el mundo del deporte español ha destronado a su reina.

Mañana.

Hay atletas que dicen que no la podrán volver a mirar a la cara. Otros que se hace justicia. Qué siempre se pilla a los tramposos. Qué hay que seguir persiguiendo el dopaje. La gente comenta sobre su filiación política, sobre sus marcas, sobre su hipocresía … hasta sobre si es rubia de bote. 
 Todas las marcas, los triunfos, el cargo político… todo lo que pierde por la sentencia del TAS es incomparablemente menor que la pérdida del cariño del público del que llegó a disfrutar y con el que hubiera podido vivir hasta el fin de sus días.


De ser un ídolo, un ejemplo a seguir para la juventud a pasar al lado opuesto…. Al lado más oscuro.

martes, 17 de noviembre de 2015

CROSS ATAPUERCA 2015: COMIENZA LA TEMPORADA.


Comenzó una nueva temporada de competiciones. La 2015/16. Y esta vez fue en un escenario inédito para mí: el cross de Atapuerca.

Aunque había pasado varias veces por la zona, nunca había estado tan cerca de los yacimientos arqueológicos y quedan pendientes de una visita en profundidad, porque esta vez toda la mañana estuve dedicado a las carreras. Realmente impresionante la cantidad de corredores de casi todos los lugares de España y el enorme nivel de la cantera atlética que tenemos, juveniles y juniors… ¿Qué pasa después? ¿Les veremos dentro de unos años compitiendo y demostrando el enorme potencial que tienen? ¿Alguien les ayuda? Este otro “yacimiento deportivo” también necesita investigación, seguimiento y financiación para no perder una prometedora generación de atletas.

En la carrera senior un ritmo brutal de los corredores africanos. Merece la pena verles en directo pasar por delante de tus narices, ver cómo apoyan ligeramente el pie en el suelo y salen propulsados en una zancada infinita con un estilo y una elegancia admirable … y envidiable.
Enorme carrera de Luismi Sanchez Blanco, terminando entre los primeros 50 y muy cerca de Alberto Sanchez Pinilla.

Y estrené mi camiseta nueva. Otra vez de verde, como en mi época en el equipo de la escuela de Montes. Esta vez en la prueba popular y sobre una distancia de 5 kilómetros. En la salida en compañía de Juan Carlos, que a pesar de estar preparando el maratón de Castellón, me hizo una salida estilo Correcaminos. “Sal tu delante”, “no, no , sal tú”, “no , sal tú que corres más …” Pum … No volví a verle.

Y aún así en 200 metros me estallaban los pulmones. “¿Dónde voy?” No podía seguir ese ritmo salvaje y aún así iba en un pelotón gigantesco, dando trompicones y dejándome metros en las curvas por la enorme cantidad de gente que me rodeaba. La primera vuelta la hice como pude. Y las otras dos resultaron aún peor. Fue una de esas carreras en las que te esfuerzas de lo lindo para, al final, no acabar a gusto, ni por las sensaciones ni por el resultado. 18’ 52” sobre un recorrido completamente llano y como una alfombra. Hubiera podido seguir así otro par de vueltas más pero no se trata de eso. Se trata de correr deprisa, de ganar velocidad.

Y ahí se plantea el dilema. Entrenar para conseguirlo o entrenar por salir a correr y no agobiarme a series y ritmos y presión. Hasta ahora ha sido así y hay que asumir que en las competiciones luego se nota la falta de esfuerzo en el entrenamiento.

En realidad aquí no hay  misterios. Entrenar con método y con cabeza lleva a unos resultados. Salir a correr un rato por las tardes a otros no tan buenos. La cuestión es tomar una decisión y asumirla en la competición.


La temporada no ha hecho más que empezar. Quedan muchos crosses. Quedan muchas carreras. Y en el horizonte empieza a asomar la San Silvestre…Habrá tiempo para todo.

Ah!!... Y "Tercer tiempo" con mis compañeros de club: comida campestre al solecito y en un día magnífico. 

domingo, 1 de noviembre de 2015

CAMBIO DE CLUB




Me cuesta mucho cambiar. Cambiar de compañía de teléfono, de la luz, cambiar de coche, de casa, de trabajo. Por no cambiar… no me cambio de peinado desde hace más de 25 años.

