Ayer estuve
hablando con mi amigo Paco. El domingo corrió en Madrid, nada menos
que el marathón. Me contó su carrera y todas las historias de alrededor. Su
marca, sus tiempos de paso, sus dolores, la feria del corredor, la comida de la pasta, y
tantos otros detalles que hacen que una carrera sea más que solo una carrera.
El marathón del pasado domingo fue el trigésimo quinto Marathón
Popular de Madrid, ahora llamado Rock ando Roll Marathón. Seguro que el dinero
tiene algo más que ver que la música en todo esto. En fin.
Según se marchó Paco, me quedé enganchado a mi memoria y, no
puedo ocultarlo, sintiéndome un dinosaurio.
Yo estuve en el primer marathón de Madrid.
Ya lo conté en el blog. Pero no me resisto a "subirlo"
aquí de nuevo.
MI PRIMER
MARATHON. EL PRIMER MARATHON DE MADRID.
Foto: mi
dorsal del primer marathon de Madrid
El 21 de Mayo
de 1978 yo tenía 15 años y siete meses recién cumplidos y por consiguiente era
todo un ignorante.
No llevaba más
de un año practicando atletismo y de una forma un tanto irregular, pero ni mis
amigos ni yo tuvimos dudas: no podíamos faltar en todo un acontecimiento
atlético: el primer Marathon Popular de Madrid.
A lo largo de
las últimas semanas se había publicado en la prensa la organización de la
prueba y Samuel, ávido lector del Marca, nos tenía puntualmente informados de
los acontecimientos que se sucedían. Así que, el miércoles anterior a la
carrera decidimos hacer “un test” y nos fuimos a dar una vuelta corriendo por
Madrid: desde el polideportivo de la Concepción, Parque de las Avenidas,
Francisco Silvela, Castellana, el Bernabeu, Plaza de Castilla y volver. No sé
cuantos kilómetros recorrimos, pero decidimos que era suficiente. Si habíamos
sobrevivido al entrenamiento seríamos capaces de afrontar con garantías el
marathón … cuatro días después. El jueves nos fuimos a la calle Salitre 43,
donde se formalizaban las inscripciones y después de esperar una cola infinita
que daba la vuelta por varias calles del barrio, conseguimos el anhelado
dorsal.
El domingo, a
las 8:30 de la mañana, el Paseo de Coches del Retiro estaba abarrotado de
corredores. Yo no recuerdo los detalles de aquella salida porque además no soy
del todo capaz de separarlos de los de los años siguientes, pero lo que si me
atrevo a asegurar es que la inquietud, la emoción y el espíritu de aventura se
mezclaban con el enorme desconocimiento que teníamos los más de 7.500
corredores que estábamos pendientes del disparo de salida de lo que iba a
ocurrir en las próximas horas. De todos nosotros no había más de un par de
docenas de maratonianos con experiencia, del resto, miles y miles no habían
disputado nunca una carrera.
Prueba de ello
es uno de los recuerdos más claros que tengo: subiendo por la Calle Alcalá
escuchaba, entre jadeos, el golpeteo de unas pisadas a mi espalda, al poco rato
me adelantó un corredor calzando botas de futbol, ¡con sus tacos incluidos!.
Mi padre
siempre me recuerda la sorpresa que se llevó cuando nos vio pasar a mis tres
amigos y compañeros de aventura, Samuel, Francisco y Miguel y a mí por la Plaza
Mayor a muy poca distancia de los primeros de la prueba… en realidad quedaba
casi todo el marathon por delante, ya que aquello no sería más que el kilómetro
5.
Y de entre todo
el recorrido que quedaba, ahí estaba el calvario de la M-30: una infinita cinta
de asfalto gris, sin un solo árbol, un territorio desierto de público, hostil
por el tráfico que circulaba ajeno a la prueba y estratégicamente situado en lo
que luego conocimos como el “muro”, palabra mítica entre los corredores de
marathón y que en aquella carrera se hizo palpable y evidente para casi todos
nosotros: allí donde te quedas sin fuerzas, vacío. Como ese explorador del
desierto que, en las películas, claudica y se arroja de bruces a la arena hasta
que el director dice “corten”. Solo que aquí no había tal película ni director
que te sacase de la pesadilla y ¿Qué podías hacer en mitad de la M-30 sino
andar hacia delante en busca de la civilización? Pues eso: andar. Yo llegué a
la meta. Mis amigos también. Éramos atletas. Éramos orgullosos. Pero estuve una
semana bajando las escaleras de mi casa “arrastraculo” y casi un mes con un
dolor en cada músculo de mi cuerpo, incluidos los faciales.
