domingo, 6 de agosto de 2017

CARRERA NARRILLOS DE SAN LEONARDO 2017





Tengo en mi estantería una hucha. Es un cerdito-hucha que me tocó hace unos años en el sorteo de la Carrera de Narrillos. Uno de esos regalos que de pronto llegan a tus manos y tú decides si guardarlos, tirarlos, darlos o usarlos. Lo cierto es que pasaron meses hasta que al cerdito le cayó la primera moneda, que tampoco sería de las gordas. Cobre más que níquel.

Pero al poco, según llegaba a casa, esas monedas que las prisas no permitían que entraran en el monedero y acababan saltando en el bolsillo, pasaban a alimentar al cerdito.

Cuando era pequeño solía guardar el dinero en una hucha, pero no tardé en aprender a sacar con un cuchillo las monedas por la ranura. Incluso aún guardo una de ellas (con monedas de 50 céntimos, pesetas y duros) a la que directamente le practiqué un agujero suficiente para que todo lo que entrase pudiera salir en caso de necesidad, cosa inevitable cuando se pretende acabar una colección de cromos.

Ayer fue la carrera de Narrillos de San Leonardo. Muchos niños en las carreras infantiles, cada año más diría yo y unos 150 corredores en la absoluta para recorrer el ya clásico circuito por el pueblo y las cuestas de sus alrededores.

Dominio absoluto de Jorge Blazquez con Hugo Tardón y Luis Miguel Martín completando el pódium y gran carrera de Pedrito y Fran, cuarto y quinto respectivamente. Entre las chicas, Pilar, Longi y Virginia. Por detrás ilustres incombustibles como Zipi, Alejandro, Rilo, Roberto, David, Oscar, Alfonso, Rafa, Raúl… y Vicente.

Ayer reaparecía. Después de muchos meses, tal vez un año sin competir, ayer se volvió a colocar un dorsal. Vicente es de esos corredores que no engaña, que no se esconde, que si está bien y entrenando a tope te lo dice y si está mal y sin entrenar, también. No responde a ese extendido y cansino estereotipo de corredor “ay es que me duele aquí, ay es que no he dormido”. Para lo poco que lleva entrenando ayer consiguió terminar en el puesto 19. “El primero de los gordos”, me dijo en la meta.
Ja.
Ja Ja.

También estaba por allí Alberto, otros años en el pódium y esta vez de obligado espectador pero con la pierna con mejor aspecto. Muchas sesiones de rehabilitación desde hace un mes que le vi. Mucho trabajo y mucho esfuerzo, pero en el camino.

Y también estaba Guille Buenadicha. Correrá más o correrá menos, que hasta ahora siempre es más según su rigurosa contabilidad de marcas, medias, distancias y ritmos (asco de ingenieros), pero Guille tiene el mundo conquistado porque es de esas personas para los que las cosas de la vida solo tienen una cara: la positiva. El resto no entra en la ecuación. Cumplió su programa como quien resuelve la matriz de un endomorfismo de un espacio vectorial en cierta base asociada a la descomposición en suma directa de subespacios invariantes bajo dicho endomorfismo
Plis plas. "A 4’24’’ y además he ganado a XXX". (XXX es su gran y secreto rival). A por la siguiente.

Y me marché de los últimos porque a esa hora en la que ya se va escondiendo el sol, resulta muy agradable charlar con los amigos.

He de añadir un par de cosas. Magnífica organización, como todos los años y muy buen ambiente en el pueblo, volcado con la carrera. Muchas gracias a todos.


¿Y la hucha? Creo que fue hace cuatro años cuando la gané. Lo cierto es que la hucha es bastante fea pero cuando me la dieron me dijeron que era una colaboración con la carrera de una asociación de personas con algún tipo de discapacidad. La voy cebando. Es grande así que tardaré en llenarla. La he cogido cariño así que tendré que darle un destino digno a la fortuna que atesora. De momento no la he profanado, que ya es mucho. 

1 comentario:

  1. Ojalá subir la maldita trocha de Narrillos (¡dos veces!) fuera tan fácil como resolver la matriz de un endomorfismo de un espacio vectorial en cierta base asociada a la descomposición en suma directa de subespacios invariantes bajo dicho endomorfismo... :-)
    Muchas gracias por los inmerecidos halagos, Ángel. A punto estuve de estropear mi positivismo por esforzarme vanamente durante 600 metros en seguir la estela de dos grandes compañeros de club. Ese apretón inicial mermó mis ambiciones, pero como dices, acabé contento (hasta ahora siempre ha sido así...).
    La siguiente, Sotillo. Como nunca la he corrido, todo será mejorar, y/o ganar a rivales secretos.
    ¡Un abrazo!

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