Pero ha llegado el momento de cambiar de club de atletismo. Dejo el Puente Romanillos y me voy al Ecosport.

Empecé hace 38 años en el A.R. Concepción. El club en el que aprendí a  correr y en el que entendí que el atletismo también es un deporte de equipo que se puede hacer solo. Las mejores competiciones, las más divertidas, las más intensas siempre fueron pruebas en las que el club peleaba contra otros. Incluso mis mejores marcas en pista las hice en ese tipo de competiciones. Había que estar a la altura.

Me fui del AR Concepción un año para competir con el Real Madrid. Cerraron la sección y nos echaron a todos. Todavía guardo con cariño la carta de despido y también la camiseta. Algún día tendría que sacarla para que la vierais… O mejor no.

Volví a la “Conce” y allí estuve hasta que me marché de Madrid. ¿Dónde? A Ávila. ¿Por qué? Porque la vida te lleva y te trae y a lo mejor te pilla despistado y no te das cuenta que decides una cosa y resulta que es importante.

Y estuve una temporada en el Puente Romanillos como si hubiera estado en el San Petesburgo Athletic Team. Y a la siguiente en el Ecosport y otro tanto. Fue una época difícil. Aquí corría poca gente y los que corrían tenían su grupo, sus formas,… Era el año 1992 y … no existía wasap. Y, sobre todo … yo me equivoqué. Esperaba de los clubes algo que no me podían dar.

Así que me fui al Laister, con mi guía, mi entrenador y mi amigo Eugenio Hernández Galán. Mi segunda época de maratoniano. Entrenamientos duros, en solitario, con las 42 kilómetros en la cabeza.

Y según fui cumpliendo años, también fui superando objetivos, retos, experiencias. Y según va pasando la vida, te vas dando cuenta que te vas dejando cosas por el camino. Que a lo mejor ni las clasificaciones ni las marcas son lo más importante ...

Así que volví al Puente Romanillos porque Ángel, mi hijo mayor, ya estaba corriendo. Era la manera de compartir carreras, viajes y más experiencias. Si había corrido un montón de carreras con mi padre ahora también lo haría con mis hijos.

Pero ahora ha llegado el momento de cambiar de nuevo. Y vuelvo al Ecosoport. Y esta vez vuelvo no para recibir. 
Vuelvo para dar. 
Vuelvo para hacer amigos y para compartir entrenamientos y carreras con los que ya tengo. Vuelvo para ayudar. Para poner vallas o para aconsejar a la gente que empieza. Para salir a rodar al ritmo que marque mi compañero. Y para ponerme un dorsal sobre la misma camiseta que mis compañeros de equipo y después celebrar que hemos sido octavos. O penúltimos. O … que hemos ganado. Pero celebrarlo. Vuelvo para divertirme corriendo.

Eso sí. Voy a seguir peinándome igual.

martes, 20 de octubre de 2015

CSIC 2015: CORRIENDO "A OSCURAS"



Me tomé la carrera del CSIC como un test serio. Quería hacer una marca en torno a la del año pasado o, al menos, bajar de 38 minutos. Así que me coloqué bien en la salida y enfilé con ganas las primeras bajadas de la calle Serrano. No vi el paso por el primer kilómetro, pero sí el del segundo: 7’09”. No me gustó. En los dos kilómetros más favorables del recorrido ya había perdido 9” respecto al pasado año. 

Y ahí tomé una decisión poco frecuente: no volver a mirar el crono. 

Lo cierto es que a mí no me obsesionan mucho (podría decir que casi nada) los tiempos de paso, pero sí me sirven de referencia para saber cómo voy y sobre todo, para no caer en un ritmo demasiado cómodo. Al final, la competición es lo que es y un poco de sacrificio siempre es necesario si se busca un determinado resultado. 

Así que comencé a correr “a oscuras”. 

Todos los que hemos corrido esta carrera sabemos que tiene cuestas, pero el Paseo de la Castellana, aunque muy ligeramente, es todo ello una cuesta, así que cuatro kilómetros pos su asfalto pueden hacerse duros. El caso es que yo me encontraba bien y con fuerza. Incluso iba recortando distancias y cazando a algunos corredores por delante, mientras que perdía muy pocas posiciones de gente más prudente que venía con más brío por detrás. 