También
alcanzo a rememorar la enorme generosidad de los madrileños: además del
avituallamiento oficial, decenas de personas se apostaron en la calle con
fruta, agua o un puñado de “sugus”. Aquél maratón fue el bautizo para todos:
organización, corredores, espectadores, conductores…, en cierto modo, quienes
participamos fuimos pioneros.
En alguna
ocasión me he preguntado cuanta parte de mis lesiones han tenido su origen en
correr estos maratones de juventud (casi diría de infancia). No lo sé y tampoco
me importa mucho. Ya no puedo remediarlo. Pero me alegro que los tiempos hayan
cambiado: se ha evolucionado enormemente en el mundo del atletismo y por tanto,
también en el de las carreras populares.
Yo tambien corrí este Maratón con 19 años. ¿Se puede conseguir la clasificación ? Hice 4 horas y 12 minutos
ResponderEliminarHola Juan... ¡Que pequeño es el cibermundo! Tu y yo hemos compartido muchas carreras en el equipo de atletismo de la Escuela de Montes. ¡Caramba! ¿Es que no te acuerdas de mí?
ResponderEliminarHola Ángel, soy el Miguel que mencionas en esta entrada.
ResponderEliminarHe encontrado casualmente este blog buscando información sobre el primer maratón de Madrid, el cuál he vuelto a correr 37 años después, ¡ya era hora!
No te puedes imaginar la ilusión que me ha hecho reencontrar a un viejo amigo y volver a recordar esta experiencia que vivimos juntos. Algunas de las cosas que cuentas ni las recordaba.
Me ha alegrado saber que sigues corriendo y que nunca lo dejaste y también el nivel que mantienes a pesar de los años, esto no sé si va a servirme de estímulo para progresar o me va a hundir en la más profunda miseria.
Me gustaría que pudiéramos encontrarnos en alguna ocasión.
Un abrazo.
Miguel !!!!! Qué alegría volver a saber de tí!!!!
EliminarEspero que nos veamos pronto en una carrera y recordar viejos tiempos. Un abrazo.
El domingo pasado hice mi séptimo maratón en Valencia. Este año tenía dudas de si acabaría debido a una lesión en verano. Pero ahí está lo conseguí de nuevo. 1978 y 1982 (Madrid); 2011, 2012, 2013, 2014 y 2015 (Valencia). Me encanta el Maratón y Valencia se está poniendo increible
ResponderEliminarEnhorabuena Juan. A por el siguiente!!!
Eliminaryo también con 16 años corri ese marathon y nunca lo olvidaré pues fue mi primero y útlimo por la dureza y la inconsciencia, pero memorable. lo corrimos cuatro de mi clase del COP, y acabamos lo cuatro, nunca supimos como porque solo habiamos entrenado 20 km
ResponderEliminaralguien sabe donde conseguir la clasificacion del primer maraton de madrid muchas gracias
ResponderEliminarEstimado Ángel, también corrí el primer marathon de Madrid.
ResponderEliminarSoy Eduardo Pérez-Laorga, compañero de carrera universitaria, que no de carreras atléticas.
Tenía yo 14 añitos y me apunte en la calle del Salitre, que me parecía el que estaba en el fin del mundo. Corrí con mis hermanos y primos y acabamos unos cuantos. Después continué corriendo los maratones hasta 1981, con 17 años.
Hace un par de días he vuelto a correr un maratón en Valencia, donde vivo ahora. 35 años después.
Hola Eduardo. Un placer volver a saber de ti. Espero que nos podamos ver en una carrera, en un curso o e un congreso forestal y nos echamos unos kilómetros. Un abrazo.
EliminarHola Ángel, estoy escribiendo una novela y mi protagonista corre la maratón de Madrid en 1978 y necesito información por si me puedes ayudar: ¿Cuál fue el recorrido ?¿A partir de que fecha se podía hacer las inscripciones?¿Alguna anécdota más aparte de las zapatillas de fútbol? Muchas gracias
ResponderEliminarHOla, yo también corrí el primer MAPOMA del año 1978, con 15 años y 7 meses, soy de Septiembre del 62, fue una experiencia increible. 4h.07' Inolvidable
ResponderEliminarHola:
ResponderEliminarYo tenía 20 años, y me gustaría ver la clasificación.
¿Podéis ayudarme?
Muchas gracias y un saludo,