viernes, 3 de junio de 2016

EJERCICIOS DE CROSS CRAWL COMO PARTE DEL CALENTAMIENTO



A lo largo de mi vida de corredor he asistido en innumerables ocasiones a ardientes y apasionados debates sobre el calentamiento previo al entrenamiento y al “descalentamiento” posterior.

Opiniones existen para todos los gustos, como no podría ser de otra manera, entre otras cosas porque no somos todos iguales y por tanto, no respondemos todos de idéntica manera a una misma pauta de entrenamiento. Así que… vayamos por partes.

¿Hay que calentar? Pocas dudas existen al respecto. Parece bastante sensato que, antes de poner al cuerpo a trabajar en unos niveles de esfuerzo cardiovascular y muscular determinados, conviene darle un tiempo de acondicionamiento previo.

¿Cómo calentar? Es aquí donde, en mi experiencia, más discrepo del procedimiento común. Para una amplia mayoría de corredores es suficiente con echar a correr quince o veinte minutos a un ritmo suave. Posteriormente si el entrenamiento consiste en un rodaje, basta con seguir al ritmo estipulado y, si son series o cambios de ritmo, fartlek etc, pararse y hacer unos ejercicios de tonificación muscular entre el calentamiento y la sesión.

Yo también lo hacía sí.

Antes.

Pero ahora no. Actualmente mi práctica de  calentamiento incluye unos ejercicios de movilidad previos a la carrera. Por despacio que tenga pensado empezar a correr. Se trata de hacer unos ejercicios de los llamados de “CROSS CRAWL”.

Estos ejercicios estan relacionados con la activación del sistema nervioso, la coordinación, el equilibrio etc. Y lo que es más importante de cara al entrenamiento: la movilización, previa a la carrera, de un gran número de músculos que van a intervenir en ésta, en especial músculos de la espalda y la zona pélvica a los que, por regla general, no hacemos ni caso.

Existen varios tipos de ejercicios, que se muestran en la figura de más arriba. Se hacen moviendo una pierna y el brazo contrario alternativamente. Por mi parte, hago cinco ejercicios, 30 repeticiones de cada uno de ellos (quince con cada brazo-pierna), es decir, unos cinco o seis minutos.

Os puedo asegurar que noto una enorme diferencia de comenzar a correr habiéndolos completado a no hacerlos. Y estoy convencido que es una manera de prevenir lesiones.

En cuanto al “descalentamiento” … lo primero que no me gusta es la palabra. No se trata de “descalentarnos” o de “enfriarnos”. Se trata de volver con cierta progresividad desde la máxima actividad que pueden suponer unas series, al descanso tras el entrenamiento. En mi opinión la mejor manera de hacerlo es realizar un ligero trote y unos cuantos ejercicios de estiramientos a lo largo de quince o veinte minutos.

¿Cuál es eterno problema de esta propuesta? El tiempo. Como siempre vamos mal de tiempo, pensamos que lo más importante de la sesión de entrenamiento es esa parte central del mismo: la hora de rodaje, las 8 series de mil, los cambios de ritmo etc., suponiendo que, puestos a recortar, perdemos menos si eliminamos unos minutos de calentamiento o de desactivación (llamémoslo así). Lo cierto es que todo es importante y deberíamos ser capaces de dimensionar cada unas de las tres partes del entrenamiento para que nos diera tiempo a hacer un poco de todo, recortando la hora de rodaje hasta los cincuenta minutos, las 8 series de mil a siete etc.

No creo que nuestro rendimiento se resintiese mucho y, en cualquier caso, estoy bastante  seguro que reduciríamos de una manera considerable el riesgo de lesiones.


Probad. 

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