Sin saberlo en ese momento, pasé el kilómetro 5 en 18’53”, 21” más lento que el año anterior y con muy poco margen ya para bajar de 38’. Pero yo iba a gusto. 

La segunda parte del recorrido tiene un par de tramos cuesta arriba y con alguna bajada intermedia, para terminar en un último kilómetro en un descenso muy favorable. A punto de entrar en meta oí al grandísimo Antonio Gallardo  animando “vamos que estáis en los 38 y pocooooo” . 

El poco se me quedó retumbando en la cabeza porque nada más girar para entrar en el recinto del CSIC ya se ve el crono y el “poco” no lo era tanto. Al final 38’38”, 50” más que el año pasado y, sorpresas de las carreras, casi el mismo puesto, el 81, uno menos que en la edición anterior.

Y encontrándome bien y con fuerza … ¿Por qué se me fue el tiempo  de esa manera? No lo sé, pero me ronda esta otra pregunta… Si hubiera ido mirando el paso por los kilómetros … ¿Habría terminado con un tiempo mejor?

4-5” por kilómetro.

¿Mirar el crono me hubiera dado esa motivación extra para correr a menos de 38 minutos?

No es fácil responder pero … yo casi me inclino a pensar que de haber sabido en qué tiempos iba sí hubiera tratado de forzar algo más. No sé si esos 4-5”/km pero si algo más. 

Muchas veces ese “poco más”  que tenemos que dar sale apretar la “exprimidora”, de alargar un par de centímetros más la zancada, de no perder un momento la concentración en el objetivo a conseguir, de no ceder a la tentación de “tomarte un respiro” en una bajada … en definitiva, muchas pequeñas cosas que pueden ir recortando segundos.

¿Importa mucho? No. Lo cierto es que no. No me importa. Acabé muy contento. Me sentí estupendamente. Aunque … seamos sinceros, me hubiera reforzado la moral haber bajado de esa marca.


 Así que ahora toca volver a intentarlo.


jueves, 15 de octubre de 2015

LA MILLA DE AVILA A CAMBIO DE TRANSPARENCIA




Leí el programa de fiestas de La Santa hace unos días. No caí en la cuenta al principio pero, poco después, lo releí en busca de la Milla de Avila. No estaba. Supuse que, tal vez, se retrasase por asuntos de calendario y ahí quedó. Pero ahora, leyendo Deportes en Avila, compruebo que no, que la Milla no se celebrará.

Hace tiempo ya escribí al respecto de esta prueba y mi opinión no ha cambiado. Lo primero y principal es atender al deporte abulense, a sus escuelas deportivas, los juegos escolares, a sus clubes, los monitores, los entrenadores, los deportistas, las instalaciones, al deporte popular y al deporte de edad. Y lo que sobre para grandes espectáculos y competiciones “de talonario”.

Así que, en ese sentido, no me produce un “hondo pesar” la ausencia de esta prueba. Desde luego seguro que mucho menos que al agente de los atletas que participaban en la misma. Me figuro que a él si le estará escociendo  la decisión. Más que a sus atletas. Todo va en función del “pellizco” que quedara en cada bolsillo.

Ahora viene la segunda parte. Y ese dinero ... ¿En qué se va a emplear? ¿En el atletismo? ¿En el deporte en general? ¿En tapar huecos? ¿En ayudas a los más necesitados?

Entro en la página web del Ayuntamiento de Ávila. Busco el presupuesto de 2015. No lo encuentro. Busco las subvenciones a los clubes deportivos de Avila. No lo encuentro. Busco los ingresos y los gastos relacionados con actividades deportivas. Algunas cifras generales sin explicaciones detalladas: un presupuesto de 2,7 millones de euros en el capítulo “Deportes” en 2012 y de 2,8 en 2013, un presupuesto del Patronato Municipal de Deportes…. Cosas así ….No se si busco en vano o si es que soy muy malo “al timón”.

