Solo me faltabas tú.
No tengo bastante con lo que tengo y aprovechas el peor momento
para hacerte visible. Poco a poco empiezas a desarrollarte. Primero eras una
inapreciable curva, incluso graciosa, pero después fuiste tomando cuerpo (nunca
mejor dicho). Como quien no quiere la cosa. Lo más duro es saber que estás
hecha de la peor materia que uno podría echarse a la boca. Estas hecha de los
caprichos y antojos con los que uno trata de sobrevivir en momentos de
debilidad y flojera. Hecha de chocolate y galletas cookies, de nata y crema.
Bombones y hojaldres.
Miro al espejo y te veo asomar. De
cóncavo a convexo. Me pongo unos pantalones y el cinturón me exige una
explicación. La báscula se burla de mí. Eh
tú, chulito… tantos años presumiendo … ¿y ahora qué? Te duele ¿eh? Pues ahora
te aguantas y sufres.
Asquerosa.
No vas a poder conmigo. Desde el
primer momento que me ponga a correr eres objetivo prioritario. Voy a acabar
contigo. Nos has cogido con la guardia baja. A mí y a todos mis órganos y
vísceras, a mis músculos, tendones y huesos. Pero no te relajes porque les estoy
reclutando para ir contra ti. Tienes rehenes, ya lo sé. El intestino, mi
querido páncreas al que tantas veces he exigido en las carreras que aportara un
poquito al esfuerzo colectivo, el hígado… incluso al píloro. ¡Pobre píloro! ¡Qué daño te habrá hecho a ti el píloro! No te relajes. Les
voy a liberar uno a uno y cuando menos te lo esperes habrás desaparecido.
Acabarás siendo víctima
implacable del ciclo de Krebs de mis células que te consumirán en pocas
semanas. A lo sumo unos meses.
Te veo ahí, rebosando por la
cinturilla de mis mallas y me parece mentira. Traicionera. Con lo que te hemos
cuidado y ahora te rebelas contra todos. ¿Crees que a las rodillas les hace
gracia verte asomar y soportarte? ¿Y a los pies? ¿No tienen bastante con lo que
tienen? ¿A qué viene someterles a ese sobre esfuerzo? Lo vas a pagar caro.
Traidora. Tripa traidora.
No te pateo porque no llego.
No te recorto porque no
soportaría ver tanta sangre a chorro.
No te liposucciono porque no eres
para tanto.
Pero te voy a quemar. No con
fuego porque tampoco soportaría el dolor de las quemaduras. Te voy a quemar a
kilómetros. Corriendo, en la bici o en
la elíptica. Te voy a quemar viva.
Despídete del mundo, tripa asquerosa.
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