Foto del poco rato que me mantuve sobre la bici |
Primero de carrera en
la Universidad. Examen de Cálculo en julio. Suspenso 4,5. Había estudiado bien
y el examen no me salió mal. Simplemente el profesor fue más riguroso que yo
preciso en las cuentas.
Ese suspenso de julio
se repitió en septiembre ,y con ello, la asignatura al curso siguiente. Eran
otros tiempos en la Universidad. De
nuevo examen de cálculo en julio. Suspenso 4. Otra vez a septiembre.
Me pasé el verano
entero estudiando Cálculo. Cuando digo entero quiero decir 8 o 10 horas diarias
durante todos los días hasta la fecha del examen. Sabía Cálculo para aprobar
con los ojos cerrados. Examen de septiembre. Suspenso 4,5.
¿Qué pasaba? Por aquél
entonces no lo sabía, pero hoy si: falta de confianza, miedo a lo que pudiera
pasar y agarrotamiento mental agudo.
Mi Cálculo de ahora es
el duatlón.
Me he arrepentido a
tiempo de probar con el triatlon. Era una lucha muy desigual. Soy hidrófobo,
alérgico al cloro, coeficiente de flotabilidad negativo, y no tengo branquias
que me puedan ayudar. Cuando veo los
documentales de leones marinos en La2 me veo como su ser complementario: mi
desplazamiento en el agua es equivalente al suyo en tierra.
Lo intenté en el
duatlón. Los seguidores de este blog ya son conscientes de mis intentos.
Ducross de Brunete, Ducross de Humanes de Madrid y Duatlon supersprint de
Valladolid.
Mi cuarto intento era
Ávila en la distancia sprint.
Y no llegué a meta.
En una rotonda me abrí
en exceso, rocé la rueda con la zapatilla y derrapé hacia el bordillo golpeando
la bici con tan mala suerte que se salió el cable del cambio.
Si hubiera sabido algo
de mecánica lo hubiera podido arreglar en el momento. Pero no. Tampoco sé
mecánica de bicis.
En realidad lo que me
ha pasado en esa rotonda me podía haber pasado en la siguiente o dos más allá.
Estaba tomando las curvas de la mejor manera que podía y eso debía estar bastante lejos de la manera
de debía.
Falta de entrenamiento.
No salir a montar en bici de carretera y subirse a una a competir debe de ser
algo así como si Fernando Alonso entrenara con un camión antes de un gran
premio.
Falta de confianza.
Miedo. Iba por encima de mi ritmo y no quería entorpecer a los que me iban
adelantando.
Falta de un
planteamiento de carrera inteligente. ¿Por qué competir una prueba que no
domino? Lo lógico hubiera sido salir más tranquilo en la bici e ir cogiendo
destreza a medida que fueran pasando vueltas en vez de atosigarme y empeñarme
en seguir a los que me iban adelantando. Un error difícil de corregir por el
afán competitivo que nos acompaña a todos, pero que, a veces, es prudente dejar
de lado.
Total. A seguir
estudiando. A septiembre o cuando sea, pero con un poco más de cabeza y
buscando algo más de confianza.
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