Tampoco es infructuosa la navegación. No está demás comprobar que, junto al deporte, existen otras muchas actividades en Ávila de carácter cultural y asociativo que requieren la atención debida. Detrás de cada una de ellas hay también necesidades.

Existe una pestaña bajo en nombre de “Transparencia” en la que se informa que el Ayuntamiento tiene una nota de 81,3 sobre 100 y que ocupa el puesto 80 en el ranking de 2014 (¿de cuantos? … no se sabe).
Visto lo visto se me antoja una nota muy generosa para la información disponible...

Así que, ya que nos hemos quedado sin Milla y a cambio de ella… ¿No sería posible que el Ayuntamiento le diera un empuje a su “transparencia” y nos diera detalles de lo que gasta en el deporte? … Cuanto subvenciona a cada club, cuánto cuesta el mantenimiento de las instalaciones (quizá saberlo ayudaría a que los usuarios contribuyesen a conservarlas mejor), cuánto cuesta cada escuela deportiva, cuánto se gasta en competiciones …


En definitiva, un desglose más asequible de las partidas de ese presupuesto de cerca de 3 millones de euros dedicado al deporte. 
O sea, más transparencia. 
Seguro que sube la nota.

sábado, 26 de septiembre de 2015

CARRERA AVILA SOLIDARIA: EL DEBUT



No paraba de mirar el reloj. Ya estaba intranquilo. Quería salir del trabajo. Quería recoger el dorsal cuanto antes. Su primer dorsal. A las siete se despidió y salió en dirección al Palacio de los Velada. 

Minutos después estaba en la puerta. Entró y encontró un montón de gente. Algunos de ellos charlaban distendidamente. Tiempos, entrenamientos y dolores. Se fijó con más detalle en ellos: tenían ese aspecto que tienen los corredores de toda la vida, fibrosos, delgados, más morenos de lo que se está a estas alturas del año, vistiendo ropa que realzaba más su planta de atletas, zapatillas deportivas, camisetas ajustadas con rótulos de otras carreras, de maratones... 
Se acercó al mostrador y pidió su número. “¿Talla de camiseta?”, le preguntó una de las chicas que atendía. “Pues … no sé. Dame ¿la L?”. “Pruebatelá mejor”. Ese punto de desconfianza le dolió un poco. 
Se la probó y … efectivamente, ... “la lorcilla sótano” asomaba peluda por el dobladillo de la camiseta. Mejor la XL. Si quería correr con ella mejor evitar apreturas.

Dedicó el resto de la tarde a preparar el material de la carrera. Colocó el dorsal en su nueva camiseta. Intentó varias veces poner el chip en su sitió hasta que decidió abandonar en la confianza de que funcionara, se probó varios pares de calcetines sin decidirse por alguno de ellos, temiendo que una rozadura echase por tierra todo su esfuerzo.

Después pasó a la parte tecnológica.  Necesitaría por lo menos 30 o 35 minutos de música y, además, acabar con el “We are the chmapions” de Queen. ¿Cómo hacerlo? Tenía que entrar con esa canción en meta. Tanto tiempo escuchándola en la tele cuando alguien ganaba un campeonato o un torneo que esta vez, de cualquier manera, se la dedicaría a sí mismo. Resolvió grabarla desde el minuto 28 hasta el 42. Cuatro veces. Si todo iba bien entraría al sonar la primera. En caso contrario la escucharía tantas veces como fuera necesario.
Revisó el pulsómetro y el cronómetro.

Se acostó y aún le estuvo dando vueltas a la carrera un par de horas. ¿Sería capaz de terminar? ¿Por qué no? Llevaba casi tres meses corriendo y ya había hecho alguna salida de 45 minutos, así que terminar... debería terminar. ¿El tiempo?. Aunque a todos los que le preguntaron les decía que con acabar le valía, en su interior atesoraba una marca con la que soñaba. No se lo había dicho a nadie. Es cierto que tampoco tenía mucha gente con quien compartirlo, pero esa marca era su reto personal. 

Todavía sentía esa particular emoción imaginando entrar bajo el arco de meta y ver el tiempo en su cronómetro: 29’ 59”. Se le ponía la carne de gallina solo de pensarlo. Una más de tantas veces. 
La admiración de sus amigos, de sus compañeros de trabajo, … 
Se obligó a pensar en otra cosa. Así no pegaría ojo en toda la noche.

Al día siguiente se levantó tarde. Era sábado. Era EL SÁBADO. Un rato después iba a cumplir un objetivo largamente deseado: correr una carrera.
Desde el momento que puso los pies en el suelo le asaltó una sensación angustiosa. ¿Qué les pasaba a sus piernas? ¡Qué pesadez! ¡Qué cansancio! Volvíó a tumbarse. Una hora después se incorporó procurando olvidarse de si sus piernas estaban dispuestas a correr o no.

El día anterior había resuelto el menú: pasta. Espaguetis con tomate y atún. Y prontito para hacer una buena digestión.

Y por fin a las cinco y media de la tarde salió en dirección al Grande. Una garra le atenazaba el estómago. Otra, las piernas y su corazón, convertido en un tambor, latía a 98 pulsaciones/minuto. La tecnología le empezaba a recordar que, aún sin empezar a correr, ya estaba mucho más alterado de lo normal.

Quería calentar un rato, pero sin cansarse. Quería estirar un rato, pero sin poner en peligro su musculatura. Quería disfrutar del ambiente, pero también estar concentrado, superar el miedo y los nervios que le atenazaban. ¡qué sensación más extraña!. Estaba a la vez eufórico, asustado, nervioso, ilusionado, … ¡Por favor!¡Qué den la salida ya!

Y la dieron. Echó a correr. Por un momento se vio invadido de un cierto temor a caer, le empujaron varias veces, la gente le adelantaba por todas partes. Había elegido mal donde colocarse. Demasiado adelante. Apretó el ritmo. Miró su pulsómetro y el cronómetro. No pudo sacar conclusión alguna. Era demasiado novato para entender lo que estaba pasando. 
Corría a más velocidad de lo que lo había hecho nunca. 
Al llegar al primer kilómetro tendría una referencia. Mientras tanto, su único objetivo era mantenerse a flote entre la marea de corredores. 

El primer indicador de la distancia se le pasó sin verlo. Ya llevaba 8 minutos y tendría que haberlo dejado atrás. El segundo no lo podía perder. Tenía que saber cómo iba, porque a estas alturas se le estaba saliendo el corazón por la boca. Su pulsómetro indicaba 143. Los pulmones le estallaban y las piernas le dolían. Vio a lo lejos el Km 2. 10:59. ¡Dios! Estaba yendo mucho más deprisa de lo que jamás hubiera pensado. No podría mantener ese ritmo y mucho menos sabiendo que aún no estaba en la parte más dura del recorrido. Trató de ralentizar un poco la marcha, pero ahora iba cuesta abajo y se notaba más cómodo.

El km 3 lo pasó en 16:25. Y entonces empezó a sentir una oleada de euforia. “Esto debe ser una subida de adrenalina”. Solo quedaban dos kilómetro y ¡¡¡tenía un margen de algo más de 13 minutos para cumplir su sueño!!!. Pero ya había terminado la cuesta abajo. Estaba en La Ronda. El primer síntoma de que las cosas no iban bien fue verse adelantado por oleadas de corredores que habían sido más cautos. El segundo, el maldito pulsómetro: 162. Muy por encima de lo recomendado. El tercero, las piernas. Un dolor inmenso y una pesadez enorme le imposibilitaban lanzar el pie hacia delante. La gravedad se multiplicaba por momentos. Se notaba pegado a esos adoquines sin capacidad para levantar apenas unos centímetros los pies. Vio San Vicente. Quedaba poco para terminar la tortura. 

Un poco más adelante estaba el Km 4: 23:52. ¡Casi toda la renta echada a perder! ¡Y aún quedaba un kilómetro! ¿De donde sacar fuerzas para completarlo? La selección de música motivadora no estaba sirviendo para nada, de hecho apenas la prestaba atención. Su cerebro solo estaba ocupado en gestionar las señales de su cuerpo, cada vez más alarmantes. Entró en el Paseo del Rastro. ¡Estaba agotado! ¿De donde sacar fuerzas para terminar? 

No quedaba nada para la meta, pero a la vez lo sentía como una distancia insalvable. Miró el crono justo en el momento en que Queen comenzaba a sonar en sus oídos, pero se dio cuenta de que, en realidad, lo que quería  escuchar era los aplausos de la gente y sus gritos “Vamos, vamos vamos. Venga campeón. No queda nada. Vamos, tú puedes”. Se arrancó los auriculares. Noto cómo se le ponía la carne de gallina. Y apretó. Apretó todo lo que pudo. El Grande. Una curva más. Miró al crono entrando en la meta. Apenas pudo entrever el tiempo porque tenía lágrimas en los ojos. 29: 39.

No pudo contener la emoción. Había terminado. Había cumplido su objetivo. Estaba riendo y llorando a la vez. Y mientras sus sentidos procesaban los sonidos, los colores, los olores de la meta, su cerebro estallaba en reacciones emocionales jamás sentidas.


Su médico se fundió en un abrazo con él. 
Todos esos largos meses de terapia habían dado resultado. 
Su paciente estaba a salvo. Adiós pastillas.  
Por fin había encontrado otro motivo para vivir.


miércoles, 23 de septiembre de 2015

YO NO CORRO ... ¿Y QUÉ?



Somos la leche.

En este país somos así. Una raza forjada por sangres de diferentes culturas que ha fructificado en un carácter pura víscera. Somos los amos en todo el espectro de las actividades. Capaces de estar tumbados al sol sin darle un palo al agua, cervecita va y viene, tortillita de patatas o de camarones y a la vez dispuestos a ganar cualquier cosa que se nos ponga por delante si encontramos la motivación para hacerlo a la vez.

Y ahora nos ha dado por correr.

El otro día me encontré con un amigo que me contaba de unos chavales de su pueblo. Años atrás cerraban todos los garitos de la comarca. Se pasaban de fiesta todos los días en los que se juntaban. Las cajas de cerveza desaparecían como si acabaran de volver del desierto sin probar líquido en meses y, puestos a fumar,… se fumaban todo lo que encontraban. 
Pero eso era hace unos pocos años. Un buen día a uno de ellos se le ocurrió que tenía que salir a correr. Y salió. Y después, otro se dejó convencer. Y también. Y así uno detrás de otro hasta casi completar el grupo. Siempre hay un nostálgico que prefiere mantener las tradiciones.

Y puestos a correr, nada de unas carreritas. No. Carreras de montaña, ultra trails, kilómetros verticales,  maratones alpinos. Todo de lo más bestia.

Si antes eran capaces de acabar con todo el alcohol de un local, ahora lo serían de cualquier distancia, aún cuesta arriba, que se les pusiera por delante.

Y ahí están. Tan contentos de su transición. De un extremo a otro. De pasarlo bien de un amanera a hacerlo de otra completamente distinta. De la cerveza al acuarius. Del cochinillo a la soja.

Y como somos así, ahora me encuentro a gente que ¡casi se siente en la obligación de pedir disculpas porque no corre!
Bueno … es que yo no corro porque me resulta aburrido”, o “no corro porque no tengo tiempo”  o …

Pero ¿Qué es esto? Un poco de equilibrio y sensatez.

Correr es una opción de hacer deporte, de hacer ejercicio, de bienestar. Pero no es la única. Se puede caminar o jugar a cualquier deporte que nos permita estar activos. Y ya está. Parece que correr se ha convertido casi en una obligación. Y no es así. Ni mucho menos.

Correr es fantástico. Todo el mundo puede correr. Pero que lo haga quien quiera. Sin agobios, sin obligaciones. Simplemente como diversión, para hacer amigos, para sentirse activo, para lo que cada uno encuentre en la actividad.

Y el que no corra, que disfrute de la vida como mejor le parezca, que hay muchas maneras y todas son respetables, en lo que no suponga fastidiar a los demás. Y el que prefiera estar sentado en una terraza tomándose unas cervezas y fumando un puro, que lo haga sin sentir envidia de ese grupo que pasa corriendo por delante. Sin necesidad de disculparse. Cada uno debe ser feliz como mejor lo entienda.


Y todo esto, dicho con gracia, en el video de Leo Harlem. Un genio.